¿Quién no ha comprado en una paca alguna vez? La mayoría de nosotros hemos entrado en ese mundo interminable de ropa y ofertas definidas por una etiqueta o color. Ana ha vivido de este negocio desde hace 5 años, tiene un pequeño puesto en el Mercado El Gallito, en la zona 3, donde su tarea diaria es seleccionar la ropa que entra según la calidad y marca.
Tiene clientes frecuentes que le visitan a diario, en búsqueda de la pieza perfecta, de esas que les quede bien y entalle a su cuerpo. Los precios no son muy altos y lo corroboré cuando la visité, ya que la prenda más cara era de Q150 por un vestido negro de Calvin Klein.
La ropa de segunda ha venido a favorecer a varios sectores de la población, especialmente aquellos que no cuentan con los recursos necesarios para adquirir ropa en centros comerciales y almacenes lujosos. Además, en algún momento ha servido a varios como “salvavidas” para épocas de crisis y “emergencias”. Estas prendas en su mayoría viene de Estados Unidos, por ello, la razón de que la mayoría son de talla grande.
Ana vende alrededor de 20 piezas de ropa por día “cuando le va mal”, según explica. Las ganancias mensuales que percibe son lo suficientes para sostener a sus 4 hijos y pagar las respectivas colegiaturas. Ella es viuda y cuenta que cuando vivía su esposo no laboraba porque él tenía un buen trabajo, ni siquiera rentaban en el sector en donde ahora se encuentra. Cuando él murió se destaparon las deudas y lo perdieron casi todo.
Inició trabajando en una prestigiosa tienda de ropa, en un centro comercial de la Roosevelt, pero sus ganancias apenas le alcanzaba para mantenerse. Cuando estuvo en ese lugar vio el excesivo comportamiento que el humano tiene para adquirir cosas nuevas y que no les importa gastar para obtenerlo.
Ana relata que pensó en que las personas que consumen ropa de marca tienen una buena posición, pero ¿qué pasaba con los menos favorecidos? Adquirió su primer paquete de ropa solo para ver qué pasaba, seleccionó las prendas a manera de complacer los distintos gustos y para su sorpresa el negocio le funcionó muy bien.
Los precios para adquirir un lote de ropa puede variar según el precio, estos van desde Q500 hasta Q4 mil por mil libras de vestuario mixto. Ahora existen pacas que ya vienen seleccionadas y con prendas de más calidad. También están las pacas puras, las cuales no han pasado por ningún proceso de selección y si tienes suerte dentro de los bolsillos puedes encontrar algo extra.
Este modelo de negocio ha florecido conforme el tiempo. Según un reporte de El Financiero, en 2015, las ganancias de esta industria iban hasta de un 500 por ciento sobre la inversión, sin embargo este dato depende del tipo de paca que se comercializa.
Beatriz cuenta su experiencia, ella vendió paca durante 5 años en su casa, la ventaja era que ella no pagaba local, “lograba recuperar la inversión en 8 días aproximadamente, tenía gran cantidad de clientes y lo bueno era que estaba cerca de ellos”, indicó.
Las pacas se han diversificado, van desde ropa de niños o bebés, juguetes, utensilios, ropa, zapatos, mochilas, carteras, libros y hogar. Los costos varían según el peso o las libras que se compran y la venta al público se hace casi de inmediato. Sobre cómo vienen de Estados Unidos no se sabe del todo, pues varias de ellas provienen de donaciones por caridad o centros que se pueden especializar en recaudar ropa.
¿Qué pasa con la ropa que no se vende? En establecimientos de renombre la ropa se rota de sucursal para ofrecer variedad o simplemente se reduce el costo de las mismas, para las personas que cuentan con un negocio propio, como el caso de Ana, que junta las piezas y las dona a orfanatorios o personas que llegan a su casa en búsqueda de algo con que cubrirse.
Si quieres iniciar esta aventura de vender paca estas son algunas recomendaciones:
• Elegir qué se quiere vender: ropa, zapatos, juguetes, etcétera.
• Adquiere solo lo necesario para empezar, no grandes paquetes.
• Selecciona la ropa, según calidad, estado y otros criterios.
• Los precios deben ser accesibles.
• No fíes cantidades de ropa aunque las personas sean cercanas o de confianza.
• Asigna un horario para abrir y cerrar la tienda.