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La salud mental no se refleja porque estés fuera de un manicomio o porque te ves bien, es una cuestión de equilibrar emociones y sentimientos.

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¡Qué buena iniciativa establecer un día para poner de manifiesto la importancia de la Salud Mental! La idea es cada 10 de octubre se hable de los problemas mentales para que el mundo esté más consciente de que hay problemas invisibles que es necesario exponer.

La salud mental no se refleja estando fuera de un manicomio como se mostraba anteriormente, tampoco es una cuestión de “verse bien” sino es una cuestión de equilibrar emociones y sentimientos. Obvio que no es así de simple, requiere un trabajo consciente de reconocer y nombrar aquellas emociones que producen demasiada tristeza o alegría, también obliga a buscar ayuda profesional y a lo mejor obligue a tomar distancia con algunas personas cuya presencia, comentarios o forma de ver la vida daña nuestra esencia.

Tener alteraciones de la salud tampoco nos convierte en “locas” o “desquiciadas”, no, solo nos hace seres humanos, incapaces de dominar todo su entorno a la perfección. Entre menos perjuicios tengamos más favor hacemos para que otras mujeres expongan su situación.

Personas con ansiedad, con miedos, con insomnio o con emociones que las sobrepasan no suelen exponerse en sus redes sociales, al contrario, se esconden mientras se sienten atrapadas, pero si todas supieran que no están solas, probablemente se sentirían consoladas.

Aunque no hay una fórmula infalible para mantener la salud mental en un estado óptimo, sí hay acciones y decisiones que nos pueden ayudar muchísimo, entre la información que encontré resalto los siguientes:

Perdonar: soltar las ofensas (no importa si son grandes o pequeñas, muchísimas o unas cuantas), es realmente un catalizador de paz especialmente cuando no nos lo piden. Hay que sacar de la ecuación que quien nos dañó regrese arrepentido –eso pasa en el menor de los casos–, pero como lo que se pretende es liberar nuestras emociones, en realidad que esa persona regrese a pedir perdón se convierte irrelevante. ¿Dolió? Sí, pero no perdonar solo hace que la herida supure y siga doliendo prolongadamente.

El perdón es la oportunidad de soltar y es más beneficioso para quien lo otorga que para quien lo pide. Escribe en una hoja las heridas que esa persona (o esas personas) te ha hecho y rompe la hoja cuando repitas con tus labios que las perdonas, hay que repetirlo hasta que sientas que algo se rompe dentro de ti. Por experiencia te puedo decir que ¡funciona!

No pierdas tu esencia

Relacionado al perdón hay un paso muy personal y complejo: perdonarte a ti misma. ¡Uff! Nos hacemos las locas tratando de evadir la culpa por haber confiado, por haber dicho o por haber guardado silencio, pero créeme que es necesario que te perdones, que dejes de exigirte como que eres un robot y reconozcas que fallar es parte de la naturaleza de todo ser humano, por lo tanto, no ayuda que te auto condenes ya que ese sentimiento daña tu autoestima y opaca tu visión. ¡Acéptate tal como eres!

Expresa lo que sientes. Guardar tus emociones, tus pensamientos o tu criterio es como dormir con un volcán a punto de un hacer erupción. Según tu temperamento, podrás guardar silencio, mientras esos pensamientos te carcomen el alma. O decirlos de manera inapropiada cuando salgan uno tras otro sin ningún filtro.

No permitas que algo o alguien (ni tú misma) callen tu voz, que impidan nombrar tus emociones o tu propia opinión. Incluso en el hogar, tienes derecho a expresar cómo educar a tus hijos y qué valores fomentar. Tu voz no debe ser silenciada por tu suegra, por tu mamá ni nadie.

No pierdas tu esencia. ¡Sé tú, siempre! Evita ser la versión de esa influencer que tanto ves en redes sociales o que tanta admiración despierta. Tienes todas las cualidades para desarrollar tu propio minicírculo donde puedes inspirar a otras: tus hijas, tus hermanas, amigas o la vecina.

Cuando dejas de compararte o tratar de imitar a otras, te encuentras con tu esencia. Sin importar cuánto peses, cuántos años tienes, cuántas arrugas tienes o cuánto has vivido ¡eres única! Esa humanidad debe impactarte a ti primero para luego impactar a otras.

¿Qué es la salud mental?

Los especialistas incluyen en salud mental el bienestar emocional, psicológico y social. Se ha concluido que la salud mental afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. Además, determina cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones.

La falta de ese equilibrio afecta todo el desempeño al que estamos llamada a desarrollar: la manera de pensar, el humor y el comportamiento en todos los ámbitos de nuestra vida y más recientemente se ha evidenciado el impacto de la salud mental en la salud física de la persona.

Mucho de lo que somos se concentra en la salud mental y por eso no debemos pasarla por alto, más bien se hace necesario inspeccionarnos para saber cómo procesamos el estrés, la carga de trabajo y cómo los malos hábitos también pueden contribuir a ese deterioro de nuestras capacidades emocionales, psicológicas y sociales.

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