Vendedores ambulantes hay aquí y en todo el mundo imagen

El uso del Paseo la Sexta pone en duda las actitudes de los bandos –si es que se puede usar ese término, pues, al final, todos somos Guatemala.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Con los acontecimientos que ocurren en torno al desalojo y protestas en el Paseo de la Sexta nacen dos cuestionamientos válidos. El primero es, ¿dónde están esos vendedores ambulantes el resto del año? El segundo, ¿en los paseos y plazas de otras latitudes ocurre este fenómeno?

Antecedentes noticiosos
Si quiere conocer los Relatos que hicimos acerca de este tema, acá están los enlaces:

Disturbios en la sexta avenida, una mirada y dos puntos de vista

La tensión continúa en el Paseo la Sexta, pero las ventas no



Todas las fotografías utilizadas en esta nota pertenecen a sus autores originales.

Esta semana, en su cuenta oficial de Twitter el alcalde Álvaro Arzú publicó la siguiente encuesta: “¿Debemos permitir que la sexta avenida sea nuevamente ocupada por las ventas para convertirlas en un mercado?”.

Si nos detenemos un poco en la estructura de ese cuestionamiento, se puede apreciar una pregunta tendenciosa y manipuladora. Bien pudo preguntar: “¿Está de acuerdo con el desalojo realizado a los vendedores ambulantes del Paseo de la Sexta?” –asumiendo que algo tan complejo se puede responder con una pregunta cerrada.

Luego de 24 horas, el resultado fue 17 mil 539 votos emitidos por los usuarios de Twitter, en el que el 92% dijo No. Aunque no fue una consulta popular supervisada por el TSE, se sabe lo obvio, y que solo el usuario de Twitter pudo emitir voto, sería interesante ver cuántos de ellos se ganan la vida como vendedores ambulantes.

Ahora bien, todo el año hay vendedores ambulantes en el Paseo de la Sexta; pero en esta época da la apariencia de que aumenta la cantidad. Esto puede ser cierto, aunque sería necesario un estudio. Sin embargo, olvidamos un detalle.



En la década de los años 80 comenzaron a colocarse las ventas en el Paseo de la Sexta. 

Todos los vendedores que ocupan la Plaza de la Constitución, los que se encuentran en ese lugar todo el año, en estas fechas no pueden ingresar a la plaza debido a que la Municipalidad ocupa toda el área para realizar su Festival Navideño (que incluye pista de patinaje, resbaladero de hielo, villa navideña y paseo en bus, entre otras atracciones) y prácticamente se quedan sin lugar para laborar.

Si usted fuera vendedora/vendedor ambulante de esa localidad y ya no puede entrar a la plaza, no sería de extrañar que se mudara al Paseo de la Sexta. Ese es el punto. Las fiestas de fin de año reúnen en la sexta avenida de la zona 1 a: vendedores habituales + vendedores de la Plaza de la Constitución + Vendedores motivados por las fiestas de fin de año. Se sobreentiende la aglomeración y, en medio de tanta gente, debe transitar el Trolley de la Municipalidad, que recorre el paseo. A ojo de buen cubero, no se debe realizar un estudio profundo para entenderlo. El desalojo violento en aras de limpiar un espacio para celebrar una época de paz puede resultar contradictorio.



El Paseo la Sexta a principios de la década de los 90

En otros lados del globo

Para los que no hemos viajado como quisiéramos, salta una duda. Quizá eso de los vendedores ambulantes en espacios bonitos solo ocurra acá. Quizá eso de los vendedores ambulantes no ocurre en el primer mundo. Sin embargo, eso parece ser inherente a una ciudad.

En la avenida Paseo de la Reforma, Ciudad de México, usted puede encontrar ventas callejeras, puestos de comida y vendedores ambulantes. No es que sus 17.4 km de largo estén ocupados con ventas. No. Es que usted puede encontrar en el recorrido, chicleros improvisados en las esquinas, ventas de tacos, ropa o piratería, una vez más, en algunas áreas.

En el atrio del Museo de Antropología e Historia, que se encuentra en esa avenida, usted puede comprar recuerdos, dulces e incluso escoger entre las máscaras de luchadores mexicanos que ahí venden.

“Lo mismo ocurre en la Rambla de Barcelona, en el Bósforo de Estambul, las calles de Nueva York, o a inmediaciones del museo de Louvre en París”, opina el escritor y editor Eduardo Villalobos. Comenta, con conocimiento de causa, que la venta en la calle se da en muchas partes del mundo. Agrega que debido a la complejidad social de Europa, son los inmigrantes, rumanos y africanos, los que se dedican a este tipo de comercio informal. Sin embargo, la policía pasa cerca de ellos y no hace nada, no existe una ley que los obligue a desalojarlos.

