Así recuerdo mi Semana Santa en Pana imagen

Pana es mucho más que un destino de verano, es una ciudad donde se crean recuerdos y se forjan amistades.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

A mediados de los noventa la Semana Santa se vivía en Pana, la canción del verano era El Venado, el rock nacional estaba en su apogeo y la cerveza tenía el mismo costo que tiene hoy en día.

Llegar a Pana en los noventas era menos complicado, se podía tomar una Camioneta Canastera y por 35 quetzales llegar en dos horas y media. Chimaltenango no era un embudo, aunque ya se había establecido lo que el licenciado Estuardo Zapeta denomina, “El Corredor Erótico Maya”.

Con tan solo 16 años el confort no era una necesidad, más si tomamos en cuenta que el dinero para hospedaje y alimentación era muy escaso. Por 20 quetzales lo único a lo que se podía optar era a la Pensión San Francisco, un hostal que hasta hoy en día sobrevive en plena Calle Santander.

La comida era variada, un día se desayunaba, al otro se cenaba, pero solo un tiempo por día. La carreta de venta de churrascos Humo en Tus Ojos, era la mejor opción. La carne no tenía sello de importación, pero su sabor a carbón de encino era memorable.

Ese verano del 96 fue maravilloso. En la playa pública se montó un escenario que no necesitó de artistas extranjeros para hacer vibrar a los cientos de jóvenes que nos dimos cita cada tarde frente al lago. El listado de artistas era muy variado, desde cantantes Pop como Raúl Arévalo, hasta grupos de rock alternativo como Bohemia Suburbana, Stress o Influenza, pasando por los vocales coreográficos como Marca Registrada y hasta algunos románticos como Jorge Barrera o Mario Vallar.

Junto con mi hermano Alejandro, tuvimos la suerte de documentar el evento. Ser testigos de cientos de personas coreando canciones guatemaltecas y emocionadas por ver a grupos y cantantes nacionales sin duda fue especial.

La gente no esperaba el refrito de una canción extranjera, la gente quería sentirse parte de la historia que se estaba contando.

Luego de los conciertos regularmente nos quedábamos platicando frente al lago. No faltó quien encontró el amor, el que perdió la noción del tiempo y el lugar a causa del alcohol, y hasta quien guitarra en mano cantaba de dolor.




Pana es mucho más que un simple destino de verano. Pana es esperar la noche en el SunSet, cenar en el Circus, tomarse una cerveza en el Chapi y escuchar a Bohemia en Pana Rock.

Vivir una Semana Santa en Pana es recordar a algún amigo tirado frente a la Tienda Tikal, la tertulia de la tarde en la venta de pasteles de manzana y tomarse el tiempo de contar los adoquines que hay desde la entrada de la Santander, hasta la puerta de la Posada de Don Rodrigo.

Pana es un pueblo de recuerdos, pero sin duda nuestra gran misión es evitar que el lago de Atitlán sea un gran vertedero de desechos y que las futuras generaciones puedan tener miles de historias que contar frente al gran espejo azul. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte