Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Salomón Jerez y Roberto Barrera son amigos desde la infancia, se conocieron al entrar a la primaria en una escuela pública de la cabecera departamental de Jutiapa, los dos son originarios de ese departamento.

De niños su sueño fue asentarse en la capital para tener una vida próspera y de muchas oportunidades, que les permitiera mejorar sus condiciones económicas, por eso siempre se esforzaron en sus estudios.

A pesar de no haber sido alumnos distinguidos o estar en el cuadro de honor, nunca perdieron clases o dejaron retrasadas.

Cuando se graduaron de bachilleres decidieron hacer realidad su sueño y con el impulso de Jaime, un tío de Salomón, lo lograron. Él los terminó de alentar para que buscaran en la ciudad lo que en su pueblo no les ofrecía, conseguir empleo al terminar sus estudios.

A los dos se les inculcó desde pequeños las costumbres que tiene bien arraigadas la gente de oriente, en especial las que caracteriza a los de esa región, como lo es poseer tierra para trabajarla, criar ganado y portar armas de fuego.

Las dos primeras son casi exclusivas de quienes tienen una posición económica que les permite dedicarse a eso y contratar gente que trabaje para ellos. La tercera es más accesible para jóvenes como Salomón y Roberto, quizás por eso es normal ver a muchos hombres armados en esta región.

El gusto por las “pistolas”, “rifles” y “escopetas” empieza con la admiración hacia la figura paterna. Es como una interminable cadena, “el abuelo siempre andaba armado”, el padre también y, por ende, el hijo y así sucesivamente. Esta “costumbre” se replica de generación en generación, incluso a muchos les ha permitido ganarse la vida, el saber usar armas de fuego.



El gusto por las armas de fuego inicia desde jóvenes en los departamentos de oriente. Foto: Pixabay

Cuando Jaime llegó a la capital a buscar empleo no le costó encontrarlo, gracias a la recomendación de un vecino, de inmediato lo consiguió en una empresa de seguridad privada como policía.

Por la experiencia que ha adquirido en los cinco años que lleva laborando como guardia privado de seguridad, le sugirió a su sobrino Salomón y a Roberto, que buscaran este tipo de empleo y fue así como los jóvenes se sometieron a un proceso de reclutamiento.

“Por lo regular, las empresas de seguridad privada perfilan a los aspirantes durante el proceso de contratación, se les hace una entrevista donde se analiza el lenguaje corporal, por ejemplo, se ve qué nivel académico tienen. También se toma en cuenta la condición física y si poseen experiencia en el manejo de armas o si han prestado servicio militar”, refiere Walter Rodríguez, experto en seguridad.

Un empleo con mucha responsabilidad

Casos como el de estos dos amigos jutiapanecos no es el único que se da en recién graduados, cada año al terminar sus estudios cientos de jóvenes de regiones como las Verapaces, Jalapa, Jutiapa, Zacapa, Chiquimula y Quiché, por mencionar algunos departamentos, dejan sus poblados para buscar en la capital la oportunidad de trabajar como policías privados de seguridad.

“Los que llegan del interior son muy decididos, saben a lo que vienen a la capital, la mayoría se queda trabajando, a diferencia de lo que ocurre con los de la capital o de la periferia, que solo buscan un empleo temporal”, comenta Rodríguez.



El empleo de seguridad privada es una buena opción para muchos jóvenes. Foto: Erick Girón 

El experto también asegura que los recién graduados capitalinos que no logran conseguir empleo donde hicieron sus prácticas buscan ser policías privados “para tener dinero a fin de año” y por eso tienen menos opción de que se les contrate.

Un trabajo como este es de mucha responsabilidad, no solo es el manejo de armas, también es tener criterio para saber cómo actuar dependiendo de las circunstancias que se presenten. Sin embargo, no es exclusivo solo para los que pueden manejar armas.

Si un aspirante cumple con los requisitos, se le puede adiestrar en un polígono sobre el uso de armas, así sea perito contador, maestro o bachiller, recién graduado o si han tenido otros empleos.

El sueño de Salomón y Roberto está a punto de hacerse realidad, solo están a la espera de los resultados finales para saber si residirán para obtener un empleo y vivir en la capital, que para ellos sigue siendo prometedora y llena de muchas oportunidades.

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte