Piropos van, piropos vienen, e incómodos se detienen imagen

Claro, hay de piropos a piropos, pero sea cual sea el que practiqués, si lo haces, quizá este texto te haga recapacitar.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

En la canción Te guste o no, de Ricardo Arjona, hay un estribillo que versa, “‘Pantorrillas de marfil’/ grito en la esquina un albañil/ Yo voltee para hacer frente al atrevido constructor/ Aunque admire su observación”. Habría que preguntarse de qué planeta es ese constructor, pues, hoy, esta serie de Relatos revela que esa práctica de chuliar desconocidas no es agradable para ellas.

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Era 1965 y María José se subió a la camioneta 1, rumbo a Vista Hermosa. En esa época era tímida -dice- sin embargo explica que de pronto, un caballero, quizá de 20 o 22 años, le dijo: “Usted es lo más bello que me ha sucedido el día de hoy”.

“Yo solo sentí que tenía fuego en la cara, quizá me ruboricé, y él se bajó del bus. Me emocioné, me sentí feliz y me dio tanta vergüenza que no le quise ver la cara. Solo recuerdo que iba con pantalón de lona y una camisa de cuadros azules y blancos. Yo tenía 13 años, y hoy, voy a imaginar que era guapísimo. A mis 65 años aún lo recuerdo como algo bonito que me pasó en mi niñez. Fue mi primer piropo.

Ahora los piropos son vulgares y feos. He escuchado como le dicen a las jovencitas, ‘¡rica!’, una vez escuché “¡Quisiera tocar esas chiches!” o una “¡qué culo tan sabroso!”. Ahora no son bonitos, caen en lo vulgar, lo grosero. Y ofenden la dignidad de una mujer, no solo quien lo recibe si no quien lo escucha.

Antes, decían “sus ojos, que lindos, hablan mucho de usted”, no eran poetas, pero no ofendían. “Con esos ojos bonitos, no hay cara fea”, digamos que son inocentes, bonitos. No son corrientes. Ayer, en el mercado, escuché “¡Adiós mi reina, aquí está su palo que la va hacer feliz!”…. Entonces viene la señora y le grita, “¡Hijo de la gran puta, decícelo a tu madre!”.

Cuando era joven, recuerdo que estaba en 5o. bachillerato, era 1970, íbamos saliendo del colegio, y el tipo le dice a mi amiga, Iki, que en paz descanse, “¡adiós mamasita!”. Ella se volvió y le aruñó la cara, y cuando vimos, al señor le empezó a salir sangre de la cara. Y el tipo se fue. Yo me asusté mucho, ‘Así vas a aprender a no insultar a una mujer’, la Iki era de armas tomar.

Es que ahora no los educan bien. Conquista a una mujer más con su actitud, que con decir esas palabras tan feas. Te aseguro que si a esa mujer que a él le gusta… le regala una rosa, hasta le da un infarto, ¿ahora quién te regala flores?. Y aunque ella no quiera, no se va sentir ofendida. Lo más que le va decir es no”.

Acerquémonos al presente




Un grupo de mujeres nos cuenta cuál ha sido el peor piropo que les han dicho y sus reflexiones.

“Él venía de frente, en la calle, un tipo de aspecto como de Oriente y me dice: ‘¡Qué hembra más bonita, para domarla en el rancho!… Jajaja, ¡fue shokeante la verdad! Dejá que te vean como objeto, ahora también te ven como animal. El que te vean como objeto es el día a día, pero como animal para aparearse nada más, si ¡wow!, este fulano me dejó sin habla”, Karol.

“Supongo que hay cosas que quiero borrar de mi mente, como las cosas feas que dicen, o, peor, las miradas. No sé, creo que no se han tomado el tiempo de armarme algo tan cholero. No habrán pasado del ‘gordita rica’.

Más que enojo, me da como tristeza porque gorda sí, pero rica no. Veamos, que el único piropo que me lancen tenga que ver con el sobrepeso es triste. Es algo con lo que tengo que lidiar cuando me lo recuerdan, pero para mí, lo más genial sería que me ignoraran. Digo, yo ya aprendí que yo no voy a dejar de ser yo, porque vaya en bus o porque tenga que pasar delante de una construcción. Hace rato aprendí que si uso vestido y la gente se shokea es problema de ellos y no mío. Sé que a veces me pueda sentir incomoda por como me ven es un hecho, pero tengo que superarlo”, Priscilla.

