Ayer terminó la fiesta electoral estadounidense. Ganó el republicano Donald Trump y las preguntas caen por su peso: ¿afecta o beneficia a Guatemala? ¿Qué pasa con los migrantes, con las remesas? ¿Se va la CICIG del país? Este es un acercamiento a lo que podría ser el futuro próximo para Guatemala.
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La coyuntura está así: desde la madrugada de hoy las reacciones en redes sociales acerca del triunfo presidencial de Donald Trump van del llanto a la alegría y viceversa. Después de todo, más de 59 millones de electores lo vieron como una opción.
Uno de los primeros en reaccionar luego de la notificación oficial fue Mick Jagger, el vocalista de los Rolling Stones, quien dijo: “Estaba viendo las noticias… quizá me pidan que cante No siempre puedes tener lo que quieres en la inauguración ¡Ja!” (“Just was watching the news… maybe they’ll ask me to sing ‘You Can’t Always Get What You Want’ at the inauguration, ha!”).
Y es que, más allá de los memes, hay que reconocer que fue Donald Trump contra el “mundo”. Su adversaria, Hillary Clinton, tenía a los medios de comunicación, a Internet, y el apoyo de la crema y nata de las celebridades de Hollywood –incluso Barack Obama– y aun así perdió. Ahora bien, el panorama queda de la siguiente forma: Cámara de Representantes, con mayoría republicana; Senado, ídem; y Presidencia, obvio, por lo que el 20 de enero de 2017 las cosas cambiarán bastante en la Casa Blanca.
Para rematar, Noam Chomsky (una de las mentes más críticas de la sociedad del siglo pasado y de este) dijo semanas atrás que la llegada de Clinton y Trump a la final electoral es reflejo del hartazgo del sistema. Cansados de la política, del sistema bancario, de la cámara empresarial y de los medios de comunicación, el electorado tomó una decisión. Además, “alerta del peligro que tienen unas políticas neoliberales que dejan a la clase trabajadora sin derechos y con una frustración que alimenta el discurso del odio. Hay mucho por lo que estar preocupado”, cita La Vanguardia al pensador estadounidense.
Y así llegamos a Guatemala
La radio Emisoras Unidas cita al presidente Jimmy Morales, cuya reacción ante el resultado de los comicios es: “Siempre hemos sido respetuosos de los procesos democráticos, el pueblo de Estados Unidos hizo su elección y felicitamos a las autoridades electas”. Ahora bien, ¿nos afecta directamente o no? El politólogo Roberto Wagner y el excanciller Edgar Gutiérrez nos dan su visión respecto del triunfo, qué auguran y qué consecuencias podría tener para el país.
Edgar Gutiérrez
Migración
El tema de los migrantes tiene dos dimensiones para Guatemala: la retórica inflamada del Presidente electo, que puede generar un ambiente hostil para los migrantes dentro de Estados Unidos; y la dimensión de las deportaciones y el reaseguramiento de las fronteras. Él ofreció en campaña montar una logística para deportar 11 millones de migrantes y, aunque han deportado un promedio de 100 mil migrantes cada año, si duplicaran esa cifra se activaría una bomba de tiempo social en el país porque no hay empleo y no hay suficiente inversión.
Economía
En cuanto al los temas comercial e industrial, Trump habló de denunciar los Tratados de Libre Comercio. Parece poco probable que tenga el respaldo de su partido para hacerlo. Sin embargo, tiene la posibilidad de implementar medidas restrictivas de comercio, barreras no arancelarias, obstáculos de internación de productos no perecederos, como hortalizas, flores y verduras, productos que con esos atrasos podrían causar pérdidas. Un 40 por ciento de nuestro comercio con el exterior es con Estados Unidos. Esto podría tener repercusiones muy serias para la economía de Guatemala.
Remesas
Se estima que alrededor de 1.8 millones de guatemaltecos se encuentran en Estados Unidos. De estos, más o menos la mitad se encuentra indocumentada. Con restricciones como las que se han mencionado por parte del Presidente electo es probable que se precarice el salario, por que habría mayores controles. Es difícil definir cuánto de eso impactará en las remesas, pero en general es un ambiente negativo para el país.
Roberto Wagner
Lo positivo: “Se abre una oportunidad para renegociar la agenda bilateral con Estados Unidos. Es un cambio de gobierno y se van analizar ciertas políticas de cooperación internacional, como el tema migratorio con el país.
Entonces, para Guatemala es una oportunidad. Es decir, Estados Unidos no nos va decir, ¿qué quieren hacer? Esa nación esperará a conocer qué vamos hacer. Si aprovechamos, es la oportunidad para decir, ‘felicitamos al nuevo Gobierno. Lo único que quisiéramos cambiar, si podemos, son estos aspectos en nuestra relación bilateral’. Es algo que se debe hacer. Es una ventana de oportunidades. Es momento de presentar propuestas diferentes a las que se han venido haciendo para darle continuidad a lo que está bien o solicitar otros temas. Creo que eso es positivo”.
Lo negativo: “Nosotros, más allá de los temas geoestratégicos, el posicionamiento de la región y las posibles crisis que podamos tener, si no hacemos algo, si no presentamos en esta ventana algo en su beneficio, vamos a estar sometidos a un ninguneo, a políticas de castigo de Estados Unidos en relación con la cooperación que ya nos han otorgado.
Si no tenemos la habilidad política y si las autoridades, en particular de relaciones exteriores –que en mi opinión todavía no lo han demostrado–, no actúan será algo negativo. También lo sería estar de brazos cruzados para ver qué va a pasar con un gobierno de Donald Trump. No podemos, eso es lo negativo, pero estamos con un gobierno cuya principal preocupación es interna, la de Estados Unidos, y no va a ser la política exterior en el caso del Triángulo Norte”.
¿Qué piensa de este razonamiento: con Trump se va la CICIG de Guatemala?: “No, no lo veo así. Creo que es una lectura muy negativa. Es la lectura de la gente que cree que Guatemala es el sol del mundo, que Donald Trump va sentarse y va decir ‘¿qué está pasando en Guatemala?’ No. Nosotros no estamos ni en las 10 primeras prioridades en la política exterior de Trump. No estamos ahí. En mi opinión, CICIG sigue.
Lo que va cambiar es que Estados Unidos va a preguntar, ‘¿qué beneficios tenemos en apoyar económicamente a la CICIG?’ Si lo hay, si ven que ayudar a prevenir ciertas cuestiones en el país les favorece, entonces la ayuda va a continuar… y que no nos sorprenda que aumente la ayuda si hay beneficio.
Sobre todo ese dinero que hemos recibido, si no ven un resultado, van decir, ‘¿qué han hecho con ese dinero?’ Puede haber castigo, una reprimenda. Pero creo que es pretender que estamos entre las primeras tres grandes prioridades para los Estados Unidos y no lo veo así.
No creo que eso vaya a pasar sino hasta después de una evaluación seria de los posibles beneficios en cuanto al sostenimiento económico que Estados Unidos brinda a la CICIG. Así va a ser con toda la ayuda que esa nación brinda al mundo. Los países de Medio Oriente sí deben estar preocupados, porque ahí sí se va una cantidad astronómica de dinero; no tanto aquí, no me preocuparía con eso”.
Fotografía de portada: nationalreview.com