“En los metros ves gente que hace acrobacias, bailan y la gente los ayuda. Por ejemplo, en Barcelona, o en la plaza mayor de Madrid, hay vendedores, incluso te topas con indigentes que duermen en los portales de la plaza, los ves comiendo y vendiendo. En la ciudad de México hay soluciones muy interesantes. Existe un tianguis, es un mercado que se mueve de parque a parque cada día. El lunes llega al parque tal y así, son soluciones funcionales.

Recuerdo que en la explanada del Louvre o abajo de la torre Eiffel hay vendedores. En la torre te ofrecen una botella de champán y dos copitas de plástico para que apreciés en la noche la torre iluminada. La mara se sienta y lo ve, y pasa la Policía y no los persiguen.

Imaginá esto, en lugares como en Seúl hay en las estaciones de metro espacios acondicionados para que los vagabundos duerman, incluso son cuidados por la Policía. En las calles peatonales se pone alguien a vender cosas, no es tan común, pero sí sucede. Te topás con gente que se pone a pintar, cantantes, músicos, no creo que se requiera de una licencia para hacerlo. Sería de investigar”.

“En el Museo de la UNAM, de México, sí vi que los vendedores de mercadería de imitación son los que huyen cuando llega la Policía, pero es por lo que venden, no por el acto en sí. Recuerdo que en Estambul vas por la calle y se te acerca alguien, te habla muy amable, te invita a una taza de té y entre plática y plática, te meten en una tienda para que les comprés. Te halan, son extraordinariamente hábiles. En la calle, cerca del Bósforo, la gente se pone a vender camisas, muy baratas por cierto… compré dos.

En América latina igual. En la Calle Florida de Buenos Aires, Argentina, está llena de ventas, y la Carrera Séptima de Bogotá, en Colombia, que son calles mil veces más bonitas que la sexta, también abundan las ventas. Ves vendedores de libros, hay de todo a la venta”.



Vista nocturna del Paseo la Sexta.

Otro comunicador, Luis Molina, habla sobre su experiencia en otras fronteras. “Pues puedo aportar que yo he estado en Taiwán, Singapur e India. En los primeros dos países no vi ventas callejeras. Sin embargo, en India las cosas no son tan como en la televisión. Allá lo que hay son callejones y ahí es donde ves las ventas callejeras. En las avenidas principales lo que hay son ventas de comida, pero no de objetos. Digamos que te topás con espacios adaptados a las ventas, que no interfieren con el lugar de paso.

En India yo estaba en un hotel que tenía acceso a dos avenidas, una principal y la otra secundaria. Ahora, si caminabas dos cuadras, te topabas con un mercado como El Amate, pero no había ventas afuera de ese sector. No se permiten el lujo de que alguien ande vendiendo chivitas. También hay otros lugares así, como está aquí la 18 calle, ves que las calles las adaptan para la venta”.



Puede que no coincidamos, pero en las décadas anteriores el Paseo La Sexta visualmente era más entretenido que en la actualidad. 

Carla Molina, fotógrafa de profesión, suma a este Relato historias de otros países: “Mirá, sí hay gente así en todos lados, pero cambia la forma. En Alemania todo es súper ordenado. Hay vendedores ambulantes, pero ellos hacen sus casitas para que la mara esté vendiendo. Las ventas así ambulantes, yo las he visto más en Latinoamérica y en España. Yo nunca vi que a alguien lo persiguieran, nunca un vergueo como el que hubo ahora en la sexta. No sé si es porque no estoy ahí siempre.

No recuerdo haber visto vendedores callejeros en Israel, pero en Jerusalén sí ves un montón de vendedores y un mercado enorme. La verdad, siempre te encontrás a más de alguien que está vendiendo suvenires.



Cuando el Paseo de la Sexta se llamaba Calle Real y era una ruta de doble vía.

El problema de todo esto es que sacaron a los vendedores del parque para meter esa pista de hielo. El día de la protesta tenía que ir a la zona 1 y fui a buscar a don Juan Carlos, el señor que vende alpiste. Él se pone en donde ahora está la pista. 

Luego me entero de todo el problema y con la sorpresa que a don Juan Carlos lo veo en un video cuando lo estaban echando. Entonces, llega la Municipalidad, se instala en el parque y la gente que está trabajando ahí se va para la sexta. Don Juan Carlos eso hizo, porque él está ahí en el parque todos los días. Y después lo veo en el video que te digo, se ve cómo lo están echando. Creo que el clavo más grande es ocupar la plaza y sacar a todos los vendedores que están en el parque, porque como consecuencia se van a la sexta”. 

Entonces, ¿usted qué opina? ¿Los desalojamos o no?

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