Hoy en Guatemala se conmemora el 195 aniversario de la firma de la “independencia”, independencia de los criollos a pagar los tributos al Reino de España. 195 años después, los guatemaltecos, criollos mestizos, ladinos e indígenas conmemoran de diferentes formas el haber liberado al país de aquel yugo español.
Algunos celebran la independencia corriendo por las principales calles del país con antorchas, otros marchando al estilo militar, en Quetzaltenango con un grito a la media noche parecido al de México, otros más, aprovechando el feriado largo viajan a playas y balnearios, mientras en algunos colegios y escuelas se festeja con actos cívicos en donde los niños con las mejores calificaciones y mejor comportamiento se pasean con la bandera frente a sus compañeros menos afortunados.
De niño, eso de llevar la bandera en los actos del colegio da que pensar. No siempre lo entendemos pero así es, los más “pilas” llevan el pabellón, pero a veces, más que premio podría ser un castigo. A veces, se relega al abanderado, se le excluye de los que no son “tan pilas” o “tan bien portados”.
Mario Castañeda, licenciado en Historia, relata una visión global de ciudadanía y de hecho es lo que promueve más allá de portar una bandera. Incluso, es lo que intentaría transmitirle a su yo niño si pudiera volver en el tiempo, cuando en primero primaria llevó el pabellón.
-¿Fuiste abanderado?- “Una vez, lamentablemente. Al final de cuentas, eso te pone en una posición de poder frente a los demás. Te deja con una demostración de superioridad. Llevar la bandera implica que solo por tus calificaciones y tu conducta la podés llevar. Es normalizar una línea de comportamiento”.
-Pero ¿es esto malo?- “Hay que aclarar. No está mal que se premie el desarrollo de alguien. Pero si estoy en contra que eso sirva para fomentar valores de falso patriotismo”.
–Es cajonero, pero ¿qué le dirías a tu yo abanderado en primero primaria?… Simple, lo que haría es decirme que tome la decisión. Si quiere o no llevarla. Que lo haga por el gusto a sus conocimientos, no por conductas de un sentido de Patria que es totalmente lo contrario.
-¿Y si pudieras cambiarlo?- formularía un sentido de construcción social que no se centre en la adulación, que no se centre en ese tipo de símbolos patrios, apelaría al sentido de la solidaridad humana”.
Las mujeres y la bandera
A este Relato debe sumarse otra opinión. Denise Phé-Funchal. Una socióloga con varias especialidades da una perspectiva desde el panorama de las mujeres, y quien, dicho sea de paso, jamás llevo la bandera, pero además, en el colegio en el que estudió, esa figura no existe.
“Con el tema de ser abanderado… creo que lo más importante es que se puede convertir en víctima de bullying, pero al mismo tiempo, para tu familia es un honor que lleves la bandera. Pese a que la educación es una mierda en este país, ser abanderado en el colegio no significa que tendrás un futuro brillante”.
–Debido a esa circunstancia ¿abolirías la figura del abanderado?- “Es una práctica arcaica, sí, lo haría. Más bien, creo que ese reconocimiento es para el ‘pilas’ de la clase, pero es para el remachón, el que memoriza, nada más. Este sistema educativo es de memoria, quien diga que es por competencia miente, es por memorización. En todo caso, si el ser abanderado se considera, debería ser para el güiro que más se esforzó a lo largo del año, eso es lo que se debe reconocer, no la memorización”.
-A la distancia, ¿dirías que afecta llevar la bandera?- “Mientras crecés no siempre tenés ese tipo de análisis. Es más bien cuando se llega a la adolescencia. Tengo una prima que sí fue abanderada toda la primaria y básicos. Luego de eso, entró a la adolescencia y ya estudiar no era tan importante. Llega la fase en la que te comparás por la belleza. Hay un momento para las niñas, en este sistema en que te condiciona, a que dejés la parte intelectual y te centrés en la belleza. Ahí tenés las elecciones de reinas en los colegios”, -Y justo ahora en las Fiestas Patrias sucede- “Claro, ves a los pick ups adornados con globos y a las niñas vestidas como grandes y con tacones”.
-Pero entonces, ¿qué sucede si te bullean por ser abanderado?… “Creo que ahí la estructura familiar es la que te da las herramientas sociales y es entonces ahí cómo vos forjas esa personalidad en un niño. Ahí tenés niños pilas, con o sin bandera, pero que socialmente no tienen habilidades. Recuerdo a una compañera superpilas pero no podía compartir. No explicaba simplemente por que no quería. De esos pilas que no le ayudan a sus compañeros”.
Mientras tanto, en las esquinas de los semáforos durante los días de septiembre, otros niños menos afortunados junto a sus familias también pasean las banderas, pero con otra intención distinta.