¿Sabías que el plástico utilizado en el siglo XIX aún no se ha descompuesto? imagen

En Guatemala, se produce dos veces más plástico de lo que se consumen tortillas en un día. El plástico necesita más de 400 años para comenzar a descomponerse y otros 100 en descomponerse.

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¿Sabías que el plástico necesita más de 400 años para comenzar a descomponerse y otros 100 en descomponerse en su totalidad? Sin darnos cuenta, todos los días consumimos productos cuyos envases son de plástico, desde el agua embotellada o una gaseosa, hasta bolsas del shopping en un centro comercial. Somos más de 7 millardos de habitantes en el mundo y si analizamos las cifras planteadas al inicio como lo hizo la plataforma digital viviendo en la tierra “cada pieza de plástico que se ha producido desde el año 1860, aún no se descompone”, ¿te imaginas?




“Las cifras son tan altas y el problema tan grande, que no solo basta con que nos concienticemos de forma individual, es un tema que exige una cultura colectiva”. Esa es la visión de Gabriel Salazar, emprendedor fundador de Biorgani, una empresa especializada en diversas tecnologías para la creación de polímeros con base en recursos naturales. “Una de las mayores influencias en mi vida fue mi abuelo, él inyectó en mí esa pasión por la flora y la fauna, así como la vida animal, con el tiempo fui investigando y metiéndome cada vez más en este mundo y sentí que debía hacer algo. Realmente, si nos ponemos a pensar, el problema real en los productos desechables es que tienen más o menos 15 minutos de vida útil en nuestras manos y por esos 15 minutos, pasan cientos de años en que ese producto se descomponga, es absurdo”.

Durante varios años, el equipo de Gabriel fue desarrollando diversos productos como bandejas, bolsas de alta resistencia, elementos para biocosecha y distintas soluciones biodegradables. “Hace algunos años, nuestros productos eran un 2 mil por ciento más caros que el plástico, pero nos dimos cuenta que era un tema conceptual. Fueron saliendo nuevos desarrollos y tecnologías que hoy nos permiten crear polímeros con mucho menor costo, al punto que ya somos competitivos y comparables con el plástico convencional. Por esto mismo, hoy más que nunca queremos crear la cultura en las empresas para que se den cuenta que tenemos productos que satisfacen las mismas necesidades y lo que ellos buscan, mientras se está ayudando al medio ambiente”.




Gabriel enfatiza en que partiendo de las empresas es que se pueden generar cambios realmente significativos. “No podemos decir que el hecho que las personas dejen de usar por ejemplo bolsas plásticas en un supermercado no genere cambios, pero ya es algo tan grande que necesitamos cosas grandes. Nosotros apostamos por las empresas y fábricas porque son las que generan esos productos que el usuario va a consumir. Nuestro objetivo es no cambiarles el modus operandi, sino ponerles una solución sostenible al alcance a nivel económico y técnico como lo tendrían con un polietileno normal”.

Los materiales que utilizan para sustituir el plástico son cosechables, salen de los desperdicios del maíz, por ejemplo. “En Guatemala, se produce dos veces más plástico de lo que se consumen tortillas en un día, así que si tomamos el desperdicio de este grano, vemos entonces una gran posibilidad que forme parte integral de la producción de algo que puede ayudarnos como sociedad”.

Para el equipo de Biorgani, más que alcanzar un alto porcentaje de facturación, la finalidad es cambiar una industria, “demostrarle a la industria de plásticos convencional, que hay maneras de transformarse de forma competitiva”.

Fuente: Gabriel Salazar-Biorgani, Plataforma digital Viviendo en la tierra 

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