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Se han reinventado, ahora aprovechan las redes sociales y han invertido en servicios de reparto a domicilio. El Hot Dog Latinoamericano, que nació en las calles de Guatemala, se vale de la tecnología para sobrevivir.

Comenzó con una venta de carretilla al pie de la Iglesia de Yurrita, de ahí se extendieron los puestos hasta el frente del Liceo Guatemala. Y a falta de un nombre para estos panes, los usuarios comenzaron a llamarles shucos, pues se vendían en la calle con poca o ninguna medida sanitaria. De las carretillas a los restaurantes, el paso se dio con los años. Y fue entonces que el sector de “El Liceo”, se convirtió en la Meca del Shuco. De a poco los locales comerciales del sector se transformaron en improvisados restaurantes y las carretillas en las cocinas de los inmuebles. Pero, hoy con la crisis de salud que se vive en todo el mundo, muchos de los locales han cerrado. Y para evitar que esta tradición culinaria chapina se pierda, los dueños de las ventas se la ingenian para subsistir.

Félix Juárez y su esposa Mayra vieron cómo las ventas se desplomaron. De vender unos 100 panes diarios, la cifra cayó a los 10. “Jamás había estado tan mal y llevamos más de 20 años de trabajar en esto”, sostuvo la cocinera. Y es la falta de clientes que los ha llevado a innovar y repensar su modelo de negocio de cara a la actual situación y las posibles consecuencias que esta pandemia pueda tener a largo plazo.

Para comenzar el cambio, la pareja decidió aprovechar las tecnologías existentes. Ya usaban el servicio de UBER Eats para enviar sus panes y ahora la usan también para recibir los insumos para prepararlos. A UBER se le ha sumado una página de Facebook, donde el dúo anuncia las promociones del día. Combos familiares y ofertas inundan sus publicaciones, en las cuales los interesados pueden contactarles a un número de WhatsApp y ordenar su comida. Incluso han elaborado tarjetas de presentación para repartir por donde se pueda y así promover los nuevos servicios que ofrecen.

“Nos pueden llamar y nosotros preparamos el pedido, así no tienen que esperar en la calle”, Félix Juárez.

Además, para quienes no gustan de pagar por los servicios de empresas dedicadas al traslado, la pareja ideó un modelo de negocio para quienes tienen motocicleta y no trabajo. Hablamos con algunos mensajeros y en sus ratos disponibles los contratamos para que lleven los pedidos. A veces llevan dos o más pedidos para que valga la pena el gasto, pues ese costo se le debe cargar al cliente y no puede ser alto.

Sobre el área de restaurante, la pareja no pierde la esperanza de que todo vuelva a la normalidad. Pero de no ser así, ya comienzan a planificar qué otro uso podrían darle para sacarle algo de dinero. “Yo espero que todo vuelva como antes, pero si no, algún otro negocito se puede poner en el local”, sostuvo Mayra.

Y no es para menos, negocios como el de Hot Dogs Ejecutivos El Chino, que cuenta con más de un local en el área de “El Liceo”, han cerrado algunos para sobrellevar la crisis. La prohibición de atender en el lugar, ha dejado sin uso una docena de locales en el área. Mientras que, en la calle, solo algunos imprudentes se detienen a comer dentro del vehículo. A decir de Félix, eso ya es cosa de ellos porque si llega la policía seguro los multa.

Mientras el mundo se desdibuja, para luego volverse a inventar, el platillo que nació hace más de medio siglo en las calles de Guatemala se suma al cambio. Serán menos locales, vendedores o acarreadores, pero el sabor del Hot Dog Latinoamericano se aferra con todo al frente de “El Liceo”. 

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