¿Alguna vez te has lamentado por haber tomado una decisión que te trajo frustración y consecuencias negativas? Bienvenido al club de los humanos.
Todos hemos experimentado esa sensación de frustración por no haber conseguido lo que esperábamos, o porque las cosas no salieron como habíamos planeado.
Pero la frustración puede convertirse en una fuerte carga emocional que consume tu energía.
He conocido personas que se desmoronan emocionalmente ante la frustración, y otras, le sacan partido a la situación.
Siempre que experimentamos esa sensación de frustración, tenemos dos opciones:
– Ignorar la situación por completo, tratando de olvidarla.
– Reconocer que aquello que perdimos, tenía valor, y que le sacaremos una lección a lo sucedido.
Si decidimos ignorar la situación, tal vez nos libraremos de esa carga emocional, pero corremos el riesgo de no sacarle la lección a lo sucedido, y probablemente volveremos a tropezar en los mismos errores.
Quiero compartirte, en base a mi experiencia y en base a situaciones de las cuales he sido testigo, algunas ideas de cómo sacarle provecho a la frustración.
Perdónate a ti mismo. La falta de perdón es una carga con la que no estás obligado a pasar por el resto de tu vida. Cargar con la frustración por lo que hiciste o te hicieron, no cambiará lo que sucedió.
Perdonar es liberador, es una decisión de ya no estar atado a una situación o a una persona. Perdonar es decidir que las acciones pasadas no definirán quién soy y lo que puedo alcanzar.
Aprende de tus errores. Ante una situación negativa, la parte más primitiva de nuestro cerebro tenderá a regirse por las emociones, como el rechazo y el odio.
Pero en esas situaciones negativas es donde se evidencia tu nivel de inteligencia emocional. Aquí es donde puedes demostrar que puedes identificar las razones que llevaron a que sucediera esa situación negativa, y preguntarte ¿Qué hubiera podido hacer diferente para que esto no sucediera?
No estoy sugiriendo que te señales como culpable, sólo que analices la situación en todo su contexto, y que si algún aspecto de lo que dependía de ti, hubiera podido ser mejor, que lo identifiques. Porque ese proceso de aprendizaje es muy valioso para tu crecimiento.
En cuanto dependa de ti, busca una solución. Siempre me ha gustado esa frase que dice “La vida es 10% lo que te sucede y 90% cómo reaccionas a lo que te sucede.
De poco serviría si te perdonas, aprendes la lección, pero te quedas de brazos cruzados.
Una de las formas más gratificantes de reaccionar ante nuestros errores, es tener el valor de arreglarlos.
Te animo a que trabajes superarte como persona, en encontrar la mejor versión de ti mismo.