Me quiero mudar al baño. Tengo Salmonella
De repente sientes unas ganas de correr. No. Correr no. Casi volar al baño.
El dolor te muerde. Te tortura de tal manera los intestinos, que apenas y sientes el oxígeno entrar por tus orificios nasales. Nada calma la angustia que vives en ese momento.
Piensas que su oscura intención es matarte a pausas, porque cada síntoma ocurre a intervalos, y te asusta pensar en lo que viene después.
No hay cosa tan indeseable, como la sensación de náuseas que te provoca. Ese sube y baja de tu estómago tratando de deshacerse de algo que no existe en su interior.
Tu cuerpo. Tu pobre humanidad pierde la capacidad de defenderse. Te sientes destruido.
Un constante temblor te sube de los pies a la cabeza, hasta sospechas que te desmayarás.
Es cuando te enteras de que has perdido la fuerza de tus músculos, porque ellos también fueron invadidos.
Y la diarrea, la principal protagonista de todo esto, se vuelve tan dominante, que quisieras agarrar tu almohada y tu colcha y mudarte al baño. Casi agua.
Nada de lo que te lleves a la boca dura en tu estómago.
Y cuando llegan las fiebres la desesperación hace mella en tu cabeza. Tomas agua sin parar, porque necesitas apagar ese calor que absorbe tu cuerpo.
Y pensar que en tan solo ocho horas entró por tu boca sigilosamente para destruir en menos de 24 horas tu rutina, tu salud y tu estado de ánimo, y tirarte indemne en tu cama por 15 laaaargos días.
Y es cuando comienzas a pensar. ¿Qué comí? o ¿qué tomé? o también ¿qué toqué?
Haces remembranza y se viene a tu mente el pollo frito, el huevo estrellado o el vendedor de hot dogs en la calle que no tenía cerca un sanitario más que un matorral y no se lavó las manos antes de prepararte la comida.
Salmonella, le llaman los doctores. No la conoces, jamás la habías sentido, pero se metió en tu cuerpo y piensas que morirás. Mira este video
Pero, no. Solo es una infección cruel, aunque no te lo parezca, y es de los tipos más comunes de intoxicación alimentaria.
Matarla dentro de tu cuerpo conlleva beber de 8 a 10 vasos todos los días. Y cada vez que salgas del baño, una taza de cualquier tipo de líquido que quieras, té, agua, suero.
Comer como pajarito durante todo el día y banano como mono y suero.
Si eres saludable, en cinco días, adiós a la salmonella.
Pero si te azota pasarás dos semanas amargas que jamás olvidarás.
Y pensar que esa infección vivirá en ti hasta un año. Así que debes mantener la calma. Comer con mucho cuidado y proteger tu estómago.
Y si no mejoras, seguro tu doctor te mandará a tomar una buena dosis de antibiótico para que te recuperes pronto. A mí me pasó y, por eso. te lo cuento así.
Fotografías google