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Uno de los sentidos más poderosos, y menos aprovechados, es el sentido del olfato.

Hace unos meses visité una panadería que se caracteriza porque los dueños preparan el pan en el mismo local en dónde lo venden.

Sin muchas pretensiones, y quizás sin proponérselo, ese negocio ofrece una experiencia sensorial muy especial.

No sólo por el característico olor del pan recién hecho, sino porque la temperatura es cálida sin llegar a ser molesta.

Lo curioso es que, debido a estas sensaciones, a estos estímulos sensoriales, muchos vecinos optan por esa panadería, a pesar de que alrededor existen negocios similares.

Algo que noté es que, a pesar de que a las horas pico del negocio se acumula mucha gente, las personas entienden que se atiende en orden en que van llegando, algo poco usual en nuestra sociedad.

Pero sucede algo interesante: a pesar de que las dos dependientes apenas son suficientes para atender a tanta gente, no es raro que las personas en la fila inicien conversaciones casuales, como quien platica con un amigo.

¿Es posible que el olfato nos predisponga a un estado de ánimo óptimo?

El olfato, ese sentido que nos capacita para detectar moléculas en el ambiente, es el sentido más antiguo, desde un punto de vista evolutivo.

A diferencia de los otros sentidos, el olfato tiene conexiones directas con la amígdala y el hipocampo, que son las partes del cerebro que tienen que ver con la emoción y la memoria.

El olfato es por tanto uno de los sentidos que puede evocar recuerdos con mayor intensidad. Piensa en el olor a tierra mojada, el olor a tu comida favorita ¿Recuerdas a qué olía tu lonchera de primaria?

Si bien cada uno de nosotros tiene experiencias diferentes, los olores son de los estímulos sensoriales que nos pueden “transportar” al pasado, y si, modificar (para bien o para mal) nuestro estado de ánimo.




El otro día caminando en un centro comercial, una amiga me dice “aquí huele a Tigo”. Con una expresión de desconcierto le pregunté a qué se refería.

Con una sonrisa, me explicó que por alguna razón, podía identificar el aroma que se siente al entrar en las instalaciones de ciertas empresas.

Más allá del marketing visual, ¿se están preocupando las empresas por hacer una conexión emocional por medio de los olores? 

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