La locura del encierro imagen

Los que tenemos tiempo para leer y abstraernos durante esta pandemia, debemos percibirnos como afortunados. No todos los chapines tienen alternativas.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La locura del encierro. Por Guillermo Monsanto

Si algo he aprendido en las últimas semanas es que el tiempo puede percibirse de diferentes formas según las circunstancias. La complejidad sanitaria por la que estamos atravesando afectó la vida de cientos de miles de personas al propiciar cambios drásticos en sus rutinas de vida. Principalmente, para los que viven en centros urbanos como la ciudad capital, las productivas comunidades de occidente, la costa y el norte guatemalteco. La economía informal está descalabrada y gran parte de la clase media está en jaque sin lograr resolver el presente inmediato.

Algo está claro, no todos tienen la oportunidad de hacer “home office”. El calificativo es tan fresa que ya se podrá imaginar, mi querido lector, que está circunscrito a un porcentaje mínimo de la población emprendedora. El resto, el que no ha sido despedido o se ha visto obligado a cerrar su negocio, vive en la cuerda floja debido a otras circunstancias. Entre estas se incluyen los ausentes medios de transporte y, en los últimos días, el despertar de la delincuencia y los cacos de oportunidad que delinquen, mientras resuelven, por necesidad extrema.

Los que todavía estamos encerrados, los que no podemos salir del departamento para ir a trabajar a la ciudad; los que son mayores de sesenta años; los ciudadanos con enfermedades crónicas (desatendidos de las consultas externas y con sus tratamientos en suspenso hasta nueva orden); los niños y, en fin, otros casos particulares, nos quedamos atrapados en casa. Dependiendo de nuestra creatividad algunos hemos podido llenar esas horas con actividades tanto físicas como intelectuales. Y con este último comentario, luego del amplio preámbulo, entro al tema que motiva este relato. Solo quería dejar claro que tengo la conciencia suficiente para entender que mis palabras están escritas para lectores de otras circunstancias.

Pues bien, hablemos del encierro y sus alternativas. Luego de cumplir con las misiones diarias del hogar, el bendito “home office”, Netflix y otras actividades culinarias, hay una forma de evadir el ominoso toque de queda: la lectura. La capacidad de abstracción que acompaña a la literatura es sorprendente.

Tengo a mano títulos de autores que mucha gente suele rechazar a la primera, porque no les han dado la oportunidad o simplemente, han visto las deplorables versiones cinematográficas. Muy oportunamente encontré, mientras ponía en orden mis estanterías Apocalipsis de Stephen King ¿y por qué oportunamente? Muy sencillo, este trabajo cuyo primer copyright data del año 1978, trata sobre una pandemia provocada por un virus desarrollado en un laboratorio. El documento de 1,299 páginas relata la lucha entre el bien, el mal, la gente estúpida y la inteligente y de cómo la humanidad superviviente enfrentó los primeros meses luego de la mortal catástrofe. Si me preguntan alguna preferencia de este autor, sí tengo una que he leído varias veces, se trata de It.

Si King les parece poco serio, vayamos al otro extremo con Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, ambientada diez años antes que Colón descubriera el Nuevo Mundo. Llena de referencias y con un refinado sentido del humor, el autor nos desvela la oscura y desdichada humanidad de sus protagonistas. Al mismo tiempo nos conduce de la mano por un París sucio y mal oliente, hablándonos de arquitecturas desaparecidas con el paso de la modernidad.

Si Víctor Hugo les parece denso, volteemos la mirada a J.K. Rowling y su saga de 7 libros sobre la historia del desdichado Harry Potter. Y antes de que pongan el grito en el cielo, quiero decirles que su lectura se asimila con mucha facilidad y que está repleta de referencias tomadas de todas partes. Así es que, a través de esta colección, entramos en contacto con diversidad de autores, refrescándonos la memoria por medio de muchos de sus personajes. También es importante recordar que, gracias a Rowling, una inmensa mayoría de niños, adolescentes y algunos adultos, tuvieron su primer y exitoso contacto con el universo de los libros.

La novela histórica es otra opción, por ejemplo María Estuardo de Stefan Zweig. Esta valiente reina escocesa y por poco tiempo reina consorte de Francia, estuvo destinada por derecho sucesorio a reinar en Inglaterra. Su prima, la poderosa Isabel I, logra imponerse convirtiendo a la infortunada María en su prisionera. Como muchas reinas inglesas del siglo XVI, pierde la cabeza. Este territorio tiene varias apasionantes historias y, por lo general, el de la realeza atormentada está lleno de emoción, amores encendidos y por sobre todas las cosas, nobleza de espíritu.

También podrían explorar el reino de las ediciones más vendidas. Se me ocurre recomendar los Diez Negritos de Agatha Christie. Por lo general, las tramas de Christie suelen ser emocionantes y además cuentan con infinidad de títulos. Los Diez Negritos es uno de sus mayores clásicos, entretenido y lleno de enigmas. Muerte en el Nilo y Asesinato en el Expreso de Medio Oriente son otras dos obras muy recomendadas. No se olvide de Edgar Alan Poe y sus historias de terror.

Entonces aparecerán los que me dicen “es que la literatura no es lo mío”. Pues bien, hay alguna alternativa contenida en algún compendio sobre la evolución de las sociedades. Yo recomiendo la obra de Dietrich Schwanitz titulada La cultura, todo lo que hay que saber y así, aprendiendo, se pueden entretener con un tema apasionante y lleno de contenidos.

Bien queridos lectores, espero haberles insuflado algunas ideas para llenar esas largas horas del toque de queda. Usted ¿cuál fue el primer libro que leyó?

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte