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Era jueves por la noche y Rolando Pineda recién salía del trabajo. Ya iba muy cansado, pues había laborado más de 12 horas corridas y desde una noche antes su bebé estaba muy enfermo con tos, por lo que únicamente quería ir a dormir a casa.

Eran las 21:00 horas, el tráfico ya había mermado un poco, pero aún transitaban muchos vehículos por la ciudad.

Para poder llegar a casa, Pineda tenía que avanzar por toda la zona 10, luego la zona 15 y por último la zona 16, donde vive, pero en cada metro que avanzaba no podía dejar de bostezar, ya que el cansancio era demasiado.

Cuando por fin llegó a la zona 15, se percató de que ya casi no tenía combustible. Se detuvo en una gasolinera, llenó el tanque, se subió en su auto y luego vio su reloj. Eran las 21:25 horas, y ya le faltaba poco para llegar a su vivienda.

Pero se dio cuenta de que el sueño era cada vez más pesado.

Cuando por fin llegó a la zona 16, aún tenía que transitar por unas calles y avenidas. Pineda se detuvo en uno de los redondeles para dejar que pasaran algunos carros, pero empezó a cabecear y se quedó dormido durante algunos segundos. Se despertó muy asustado y continuó su marcha, cuando en un abrir y cerrar de ojos se dio cuenta de que su vehículo estaba detenido, justo con un poste adelante, y echaba humo.

Rolando se asustó, pues no sabía lo que había pasado.




“La verdad, creo que me quedé dormido unos segundos mientras iba manejando. Cuando sentí, ya estaba con el poste enfrente y el carro estaba chocado. Me asusté, me bajé y no supe qué hacer, entonces empecé a caminar y abandoné el vehículo. Tuve miedo de que algo peor pasara”. – Rolando Pineda

Pineda se asustó tanto que no supo qué hacer, lo único que se le ocurrió fue abandonar su automóvil.

Al llegar a casa, su esposa lo vio y le preguntó qué había pasado. Él le contó lo sucedido, por lo que ella decidió ir a buscar de inmediato el vehículo. Al llegar, pudo ver que un agente de la Policía Municipal de Tránsito se encontraba en el lugar, quien le pidió los papeles. Ella le narró lo acontecido.

Pineda tuvo que regresar al lugar. El agente se dio cuenta de que no estaba ebrio, llegó el seguro del vehículo y pudieron llegar a un acuerdo para pagar el poste, cuyo valor es de Q75 mil.




“Es normal que Rolando entrará en shock después del impacto, porque al susto se le suma el cansancio que tenía. Hay personas que reaccionan diferente; por ejemplo, unos lloran, otros ríen, todos reaccionan según lo que están viviendo”. – Clara Pérez, psicóloga.

Pineda únicamente tuvo que pagar Q2 mil deducibles por el poste, pero aprendió una lección: no manejar cuando se está muy cansado. 

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