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Creo que en varias ocasiones, en distintos relatos, les he comentado un poco acerca de mi mami y su personalidad. Pero en esta ocasión les quiero compartir de algo que forma parte del día a día de mi madre, algo muy de ella, como un sello con tinta indeleble, es su genuino arte de servir.

Siempre, sin importar cuál sea su condición, decide enfocarse en la necesidad de otras personas, es decir, si solo teníamos Q50.00 para sobrevivir las tres (mi hermana, ella y yo) durante una semana, pero se encontraba con sus amigos de los semáforos, sin dudar les daba parte de esa cantidad a ellos. Sin titubear por un segundo, así de grande es su corazón.




Al igual que muchas personas creía que era en vano apoyar causas como la Teletón, por todo ese rollo de la corrupción, que siempre se roban más de algo de todo el dinero recaudado, etcétera. Pero de mi mami aprendí que “hay que hacer el bien sin mirar a quién”, ella me enseñó que solo importa servir creyendo que estamos apoyando causas buenas y no ensanchando las arcas de muchos corruptos. Realizarlos aun cuando estemos cansados, sin esperar ni siquiera un vaso de agua a cambio, sin mirar a quién (físico, condición e incluso olores), porque en ayudar está la recompensa.

Es increíble que mi madre que, aunque tan solo tiene 50 años, se enajena de todos sus “achaques” que a esa edad cada vez son más, se presta feliz, contenta y enérgica para servir, eso sí jamás sin un buen par de tenis (aunque sean viejitos), jeans y no puede faltar una gorra para no quemarse su rostro. No sé cómo lo hace, pero en aquel entonces, hace 4 años, a mis 17 – 19 años se me hacía imposible seguirle el ritmo a esa mujer. Era incansable, solo llegaba a casa para bañarse y volvía a salir, sin un “ya no quiero más, quiero descansar” aunque sus ojos la delataban después de día y medio de no parar, de su boca jamás salió una frase semejante a esa.

Así que, si tienes chance de ir a apoyar con un poco de voluntariado, o bien de llevarle un poco de agua a todos los chavos que colaboran o incluso una galleta, hazlo, pero pensando en que estás regando tu alma con tu servicio, no en que igual no vale la pena o no tiene sentido. Realízalo porque en tu servir estará tu recompensa y sabrás que de una u otra manera tú también estás siendo parte de esto.




Desde adolescente he creído que venimos a este mundo para servir (de la manera que sea posible) y si no lo haces, creo que difícilmente conocerás las necesidades de otros. Hasta hoy, no sé cómo lo hace mi mami, seguro no se dopa para seguir hasta el final, ¡se los aseguro! A lo mejor utiliza algún tipo de magia, o simplemente es su bello y genuino arte de servir.

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