Dicen que la vida en el mar es más sabrosa, pero es extraordinario saber que debajo de este mundo acuático, existen sociedades conformadas por animales sorprendentes e inteligentes.
Los delfines son uno de los cetáceos más perspicaces y capaces de comportarse de una manera muy similar a la nuestra, todo esto gracias a su cerebro sofisticado y su similitud con el nuestro. Son animales tan extraordinarios que son capaces de crear relaciones y de cooperar para lograr un beneficio mutuo.
La terapia con delfines se basa en un estímulo que facilita la actividad motriz, para aquellos que han sufrido enfermedades que limitan su locomoción o con parálisis cerebral. Las personas tocan, besan, juegan con pelotas y conviven de una manera muy especial con ellos durante la sesión.
El canto de los animales responde a las caricias de quienes los buscan, además que sirve como un radar que se convierten en imágenes, también mueven sus aletas en forma de aplauso o incluso hacen piruetas en el agua.
Anualmente, son alrededor de 400 niños que padecen autismo, Síndrome de Down, parálisis cerebral, microcefalia, entre otras, quienes reciben esta terapia que dura aproximadamente 40 minutos. Según varios estudios, son muchos los beneficios que pueden producir mejoras en el estado emocional e incluso hasta en el apetito.
Entre los beneficios de esta práctica se encuentran:
• Alivio de los trastornos nerviosos.
• Ayuda en el proceso de desintoxicación de drogas, anorexia y bulimia.
• Contribuye en el tratamiento contra la epilepsia.
• Mejoras en las secuelas de un infarto cerebral.
• Beneficia a las mujeres embarazadas.
Las ballenas y delfines interactúan entre ellos, cada uno posee un timbre único, que se activa cuando se pronuncia su nombre. Ellos cuentan, además, con un lenguaje propio con el que se comunican entre sus colonias y la mayoría de su aprendizaje lo realizan en común.
Según datos de la UNICEF está demostrado que los delfines tienen una gran sensibilidad adecuada para los niños y niñas con discapacidad. Sus ondas ultrasónicas ayudan a los niños a tener una mejor conexión entre las neuronas y, además, incentivan el buen funcionamiento de los hemisferios cerebrales.
En años previos, algunos especialistas observaron que los niños con autismo, que nadaban, presentaban una mejoría con su estado de ánimo y se relajaban con mayor facilidad.
Además, como dato curioso existe una modalidad llamada ciberdelfín, que es la delfinoterapia virtual, en la cual el paciente se acuesta sobre un colchón de agua y comienza a escuchar sonidos de delfines por unos altavoces, mientras a través de sus gafas de realidad virtual, se ve rodeado de delfines.