En un corazón agradecido no hay espacio para la envidia, así que aprovecha para decir ¡gracias a quienes te rodean!
Esta semana los gringos celebran su “Thanksgiving” o día de Acción de gracias. Para mí es una de las celebraciones que debería replicarse en todo el mundo.
Según parece, su origen se remonta a 1623, a una pequeña ciudad de Massachusetts donde un grupo de personas decidió dar gracias por su cosecha. ¡Qué lindo acto! Dar gracias siempre es una muestra que la persona está concentrada en lo que tiene y no en lo que le falta.
Aunque es normal siempre querer más, si la actitud es no ver lo que ya tenemos puede que nos volvamos insatisfechas y amargadas. Claro que no hace falta un pavo para examinar todo lo que hemos tenido este año: salud, trabajo, familia, amigos, compañeros.
Muchas veces nos creemos pobres, cuando la pobreza no tiene que ver con la riqueza material sino con la visión que tenemos en medio de las carencias. Desde esa perspectiva, si estás sana y viva, ya tienes mucho más de lo que algunas personas obtuvieron este año.
Tómate el tiempo para pensar, quizás no te has dado cuenta de la salud que has tenido, incluso para superar enfermedades como el Covid-19; en tu casa hay alguien que te espera, ha habido trabajo que te permite llevar el sustento a la familia o el despido te obligó a emprender y aunque las cosas están empezando, vas saliendo. Créeme, hay cosas valiosas que no se compran con dinero.
Tienes mucho que agradecer. A la persona que cuida a tus hijos, cocina o limpia tu casa… Por esa vecina que está pendiente –quizás demasiado– de cuando entras o sales, su vigilancia permanente cuida tu casa. El equipo de personas que llega dos veces por semana a recolectar la basura o quienes llevan el agua pura, el jovencito del Uber o el que lleva tu orden de comida y te ahorra meterte en el tráfico. Podrás pensar que ellos reciben un salario y efectivamente de eso viven, pero qué sería de nuestra vida sin la oportuna ayuda que le prestan a la sociedad ¿acaso no se merecen un gracias?
Dar gracias al marido o al papá de tus hijos por su responsabilidad para cumplir con el gasto o para los paseos los fines de semana… Él está movido por el amor, pero sin duda un ¡gracias! hará notar que alguien ve su esfuerzo. Además, los hijos aprenderán con el ejemplo. Inculcarles el hábito de agradecer es una grandiosa idea que permitirá que crezcan saludables.
Y no deberíamos de olvidarnos de las amigas, las que están en el WhatsApp enviando mensajes de ánimo o que están ahí para sacarnos una oportuna carcajada o nos sostienen con sus oraciones.
Corazón de niñas
Hace unos años mi hija chiquita me conmovió con un genuino acto de agradecimiento. La mayor le lleva dos años, así que siempre ha heredado la ropa que a la grande no le quedaba y en ese momento le cedió pijamas. No les puedo expresar con palabras su cara de asombro cuando las vio. Se emocionó tanto que fue corriendo a darle gracias a su hermana por lo que ella consideró ropa nueva o un regalo… Estaba feliz, tanto o igual que si se las hubiera comprado nuevas.
Obvio que la actitud de mi hija me tocó el corazón porque pude ver esa inocencia de una niña… Efectivamente los pequeños se “conforman” con poco y agradecen mucho. Qué lección para los adultos, conservar esa actitud de gratitud tan genuina y no llenarnos de “mates” para dar gracias por todo. ¿No crees?
Estoy segura de que nadie se escapa de vivir por situaciones donde nos toca heredar lo que alguien más ya no usa o no le queda y lejos de sentirnos avergonzadas, debemos contentarnos no solo porque hay, sino porque alguien vio nuestra necesidad y se despojó para ayudarnos en esa carencia y quizás después seamos nosotras las que podamos compartirle a alguien más.
¡Creo que todas pasamos por esas etapas de recibir, pero estoy convencida que nuestra actitud es capaz de acelerar o desacelerar el tiempo de caducidad! Sin importar la temporada en la que estés, te doy tres motivos para dar gracias: lo que has alcanzado, lo que tienes y especialmente por lo que eres.
El agradecimiento es una pequeña muestra de qué tan saludable tienes tu corazón. Donde no hay agradecimiento hay envidia, vergüenza y frustración. ¡Piénsalo!
Con frijoles, pollo o pavo reúne a la familia y da gracias por toooodo lo que tienes. Aprovecha que tenemos la oportunidad de compartir, ya ves que hubo un tiempo que no pudimos hacerlo.
Si eres agradecido con lo que tienes, generarás más. En cambio, si te concentras en lo que no, jamás tendrás lo suficiente
Oprah Winfrey