El tercer gran fraude en tiempos de la COVID-19 imagen

“No creo en las vacunas y me da miedo inyectarme, pero también necesito el trabajo”.

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Primero fueron las pruebas para detectar la COVID-19, luego las vacunas y ahora los certificados de vacunación llegan para engrosar la lista de ilícitos en torno a la enfermedad. Certificados de vacunación falsos, para los anti vacunas.  

Su nombre es Byron, no cree en las vacunas y sabe que para poder vivir en esta nueva normalidad es necesario estar vacunado, o al menos aparentarlo. Certificados de vacunación falsos, una respuesta para el dilema de los anti vacunas.

Trabaja en un call center y la dirección de la empresa les instó a recibir la vacuna contra la COVID-19. En julio, pues su tiempo aquí ya le ha hecho celebrar 40 navidades, comenzó la insistencia por parte de sus jefes. “Para los de 40 para arriba, les informamos que a partir de la otra semana les vamos a estar pidiendo que traigan su certificado de vacunación”, les dijo a viva voz. Luego una serie de correos electrónicos, del departamento de recursos humanos, dejaron en claro que la cosa iba en serio.

“No creo en las vacunas y me da miedo inyectarme, pero también necesito el trabajo”, recuerda Byron.

El requerimiento le hizo pensar en como resolver el asunto, donde tanto la empresa ganara y sus convicciones no fueran atropelladas. Fue a la hora del almuerzo que su compañera Alma le dijo que un familiar suyo trabajaba en un puesto de vacunación y que podría ayudarles, pues ella tampoco quería ser vacunada. “Mi prima podría conseguirnos un par de carnets de vacunación y eso le enseñamos a los de RRHH”, le dijo.

Alma le explicó que en cada frasco de vacunas vienen diez dosis, por lo que es fácil que se pueda registrar una aplicación, siempre y cuando se tenga la papelería llena y una copia del DPI para ingresarlo. Con dudas, pero con una única opción en vista, Byron se la jugó. Un almuerzo y una botella de vino sirvieron para agradecer el favor a la familiar de Alma.

“Mire yo se que está mal, pero yo no creo en eso de las vacunas y no me quiero vacunar”, asegura Byron.

Desde que comenzaron los procesos de vacunación, en buena parte del mundo, la falsificación de registros se ha convertido en un problema serio. En la ciudad de México, Plaza Santo Domingo, se cobraba entre 500 y 600 pesos (Q216) por los certificados falsos, reportó el medio de comunicación El Universal, cita un articulo de Insight Crime.

De acuerdo con la publicación, estos documentos falsos tienen dos objetivos principales. Primero los no vacunados o quienes solo tengan una dosis de las vacunas usan estos certificados para poder viajar. Hay países que requieren que las personas tengan las dos dosis para permitirles la entrada y con esto resuelven su problema.

Otra de los objetivos es poder cambiar la vacuna que aparece en el certificado, todo con el objeto de ajustarla a los requerimientos del país a donde van. Así, por ejemplo, en la Unión Europea, donde solo se permite el ingreso de personas con vacunas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca o Johnson & Johnson, quienes hayan recibido la Sputnik o alguna de las de CanSino o Sinovac pueden cambiar su registro para ajustarlo a sus necesidades.

Un poco más al norte, en Chicago, Estados Unidos el pasado 17 de agosto un dependiente de farmacia fue arrestado por vender docenas de certificados de vacunas falsas. Tangtang Zhao, de 34 años, habría vendido 125 de estas en la plataforma de eBay, según lo dio a conocer el departamento de Justicia en un comunicado.

El documento da cuenta que Zhao vendió las certificaciones, entre marzo y abril  a 11 diferentes compradores por una suma de US$10 (Q80) cada uno. El acusado trabajaba como dependiente de farmacia durante el período de tiempo en que fueron emitidos los certificados. El abogado de Zhao, Gal Pissetzky, le recomendó no declararse culpable. Y aunque la mayo venta del acusado se registró el 2 de abril, donde le pagaron US$176.70 el 2 de abril, por 17 tarjetas. En total las ventas ilegales de Zhao alcanzaron los US$1,200, entre marzo y abril del presente año.

Y aunque en Guatemala las ventas de estos certificados falsos no se han llevado a gran escala, historias como la de Byron dan cuenta que este será el próximo negocio de la pandemia.

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