“Era algo así como ‘quisiera ser pedo para tronar esas nalgas’… seguido de un sonido de pedo. Me causo entre gracia y enojo, es que en el interior es peor. Eso me lo dijeron en Mazate. Supongo que es una forma de sentirse machos. Sabés, mi esposo ya anda en Freiburg, Alemania, donde vamos a vivir, y dice que es bien común ver a los hombres darles nalgadas a las mujeres, pero no como juego, se percibe que lo hacen como para marcar territorio, y ellas no hacen nada”, Andrea.

“Besito por donde orina”, Jajajajajaja ¡Chish! No es un piropo para nada, es una intromisión. Da miedo porque uno piensa, ‘si es capaz de decirlo, que miedo si me pudiera hacer algo’, porque la mara es violenta. Además, la gente que dice esas cosas es como sucia… ¡Josh! ¡requete ¡chish!, Farah

“Hace ratos que no me dicen, recuerdo uno, pero creo que es clásico ‘¡que rica pusita!’, solo de recordarlo se me eriza la piel del asco. ¿Lo que pienso? es que me dan asco, pero sigo caminando como sino tuviera oídos. Creo que un par de veces les he sacado la madre si lo gritan desde un carro o un bus.

Sabes, la semana pasada me pasaron tocando una nalga ¡Puta! Tenía años de que afortunadamente no me pasaba. Llevaba un vestido corto, mochila al hombro e iba con mi hija. Estábamos paradas esperando cruzar una calle y un chavo de lo más normal del mundo, parecía trabajador de banco, un receptor pagador, se acercó y ¡zaz! ¡Que hijo de puta la verdad! Uno se enoja pues… pero sos impotente ante eso ¿Qué putas haces? Le comenté a un amigo que vi ese día y me dice ‘¡ya ve! por andar provocativa’, típica respuesta machista. Ya me enojé otra vez de recordar esas cosas, Jaja”, Sofía.

“Yo lo que me pregunto es ¿qué piensan todos esos choleros? Realmente piensan que una se va dar vuelta y va decir ‘Hola, que lindo lo que dices de mis nalgas. ¿Quieres salir a tomar un café?’… ¡imbéciles!”, Waleska.

¿Por qué piropean?

Uno pensaría que eso de los piropos apela a las clases sociales y al nivel educativo. Pero es un mito. Aunque el lenguaje cambia, las intenciones parecen ser las mismas. Conseguimos dos opiniones, un desconocido de la calle que dijo hacerlo y sus motivos, y un profesional.

“Si lo hago pero no digo, cosas, así como para faltar el respeto. Digamos que cosas como ¡Ya yay! O un chiflido. Pero nada corriente, así patandas no. Lo que pasa es que uno mira que son tan bonitas que dan ganas de decirlo. Quien quita y les alegra el día. La verdad nunca lo había pensado usted.

Pues no sé si a mi mamá la hayan chuliado así, no me ofendería si se lo hicieran. Si solo es un piropo. Tampoco es que lo haga todos los días. Como le digo, de pronto dan ganas de chuliar. Nunca me han torteado la cara, solo insultado. Pero a mí, risa me da. Yo no creo que les afecte tanto, sería mucha la exageración. Cuando tenga hijas no sé qué haría. Que no les ponga atención digo yo”, Peatón.

“Te mentiría si digo que nunca lo he hecho. Pero tampoco es que lo haga siempre, y no soy vulgar. Así bajar al nivel de un albañil nunca. Recordá que ellos han tenido poca educación, te aseguro. Si he escuchado cosas muy sucias, por ejemplo: ‘Le digo rica porque le gusta la verga’… No, nunca diría algo así de bajo. El más asqueroso “¡Decime quien te la mete para mamársela!”. Es una vulgaridad que no tiene comparación.

Pero yo defiendo el piropo sano, al final, es una apreciación estética de un ideal de belleza occidental, por eso lo hago saber, claro de una forma educada para la mujer se sienta halagada. No creo que dañe a nadie de esa forma, al contrario, como que se le sube la estima”, Antonio, abogado.

Usted ¿Qué piensa sobre piropear?

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