Era una familia guatemalteca como cualquier otra, su papá trabajaba con sistemas eléctricos y la actividad y tiempo era demandante. Su madre preparaba siempre la merienda y él la llevaba en bandeja. Era un día como cualquier otro, Antonio, a quien llamaremos por ese pseudónimo para proteger su identidad, llevaba la merienda, hasta que topó con un cable suelto y electrocutó de tal forma su cuerpo, que sufrió quemaduras inimaginables que le generaron la pérdida de algunas partes de su cuerpo, entre ellas el brazo.
Antonio sintió que ese día acababa su vida, que dejaba de lado todas las ganas para cumplir sus sueños. Vino la frustración y tuvo repetidos intentos de suicidio. Para él, no existía la forma de poder salir adelante, tampoco se imaginaba que existieran alternativas para su situación. Lo cierto, es que en Guatemala, Sebastián Ayau, Javier Bauer y Felipe Weller, tres emprendedores, iniciaron su empresa de impresión 3D en Guatemala conocida como Imprende, pero no se limitaron a realizar planos arquitectónicos o muestras de comida para los restaurantes, sino que decidieron dar vida y esperanza a aquellos que la habían perdido.
“El costo de una prótesis es muy alto y Guatemala es un país que no cuenta con los recursos ni siquiera para comer, mucho menos para tener acceso a una prótesis. Sabemos que en muchos casos estas personas han recibido apoyo por parte de organizaciones internacionales o prótesis que vienen desde Estados Unidos que son de excelente calidad, pero que en muchos casos son pesadas y complejas de manejar. Nosotros optamos por realizar prótesis a la medida, no solo para que se ajusten perfectamente a las necesidades de cada uno de los pacientes, sino para que sientan que es parte de ellos. Así que podemos pintarles flores, carritos, lo que el paciente quiera”, expresa Javier Bauer.
Estas prótesis son sumamente fáciles de utilizar, pues tienen un valor agregado: dedos. Por lo general se utiliza un garfio u otro elemento que no permite el desempeño correcto o adaptación a la normalidad para los pacientes, así que estas prótesis son el amigo ideal. “Además las realizamos con materiales plásticos altamente resistentes, pero, sobre todo, que ayudan al medio ambiente. Entonces estamos creando una cadena de ayuda que trae beneficio para el desarrollo de las personas y el cuidado al planeta, que es nuestra obligación”, dice Bauer.
Antonio sintió que volvía a la vida cuando se enteró que se le haría una prótesis a la medida. Sus intentos de suicidio se desvanecieron, volvió la esperanza, las ganas de vivir y de hacer cosas grandes para poder salir adelante y cumplir todas sus metas. Ese es el sentimiento que ha provocado Imprende en 12 personas; y actualmente realiza su labor de reclutamiento de pacientes necesitados en el Hospital Roosevelt. “Conocer todas estas historias nos rompen el corazón, pero nos motivan a dar lo mejor por transformar la forma de ver la vida de aquellos que creen haberlo perdido todo”, indica Bauer.
