Recientemente se discutía acerca de la desconfianza para la participación política, particularmente en algunos grupos de la población. Sin embargo, creo que esta situación es generalizada, ya que se extiende a todos los individuos independientemente de su pertenencia de clase social, género, religión, etnicidad y grupo etario. ¿Cómo no ser desconfiando luego que los principales funcionarios públicos de los tres poderes del Estado, representantes de las grandes empresas y dueños o ejecutivos de los medios de comunicación enfrentan cargos por enriquecerse indebidamente y engañar al pleno de la sociedad? ¿Cómo podemos confiar, si las profesiones que otrora convocaban a la reconstrucción de los rasgos más humanos también han quebrado sus principios? Recientemente observamos demandas a religiosos de distintas denominaciones por abusos sexuales, pederastia y denuncias públicas por hacer de las prácticas de fe corporaciones que depositan sus fondos en paraísos fiscales.
Hace 6 años se concluyeron en Guatemala 2 estudios con adolescentes y jóvenes. El primero de ellos incluyó a 87 mil adolescentes pertenecientes a 188 municipios de 18 departamentos. La proporción fue similar para mujeres y hombres quienes en un 90% reportaron edades entre 11 y 18 años. Casi todos pertenecían al área urbana, el 80% cursaban el nivel medio y el 16% el nivel primario. Los adolescentes respondieron en un 93% que tenían “total confianza” o “bastante confianza” en la esfera familiar y el 83% en la iglesia. Otras instituciones como la escuela solo alcanzaron un 58% en este nivel de confianza, un 49% en los medios de comunicación y 44% en los servicios de salud. El ejército alcanzó un 29%, las municipalidades un 20%, el Organismo Ejecutivo un 13%, los partidos políticos un 9% y el Congreso de la República un 9%.
El segundo estudio fue la Encuesta Nacional de Juventud realizada en el 2011, con representación nacional. Se encuestó a jóvenes comprendidos entre 15 y 29 años con una proporción del 53% de mujeres y 47% de hombres, según las proyecciones para este grupo etario por el INE. En la encuesta se consideró la representatividad de jóvenes en el área urbana y rural, por adscripción étnica, estrato social y nivel de escolaridad. Los resultados sobre la confianza institucional de los jóvenes fueron similares a los adolescentes. Solo el 8% reportó tener un elevado nivel de confianza en los partidos políticos, el 9% en el Congreso de la República y el 10% en el Organismo Ejecutivo. Los sindicatos sólo alcanzaron el 11%, las ONG 12%, las municipalidades 14%, la PNC 16% y el ejército 23%. Un tercio del total de los jóvenes reportó confiar en los hospitales o puestos de salud pública (33%), las universidades (36%), la radio (30%), la prensa (30%) y la televisión (28%). Por etnicidad, el 13% de indígenas indicó tener un nivel elevado de confianza en los partidos políticos, en contraste con el 6% de jóvenes no indígenas, lo cual pondera las aseveraciones actuales sobre la desconfianza hacia la política por grupo étnico.
La encuesta también preguntó sobre el nivel de confianza en el sector privado. En dicho sector, los jóvenes reportaron elevados niveles de confianza para los proveedores de servicios de salud (hospitales y clínicas) en un 39%, los bancos 33%, los proveedores de agua 30%, telefonía celular 30% y los proveedores de electricidad 24%.
La confianza significa para los individuos la fe, la esperanza y la capacidad de construir la vida en sociedad pero, ¿en quién podemos confiar los guatemaltecos? Pareciera ser que estamos marcados por la mentira y la estafa.
BLOG DANZA CÓSMICA: POR BIENVENIDO ARGUETA
Doctor en Educación y Estudios Culturales por la Universidad de Ohio, EEUU. Licenciado en Filosofía por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), miembro de Instituto de Investigaciones Educativas de la USAC, profesor de área de Políticas Públicas de la Universidad Rafael Landívar y ex Ministro de Educación.