Ser cajera en Navidad no es tan malo como crees imagen

Por mal pensados creíamos que todo era caos en los bancos en un fin de semana de aguinaldo y además quincena; pero no, no es tan así. Lo que sucede es que no nos dedicamos a ello.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Irene tiene dos años de ser cajera y, en su experiencia, más allá de ser una jornada difícil, este fin de semana no será una vorágine de desesperación. No es que se vaya a sentir atrapada en su caja. Al contrario, será otro turno en el que atenderá usuarios que desean cambiar cheques. Si bien el número de personas aumenta, la actitud de los clientes es muy cercana a la de una dulce Navidad.

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“Si me piden que resuma en una palabra este fin de semana de aguinaldo y quincena, esa palabra es: pesado. Entiendo el motivo de este Relato que me piden que haga, pero no puedo mentir. Realmente no es tanta la diferencia entre este turno y el de un fin de mes o de quincena. Es una fecha de pago más.

Obvio que este fin de semana se pone fuerte si hablamos de transacciones monetarias en el país, pero la mayoría de gente usa su tarjeta. Pero a los que les pagan con cheque solo buscan el banco y ya; como digo, es un turno más. Los de la planilla, que son las personas cuyas empresas les pagan con cheque, igual vendrán a cambiarlo, como un fin de semana normal.

El flujo de gente aumenta, sí, pero no es tanto –o mejor dicho, no se siente tanto. Es decir, podría parecer mucho para quien no se dedica a esto, pero para nosotros no, al menos no para mí. Lo diré de esta forma: los clientes están normales, no es que lleguen estresados por las fechas, y bueno, depende mucho de cómo uno los trate. Si me hacen una mala cara, uno igual devuelve una sonrisa. Yo siempre trato de atender a la gente lo mejor posible, de hacer que se sienta cómoda, aunque tenga un mal momento.

Lo más raro
“Algo que me impactó mucho fue una vez que se desmayó un usuario. De hecho, me ha pasado dos veces. A mi compañera se le desmayó un señor de avanzada edad y lo complicado es que uno no puede dejar de atender a las personas. Entonces es incómodo realizar transacciones mientras mis compañeros asisten a la persona en lo que vienen los bomberos. Es incómodo también para la gente.

Otro caso fue el de una señora a la que le sacaron sangre y se desmayó. Pero, igual que la otra vez, tanto los agentes de seguridad privada como la jefa del área se acercaron a auxiliarla. Nosotros seguimos trabajando. Eso es incómodo”.

Por turno, por cajero, se atienden a menos de 100 personas; en fin de semana, un poco más. Ahora bien, en fin de semana de quincena subirá a 150 o 200 personas por cajero. Así me ha tocado a mí en la agencia en la que trabajo, en un centro comercial.

“Cuando usted se acerca a un banco y la cola es muy larga, de seguro es fin de mes o quincena y se está pagando planilla. Se llama pago de planilla a cuando una empresa no hace cuentas para sus empleados, sino que otorga cheques. Es cuando se hace cola en los bancos. Por ello, cuando [en la entrada] dice ‘no se paga planilla’ es porque hay agencias que se dedican, más que todo a eso, debido a ello, En los Centros Comerciales no se pagan planillas. Imagine que usted va a cambiar un cheque en fin de semana, ve mucha gente y usted solo quiere hacer una pequeña transacción. Pensará, ‘ahora, ¿qué hago?’ y que mal”.

“Una vez, una señora me contó que un sobrino estaba en el hospital
debido a un accidente. Lo bueno es que se controló, mantuvo la calma. 
A mí me tocó mantener la conversación, que se sintiera cómoda,
dándole el aliento posible, [decirle] que todo iba a salir bien y a mejorar. 
A veces toca hacerla de sicólogo”.

No sé si es por ser mujer, pero a veces tengo ese punto a favor, porque bendito sea dios en los dos años que llevo trabajando nadie me ha gritado; menos para esta época. Este fin de semana como que no va a pasar. Al contrario, me tratan bien y si es conocido el cliente es mucho más amable con uno. Se despiden y dicen, ‘¡hasta el próximo año!’ y cosas así. Llegan, platican… lo normal. Solo el tema cambia porque es navideño. Pese a lo que se cree, no es complicado este trabajo; solo es dar y recibir. Sí se necesita memoria y estar concentrado –mucha concentración, más que todo– y uno lo logra.

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