Es increíble todo lo que una mujer necesita decir y expresar. Más allá de las 15 mil a 20 mil palabras que representan nuestra cuota diaria, –según algunos estudios– el lenguaje nos permite expresar sentimientos y emociones que finalmente son nuestro medio para crear lazos con quienes nos rodean.
Es así como en el salón –mientras nos embellecemos las uñas o el pelo– hablamos o mientras vamos al baño del restaurante empezamos a contar intimidades con toda la naturalidad del mundo.
¿Alguna vez has escuchado esas conversaciones que un par de amigas sostiene entre un baño y otro de un centro comercial o un restaurante? Sí, en pleno lugar público las mujeres suelen olvidarse en dónde están o qué cantidad de extrañas las rodean para hacer delicadas confesiones propias y sobre todo ajenas. ¡Como que estuvieran solas en el mundo entero!
Te cuento un breve episodio que inspiró esta columna. El Día del cariño, fui al baño del restaurante donde me encontraba. Unos zapatos altos, color púrpura llamaron mi atención. Levanté la vista y vi a una mujer frente al espejo retocando su maquillaje. Adentro de uno de los inodoros se escuchaba la voz de otra mujer.
–Te dije que viniéramos para ver qué cara ponía el muy *x+*x& –decía.
–Casi me da algo cuando vi a la tipa– expresaba la mujer que se maquillaba.
–¡Vos tranquila que esa no te llega ni a los pies! –agregaba la amiga en su intento de animarla, desde adentro. Ya se va a enterar que vos lo dejaste y no fue él quien te dejó”.
–No sé si voy a aguantar –respondía.
–Vos no estás sola, aquí te voy a hacer x*x*&%. No te voy a dejar.
Salí del baño, pero con estas pequeñas frases pude interpretar toda la escena. Ambas estaban en el restaurante donde se encontraba el ex de una de ellas con su nueva pareja… Hasta ganas me dieron de ir a conocer a los protagonistas de la historia jajaja pero mi curiosidad no fue lo suficiente.
¿Cuántas indiscreciones hemos escuchado en el salón de belleza? Las chicas que trabajan en esos lugares se enteran de la vida y milagros de todas las clientas.
No podemos negar que sí hay mujeres poco comunicativas, pero el número más grande es ese que de manera natural deja salir sus sentimientos, frustraciones y pensamientos sobre el tráfico, aquello que está sucediendo en casa, con la suegra, con la cuñada, con la vecina, en el trabajo o en el colegio de los hijos ¡en el lugar que sea!
Antes de acusarnos de lenguas largas, es bueno que sepas que esa necesidad es un reflejo de nuestra naturaleza. Al parecer, la causante es la proteína del lenguaje, científicamente identificada como FoxP2, que presenta niveles más altos en el cerebro de las mujeres que en el de los hombres.
Gracias a ella las mujeres hablamos más rápido, recordamos con más precisión los detalles y además tenemos un lenguaje más enriquecido y esto no es una cuestión de competir con los hombres, es el simple hecho de mostrar cómo la naturaleza nos ha favorecido.
¡Nadie nos calla!
Mientras leía sobre esta proteína encontré una buena noticia para las mujeres altamente comunicativas ¡las personas que hablan mucho viven por más años! Así que por favor no nos callen… Si no dejamos salir nuestros sentimientos en casa tarde o temprano explotamos. Déjennos salir a las reuniones con las amigas, regálennos tiempo para whasappear o para hablar por teléfono ¡necesitamos exteriorizar nuestros pensamientos con alguien!
Nombres, no pedimos que nos comprendan, a veces basta que nos escuchen para que sintamos atendidas. ¡Ojo que cuando hacen como que nos ponen atención, nos damos cuenta de inmediato!
Si en casa compartes con muchas mujeres, creo que esta experiencia en el baño te ayudará a visualizar el mundo femenino.
El acto más valiente sigue siendo pensar por ti misma. En voz alta.
Coco Chanel.