La Navidad relatada por distintas edades imagen

Una muestra al azar evidencia que las fiestas decembrinas cambian según la edad y las circunstancias.

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Seguramente desde mañana al mediodía comienza la celebración de Navidad en muchos hogares. Un almuerzo familiar, refacciones, convivencia religiosa y en familia y así pasarán las horas hasta que a media noche todos en armonía se abracen en un frenesí emocional… ese en el que otro mundo es posible. Ahora nos toca presentar una colección de Relatos acerca de la percepción de la Navidad según diferentes edades.

Debemos ser honestos, la Navidad es más compleja de lo que creemos, por eso hagamos una pausa y esta vez evitemos hablar de su origen. Hablemos acerca de lo que nos provoca. Con el bombardeo emocional que esta celebración representa, se presta para la reflexión. Al final, es la antesala del fin de este ciclo. Es un estado mental que puede, por momentos, ensimismarnos en una vorágine de nostalgia, enojo, alegría, felicidad y tristeza. Todo al mismo tiempo y sin poder controlarlo.

Quizá por ello hay gente que está sumamente sensible, precisamente porque es Navidad. Porque es una temporada en la que se ve la vida, no solo el año que termina. Se ve lo que hemos hecho con nuestra existencia, a través de una mirada de vidrio que juzga severamente todas nuestras acciones. Y, debido a esa severidad, puede que nazca una sensación abrumadora de no haber conseguido nada.

Si estás de novia o si estás soltero, eso se siente mucho más en Navidad. Lo mismo ocurre con el resto de sentimientos que nos afectan en nuestra condición humana. Por tanto, no debemos permitir que un velo sentimental nos nuble la vista y nos haga olvidarnos de la realidad. Por el contrario, es sentirse agradecidos con lo que somos, lo que alcanzamos y por lo que luchamos y que aún no llega. No hay que ceder ante esos sentimientos embriagantes de excesiva alegría y tristeza porque, por su condición, serán efímeros.











Es como cuando estamos sumamente felices pero al ir en el tráfico en estas fechas lo olvidamos, saltamos al enojo y obviamos dos verdades absolutas: 1) somos el tráfico, y 2) no sabemos qué ocurre en el auto que tenemos enfrente y que está bloqueando la ruta. No sabemos si esta será su peor Navidad. Quizá esa sensibilidad es la misma que nos hace pensar en aquello de la Magia de la Navidad, cuando ocurren eventos maravillosos e inesperados que nos permiten ponerle una pausa a la rutina –una llamada, un correo o un mensaje de Whatsapp que no esperabas.

Quizá esas nimiedades que nos emocionan nos acuerden de que lo que nos preocupa es igual de fútil. Si en este punto de la vida no te has dado cuenta de que las cosas a la fuerza no son buenas y que no siempre tendrás lo que quieres, es tiempo de que abrás un poquito los ojos. Ya lo dijo Jagger, porque aunque no lo tengás, pero si lo intentás con ganas, puede que obtengás lo que necesitás. Esa podría ser una versión más honesta de Navidad. Al final, ¿quién sabe si será ese breve momento de cordura la Magia en Navidad?

Quizá también sea un buen momento para pensar en la fragilidad de la vida. Quizá por un momento podamos evitar ese error humano, el de dar por sentadas las cosas. Tarde o temprano pasarás las Navidades venideras sin las personas que poco a poco perderás con el pasar del tiempo. Los que ya no están en esta tierra con nosotros que sirvan para recordar que la muerte solo es un paso más en el ciclo de la vida. Por ello, al estar entre los nuestros –la familia, la de sangre y la que no–, recordemos que el hogar es con ellos. Es el tiempo compartido. No es un lugar, es un momento en el que se puede imaginar un mundo mejor y más brillante.






¿Qué es Navidad?

“¡La Navidad es amor, paz, felicidad, unión y, sobre todo, empezar otro año de esperanza y felicidad!”.– Naomi, 14 años.

“Para mí es un tiempo de celebración en el que se recuerda el nacimiento de Jesús (aunque sé que no hay certeza histórica en la fecha). Es una temporada de festejos en la que se viven reencuentros con familiares y amigos. También puede ser, debido a la cercanía del cambio de año, un período de renovación”. – Ana Lucía, 49 años.

“Es el cumpleaños de Jesús, cuando todos se dan regalos”. – Sofía, 11 años.

“Navidad es lo que me gusta, porque es cuando me traen más regalos. Me gusta porque hay un árbol de Navidad y el nacimiento”. – José Rodrigo, 5 años.

“La Navidad es amor, alegría y felicidad en familia. Es pasar un rato feliz y convivir junto con personas que tú amas”. – Nicole, 12 años.

