¿Sabías que a nivel mundial, 1 de cada 65 niños padece el Trastorno del Espectro Autista (TEA)? A pesar que en Guatemala, no existe ninguna entidad que se dedique a elaborar estadísticas relacionadas, sí se habla de un aumento cada año. La falta de cifras y el estigma evitan que se dé a estas personas el apoyo necesario, en especial cuando se trata de aprendizaje y educación, pues al necesitar de psicólogos y psicopedagogos durante el proceso, los costos llegan a ser muy altos.
Este es un síndrome diagnosticado por lo general en los primeros 2 o 3 años de vida de una persona y durará durante toda su vida. Evidentemente no es un diagnóstico fácil, en especial para la familia. El contacto con la realidad exterior se convierte en algo secundario, la comunicación e interacción social en una situación compleja y los patrones repetitivos de comportamiento y actividades en algo habitual.
A pesar de ello, el talento de un niño o joven autista desafía los límites. Muchos de ellos poseen una memoria prodigiosa; además, la repetición de cierta actividad en muchos casos los lleva a alcanzar la perfección, lo que provoca resultados inimaginables. Lo cierto es que este síndrome continúa siendo un tabú y es visto con un gran estigma, ante ello son muchos los profesionales que han decidido mejorar la calidad de vida de estas personas extraordinarias.
En Guatemala tenemos ya a estos héroes sin capa, se trata del Colegio Monarch y la Fundación pequeños Monarcas, que desde hace más de 10 años se han dado a la tarea de trabajar de manera personalizada con los niños y jóvenes que padecen este trastorno. “Cada niño es distinto, tiene manifestaciones diferentes, por lo que necesitamos que tenga una atención especializada y así se puedan satisfacer sus necesidades y garantizar su desarrollo”.
El proceso de aprendizaje y retentiva es completamente distinto para cada uno, “algunos aprenden con fotografías, pues no saben leer ni escribir, a pesar de tener una edad avanzada. Además, les vamos introduciendo el significado de las emociones poco a poco, pues los sentimientos no es algo que hayan experimentado del todo y en muchos casos se bloquean, incluso vemos una falta de sensibilidad al dolor, al punto en que se hacen daño. También debemos tomar en cuenta que muchos de ellos no hablan, solo se comunican por señas, lo que nos trae un nuevo panorama de retos para el aprendizaje, pero nuestro objetivo principal es enseñarles a sentir, no trabajamos con diagnóstico, trabajamos los retos y fortalezas de cada quien”.
El personal está conformado por psicólogos, psicopedagogos y educadores especiales, quienes se especializan en 4 niveles -novice, apprentice, challenger y voyager- “y deben estar preparados, pues no es algo fácil. Cada profesional es capacitado al menos por 1 año en 1 nivel para 1 sola clase, lo que nos va dando la oportunidad de entender a los alumnos de la mejor manera posible”. La edad tampoco se ha convertido en una limitante para Monarch, pues “a diferencia del Ministerio de Educación, colocamos al niño en el nivel en función a sus necesidades, recordemos que no tiene el mismo desarrollo que un niño de educación normal, a pesar que tenga la misma edad”.
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Actualmente, son muchos los niños y jóvenes que necesitan de una educación especial, por lo que Monarch elabora un fondo de becas para poder brindar oportunidad a las familias, de poder superar los obstáculos y permitir el desarrollo de sus hijos.
Las personas autistas son seres humanos extraordinarios, basta un “empujoncito” para que logren trascender y mostrar al mundo sus grandiosas y únicas habilidades.
Fuente: Christyn García, Olga Renata Rivera de Alejos – Colegio Monarch/Fundación Pequeños Monarcas Guatemala.