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El estigma social ante los tatuajes ha ido cambiando con el tiempo, ahora es más común ver a personas tatuadas por las calles y en sus trabajos, sin embargo falta mucho para que todos lo vean de una manera normal. Lamentablemente, este arte es uno más de los que están pasando por momentos difíciles ante las medidas tomadas en el país por el COVID-19.

Algunos han parado sus labores, mientras que otros han decidido trabajar como puedan para seguir adelante.

Alejandro Castellanos, de 36 años, es propietario del local Bad Company en zona 10. Ante las medidas tomadas por el Gobierno tuvo que cerrar al no poder llegar a un acuerdo con el dueño del lugar donde alquila y no pudo seguir pagando renta sin recibir ingresos mensuales.

Bad Company cerró desde el 15 de marzo, él y otros 3 tatuadores que trabajaban en el lugar por comisiones ya no pudieron continuar. Desde entonces, Alejandro ha estado trabajando varias pinturas que tenía ya encargadas, así aprovecha su talento al máximo para poder sobrevivir.

Mural realizado por Alejandro Castellanos

Castellanos pinta desde hace unos 18 años, cuando obtuvo el gusto por la pintura acrílica en el colegio del que se graduó (Toscana). “Empecé a tatuar con una máquina hechiza en 2009, pero en lo personal considero que llevo aproximadamente 5 años ya como profesional”, indicó.

Además, fabrica máquinas para tatuar, las cuales actualmente, debido a la situación, las vende con el 40 por ciento de descuento. Dichas máquinas que él diseña y fabrica son rotativas libres de mantenimiento, súper livianas con marco de impresión 3D de alta densidad.

Alejandro es consciente de la situación, por ello comentó que por el momento cree que no hay suficiente información como para poder decir que es completamente seguro volver a trabajar. Agregó que ya hay varios tatuadores que trabajan a puerta cerrada (muchos sin licencia sanitaria).

“Viendo estadísticas que dicen que lo peor será en mayo, calculamos volver en julio”, señaló Castellanos.

“Consideramos que para volver a tatuar de manera segura será necesario tener un sistema de filtrado y limpieza de aire y más como cobertores de calzado, de rostro, etc.”, explicó Alejandro ante la consideración de volver a trabajar en los próximos meses y las medidas que deben tomar para realizar su labor.

“Estas serán medidas también de infraestructura las que se deberán tomar, reducir la cantidad de personas que llegan al local, evitar acompañantes o prohibirlos mejor dicho. Además, nosotros siempre usamos mascarillas y desinfectante desde antes que pasara esto”, concluyó.

Tatuaje realizado por Alejandro Castellanos

Sin otra opción

La situación es similar para Andreina Garay, de 28 años, quien trabaja como tatuadora en un centro comercial de zona 7. Ellos, al enterarse del primer caso positivo de COVID-19 en Guatemala, el viernes 13 de marzo, aún trabajaron durante el fin de semana y dejaron de laborar el lunes 16 del mismo mes.

“A nosotros nos impactó directo porque estamos en un centro comercial y fueron de los primeros lugares que cerraron”, mencionó Andreina.

Ella, trabaja en dicha profesión desde hace 4 años y medio y se especializa en la técnica de full color. Es de origen salvadoreño y desde hace 6 años reside en Guatemala, actualmente vive con su pareja. En El Salvador se dedicaba a dar clases de baile y zumba.

Lamentablemente, para Andreina el cierre del local le afectó totalmente de manera económica, debido a que no tiene algún ingreso extra durante este tiempo. En la misma situación quedaron otros 5 tatuadores, quienes al igual que ella solo tenían el ingreso de dicho trabajo.

Andreina Garay realizando un tatuaje

Garay explicó que cuando el centro comercial vuelva a abrir deberán tomar algunas medidas. “Nosotros debemos trabajar con trajes desechables, se les deberá enviar instrucciones a los clientes previamente, a las mujeres dar cubrecabezas y a todos cubrezapatos”.

Andreina agregó que ya mandaron a comprar un termómetro especial, además de que solicitarán a los clientes no llevar demasiadas cosas, ya que se deben desinfectar. Junto a ello, tendrán que mantener las medidas que tomaban antes de la crisis como usar mascarilla y guantes.

Con relación al trabajo en casa, Garay no lo considera como una opción debido a que el local es una zona más estéril. Trabajar en su hogar provocaría adaptar un área donde tiene mascotas y es otro tipo de contaminantes, ya que se está trabajando sobre una herida abierta.

Ante las medidas tomadas, Andreina considera que son bajas y no son las óptimas. Para ella, una medida que debería ser tomada es la de los pagos de servicios básicos, además que resaltó que las personas no siguen las normas por la educación que hay tanto en Guatemala como en El Salvador.

Tatuaje realizado por Andreina Garay

Se trabaja con lo que se puede

El caso de Brandon es diferente, a sus 26 años trabaja como tatuador en un estudio ubicado dentro de su casa en zona 18. Para él, las medidas impactaron en un 90 por ciento a su trabajo, ya que tatuaba a una persona diaria y ahora tatúa a una cada dos semanas.

Resaltó que a las personas que les ha trabajado han sido clientes quienes ya le tienen confianza. Además, que sus clientes por lo general se tatuaban en la noche y que ahora debe hacerlo por las mañanas para evitar el toque de queda ya que un tatuaje, dependiendo del tamaño, lleva horas de proceso.

Brandon, como casi todos, empezó a tatuarse él mismo debido a que tenía talento para dibujar. Por ello, un su conocido le enseñó cómo hacerlo desde hace varios años y considera que su estilo favorito son los Old School, que son los tradicionales como “palomitas en el cuello”, “rosas antiguas” o “anclas”.

Tatuaje realizado por Brandon

En su caso, Brandon sí optó por el recurso de continuar haciendo tatuajes a puerta cerrada dentro de su casa y de llegar a las residencias de sus clientes a quienes les pide ciertas medidas de higiene. Por motivos de seguridad, prefirió no revelar el lugar exacto del local a Relato y pidió cambiar su nombre.

Brandon indicó que el equipo con el que cuenta no es pesado y lo puede transportar, sin embargo reconoce que lo que más le afecta es el espacio que le dan para poder tatuar.

Las medidas que está tomando son que les toma la temperatura con un termómetro especial, que utilicen alcohol en las manos y que solo llegue o esté una persona. Además del uso de mascarillas y guantes, junto al proceso desinfectante de la máquina que utiliza.

Ante las medidas actuales del Gobierno, Brandon indicó que aunque sí les afecta las considera buenas por el momento. Sin embargo, explicó que en estos momentos aún tiene reservas para poder sobrevivir, pero que si continúan por más meses deberá ver qué más hacer.

Tatuaje realizado por Brandon

La situación de Brandon, Andreina y Alejandro es complicada, las medidas actuales no les permite trabajar y se desconoce el tiempo que durará la crisis de esta pandemia en Guatemala. Definitivamente, un arte que no se ha podido expresar por semanas.

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