“Es una época que ayuda al desastre. Mirá las calles, la gente, los centros comerciales y eso. Aún no conozco una familia en la que una sola Navidad salga bien, siempre falta o sobra algo. Es sinónimo de desastre en la mía. No me emociona como antes, creo. Pero le voy agarrando más el verdadero sentido desde el punto de vista religioso y trato de verlo así, una fecha para recordar uno de los acontecimientos más importantes de mi fe”. – Melu, 21 años.

“Desde la muerte de mi viejo ya no pienso en la Navidad. Solo son las ‘vacas’ de fin de año. No me enoja ni soy Grinch, solo ya no pienso en eso”. – Marlon.

“Pienso que llega demasiado seguido, debería ser cada 2 o 3 años. Me gusta, como todas las celebraciones en las que se come y se bebe. No conozco el Ramadán, pero eso del ayuno, de entrada, me echa para atrás”. – Ricardo, 39 años.

“La Navidad debería ser como el Día de Acción de Gracias, en el que la mara se reuniera con su familia para pasarla bien. Pero creo que en la actualidad se trata de ver quién recibe o da el mejor regalo. Es más como una oportunidad de gastar en cosas que realmente podés adquirir en otro momento y no precisamente en estas fechas”. – Fredy, 31 años.

“Ja, ja, ja, ja, ja, la Navidad, claro está: no es la misma la de un niño de 10 años a la de un tipo un poco desencantado de 41. Aun así no soy taaan Grinch. Creo que yo lo que celebro es llegar y cumplir un ciclo más. La veo como un momento para evaluar lo que he logrado con mi vida desde el primer y hasta el último día del año. Me veo siendo alguien que hace el intento de planificar un poco su año. Personalmente, soy de los que agarran esos días para escapar y refugiarme en algún lugar del mundo, agarrar una maleta y tener un momento de paz conmigo mismo.

Generalmente, al viajar solo es cuando mejores cosas me suceden. Mi familia es muy poca así que raras veces logramos juntarnos. Prefiero andar por mi cuenta. En resumen, te diría que estas fechas las veo como un momento de introspección sobre los aspectos que quiero de mi vida por ser el fin de algo y el inicio de otro ciclo. Y, por supuesto, también aprovecho para consentirme un poco ya que no muchos saben qué me gusta. Ya nadie me regala nada, así que opté por los autoregalos, ja, ja, ja, ja”. – Álvaro, 41 años.

“La Navidad es un sincretismo de tradiciones, entre judías –o de por allá– y occidentales. Es solo para sacarte todo el pisto que puedan y la oportunidad que la gente espera para hacer las paces con otra mara y engordar sin pena, porque toda la comida rica se sirve en Navidad. 

A mí en lo personal hasta mal me cae, me trae malos recuerdos. Mi papá se disfrazaba de Santa para actos, familias, centros comerciales… pero, a pesar de ser Santa, me regalaba cuetes, uvas y manzanas. Entonces eso para mí ya ni existe”. – Candy, 30 años.

“Ja, ja, ja, ¡qué preguntas esas! Navidad: caos, ruido y una época en la que hay tiempo y dinero. Esa es mi versión capitalista. Versión de mamá: es un tiempo para estar con mi hijo y disfrutar del descanso”. Bety, 40 años.

“Es felicidad. Desde chiquita me ha gustado mucho porque se come rico, mira uno a personas que tiene años que no ver, el ambiente al que vas es alegría y me da mucha tristeza cuando termina diciembre. Las vitrinas se ponen bonitas, la gente se ve más alegre, todos van riéndose en las calles, uno tiene oportunidad de visitar a personas que tiene rato de no ver y los regalos… tan alegre que es recibir y dar regalos.

Ir a la iglesia… los cánticos son tan bonitos, me gustan. Para mí la Navidad es preciosa. Me gusta mucho adornar la casa, o bueno, me gustaba. No lo hago en la mía porque a mi familia no le gusta, pero me agrada adornar”. Lissette, 65 años.

“Es celebrar en familia, estar con ellos, agradecerle a Dios por un nuevo año y que estamos vivos”.     – Andrés, 9 años.

“Estar con mi familia, a pesar de lo que he pasado en la vida. Estoy bien, al lado de ellos, con mis achaques de 15 años… pero acá estoy. Soy feliz: tengo mis nietos, mis hijos –a veces abusivos, pero ahí están– y Dios, ante todo. Lo primero en la vida es Dios, tener religión, sí, y tener en quién confiar, en las penas y en las alegrías; siempre hay que darle gracias a Dios por un año más, por el bienestar de mis hijos, y pedir por el año nuevo que va empezar, que sea bueno para nosotros”. Marielena, 76 años.

“Para mí es compartir con la familia, obvio, comer bastante, dar gracias a Dios porque nos da un año más para compartir de nuevo; no solo tanto como recibir regalos, si no como dar, dar abrazos, vaaa, porque no significa siempre dar regalos; también quemar cuetes, rezarle a Dios y comer bastante”. – Fernanda, 16 años.






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