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Francisco lustra zapatos a domicilio, su sueño: tener una moto para llegar a donde lo llaman

Tenía 6 años cuando comenzó a lustrar zapatos.

Ha dejado su niñez entre la tinta y pasta. Ha caminado muchas cuadras todo el día para ofrecer sacar brillo a los zapatos de las personas que varias veces lo ignoran en la calle.

Él se vino con sus papás cuando tenía 6 años de edad de una aldea en San Pedro Jocopilas, Quiché y desde entonces la caja de madera con tinta, pasta y pedazos de tela han reemplazado a los juguetes.

Aunque, ahora tenga 17 años sigue siendo un niño que le gusta jugar pelota con sus primos en la calle y los videojuegos.

Jamás ha probado una gota de alcohol, menos fumarse un cigarrillo.

El adolescente es religioso. A pesar de andar todo el día en la calle desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche, le dedica tiempo a Dios.

Uno de los dones que descubrió en la iglesia a la que asiste, es tocar la conga y la güira. 

En la iglesia evangélica le han enseñado a tocar esos instrumentos y a él le fascinan.

Para Francisco, Dios nunca lo ha abandonado, porque dice que en medio de la escasez lo menos que ha logrado lustrar en un día son 10 pares de zapatos a Q5 y hay personas que le dejan su propina de Q10 o Q20. Con esto se ayuda para comer, aportar a su familia y ahorrar para comprar una moto.

Porque Francisco, a pesar de tener sexto grado de primaria se ha vuelto un emprendedor, ya que abrió su servicio de lustre a domicilio.

Para anunciarse, con la ayuda de algunas personas, hizo unos stickers a su caja en inglés y español.

A veces me llaman de algunas oficinas para que vaya, pero cuando es lejos no puede por el tiempo y el transporte.

Lo han llamado de Antigua Guatemala, donde le dicen que tienen varios pares de zapatos que lustrar, pero no puede ir porque le sale costoso pagar bus.

Francisco, que en 2020 cursará primero básico, dice que cobra a domicilio Q7.50 o Q10.

Pero, su emprendimiento no camina porque necesita una moto, eso haría las cosas más rápidas y mejor para él, asegura.

Francisco vive en Boca del Monte, en una casa de lámina que construyó su padre, su madre vende chuchitos y tostadas, pero el dinero no les alcanza. 

Mientras llega el día que consiga un trabajo más formal, seguirá lustrando zapatos hasta que Dios le cambie la vida, dice.

El teléfono de Francisco para el servicio a domicilio y apoyo es 4201-1970.

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