¿Cómo se preparan los guatemaltecos para Navidad? imagen

La Navidad guatemalteca tiene muchas aristas. Es la época en la que muchos comercios formales e informales ven una oportunidad de mejorar sus ingresos, de cara a los retos económicos que nos traerá el 2022.

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Para mi Gente Informa, Giovanni Aldana

El año que está por finalizar ha sido particularmente difícil para los guatemaltecos. No solamente por la continuación de la pandemia de Covid-19 que sigue cobrando vidas pese a los esfuerzos gubernamentales por vacunar a toda la población, sino también por el alza desmedida de los productos de la canasta básica.

Sin embargo, las festividades propias de fin de año llenan de esperanza y alegría a las familias que buscan celebrar con sus seres queridos y recordar a quienes están lejos a causa de la migración, o que se nos adelantaron víctimas de la pandemia u otras razones.


La Navidad guatemalteca tiene muchas aristas. Es la época en la que muchos comercios formales e informales ven una oportunidad de mejorar sus ingresos, de cara a los retos económicos que nos traerá el 2022.
Las calles ya lucen adornadas con cientos de luces de colores. El tradicional árbol auspiciado por una empresa cervecera siempre es un atractivo en el Obelisco y en las principales cabeceras departamentales. El Paseo de la Sexta, en la zona 1 capitalina, luce festiva con luces y vitrinas que combinan ofertas y adornos alegóricos a la época.


Esperanza para todos.

Don Eliseo es un vendedor del mercado satelital de la colonia Santa Ana, en la zona 5 capitalina. Él vende mercadería de temporada y desde hace unas semanas empezó a ofrecer artículos navideños como luces, adornos para el árbol y figuras de barro para el nacimiento.


“Yo ofrezco producto según la época del año. En verano vendo inflables y calzonetas; en enero útiles escolares, y así trato de ganarme la vida. Las ventas no han sido buenas desde el año pasado pues por la pandemia la gente prefiere no gastar. Pero la Navidad siempre nos trae un poco de alivio a los vendedores porque es una festividad que la gente no deja de celebrar, aunque estemos en crisis”, explica, mientras uno de sus hijos pequeños ofrece sus productos a todo pulmón.


Cuenta que tiene tres hijos en edad escolar incluyendo el que hoy le acompaña. Este año recibieron sus clases a distancia en la escuelita a la que asisten: “Cada semana íbamos a recoger el contenido de las clases, pero dicen que el próximo año ya abrirán las escuelas”. Precisamente, don Eliseo espera usar parte de lo que logre ganar para los gastos escolares del próximo año.


Eso sí, espera celebrar Navidad junto a su esposa y sus niños comiendo el tradicional tamal el 24 de diciembre. “Aún no ponemos el nacimiento, aunque de eso se encargan mi esposa y mis hijos. No ponemos árbol porque no tenemos para comprar uno y de todas maneras donde vivimos es pequeño”, dice.

En el mismo mercado, doña Ruth hace sus compras de la semana. Ella cuenta que han hecho malabares con los ingresos de su hija, quien tiene una pequeña librería. “A ella le despidieron por la pandemia, pero con su tiempo se animó a poner su negocio, pues no ha conseguido empleo. Yo ya estoy jubilada y lo que me dan no alcanza para mucho”, explica.
Pero tampoco pierde la esperanza y la ilusión. Cuenta que tiene un hijo en Estados Unidos, quien siempre le manda dinero para ayudarla. “Gracias a eso vamos a comprar tamales, un pavo y algunos regalitos. Por lo regular, viene mi nuera con mis nietos y llamamos a mi hijo para verlo en videollamada. A los niños les emociona ver a su papá por el teléfono”, dice con nostalgia, y agrega: “Todos los años tenemos la ilusión de que regrese por estas fechas pero no siempre se puede”.
Navidad con distanciamiento.


En una época en la que se recomienda el distanciamiento social para evitar el contagio, la población ha aprendido a mantener la cercanía con sus seres queridos por medio de la tecnología.

Así como doña Ruth, muchas familias se verán unidas, aunque sea por unos minutos, por medio de las plataformas de video que hasta hace dos años, era impensable que fueran de uso común.
La pandemia vino a cambiar las costumbres guatemaltecas de fin de año. El festival navideño auspiciado por una cervecería, que reunía miles de personas en el Obelisco, fue virtual por segundo año consecutivo. El espectáculo musical se transmitió por medio de la televisión nacional.


También los tradicionales juegos pirotécnicos del Campo Marte, patrocinados por una empresa de pollo frito, ya es historia. En su lugar, se distribuirán cientos de menús entre familias de escasos recursos. Todo para evitar contagios innecesarios.
Pese a todo, la Navidad conserva intacto ese significado de paz, hermandad y esperanza para los guatemaltecos. Sin duda, al sonar las 12 campanadas a la medianoche del 24 de diciembre, las familias se reunirán frente al nacimiento y harán una oración de agradecimiento por las bendiciones recibidas, recordarán a quienes están lejos o fallecieron en el transcurso del año y harán votos para que el próximo año sea mejor para todos.

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