Hugo Penagos: Bailar es transmitir emociones con el cuerpo imagen

Sus años de adolescente los pasó en competencias de baile, luego se mudó a Nueva York para estudiar y seguir su sueño de ser bailarín.

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Sumergido en la música, el baile y los escenarios, donde el tiempo se detiene y no existe nada más, así es la vida de Julio Hugo Penagos. Desde su etapa en el colegio descubrió su pasión por las artes, ese ambiente inundado de melodías y movimientos rítmicos.

Cuenta que sus años de adolescente los pasó en competencias de baile. “Estudiaba arquitectura en la Francisco Marroquín y ya estaba a punto de terminar el semestre. Repentinamente donde bailaba, fuimos a un concurso en Texas y me gané una beca. Dejé la universidad para dedicarme a esto”, relata.



A los 17 años cambió la vida a la que estaba acostumbrado para perseguir su sueño, y Nueva York era ese nuevo hogar. “Cuando estuve en Estados Unidos, fue la primera vez que vi a hombres bailar. Viví allá durante siete años, y trabajaba haciendo sets para las producciones en Broadway. Volví a Guatemala por una narcolepsia que tuve a raíz de apnea”, señala el artista.




Si yo hubiera escuchado a mis bullies, estaría sentado en una oficina haciendo números.

Tras su regreso a Guatemala, Penagos empezó a hacer musicales. El reto era distinto porque “la gente piensa que de arte no se vive y que los hombres no bailan. Cuando empecé dando clases, había personas que se salían porque yo era hombre”.

Formar su propia compañía de teatro musical ha sido, lo que él describe, como uno de sus logros más grandes. Desde entonces ha montado musicales como: Mary Poppins, Shrek, Los locos Adams, Mamma mía, entre otros.

“De mi trabajo siempre he estado seguro porque soy perfeccionista, y mi miedo era que la gente no fuera al teatro”, resalta.







Bailar es transmitir emociones solo con el cuerpo

“Cuando bailo es pura adrenalina y emoción. Cuesta pensar en algo más que no sea bailar y tratar de emocionar a la gente. El baile, para mí, es libertad de expresión y felicidad; tienes que transmitir algo sin hablar, solo con los movimientos de tu cuerpo”, asegura Penagos.

Sus diez años en el extranjero le enseñaron a ser competitivo y a tomarse las cosas en serio. “Durante las obras se me han quebrado dedos, me he lastimado. Como artista, uno debe estar dispuesto a aceptar críticas”, manifiesta.

Actualmente, la academia Dance Studio cuenta con 250 alumnos en sus dos sedes.

“En este arte nunca dejas de aprender. Es importante disfrutar lo que haces y saber cuidar tu cuerpo, estar seguro de ti mismo porque recibes mucha crítica”, afirma.







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