¿Profesiones que están siendo olvidadas? imagen

Hace años eran considerados oficios importantes en la sociedad. Hoy, algunos de ellos existen, pero son cada vez menos buscados.

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Zapatero, lustrador o sastre no importa qué profesión sea, aún ocupan espacios laborales en el país. 

No importa los años que llevan trabajando, cada oficio es un arte, que mantiene relevancia en la sociedad. Con el paso del tiempo, algunos de ellos han tenido un duro golpe por la globalización o los cambios generacionales.

Para Alberto Martínez, con 15 años de dedicarse a la sastrería, su pasión por las telas se mantiene vigente, “a pesar de que ahora cuesta más”, indica. “Inicié bien patojo, el oficio lo aprendí con mi abuelo, en una sastrería ubicada en San Ignacio, Mixco”. “Después, cuando me independicé, me movilicé de zona en zona”.

Al principio, todo es difícil, pero el buen trabajo trae sus créditos. “La mayor satisfacción para mí es ver al cliente feliz por su prenda. Desde arreglar una simple costura hasta la elaboración de un traje”.

“Las personas prefieren un traje de marca o incluso de paca”.- Alberto Martínez

Los jóvenes ya no quieren un traje confeccionado. “Los gustos han cambiado. Ahora, la mayoría prefiere vestir de marca. Por ejemplo, los trabajos que más hago ahora son ruedos, arreglar botones, etc”. “Los trajes, actualmente tienen un precio de Q500 a Q1,500, todo depende de la tela”.

“Las personas no entienden que hacer un traje conlleva mucho trabajo”.- Alberto Martínez

Un trabajo que, a pesar de los años, todavía ocupa un lugar laboral en la sociedad guatemalteca. “Cuando comencé como aprendiz por una prenda me pagaban Q10, ahora se puede recibir Q35 por pieza terminada. Esto ha sucedido por la variación de los precios de los hilos y las telas”. “No podemos cobrar caro porque si no los clientes también se van”. 

Otra labor que aún encuentras, es la del lustrador, que es realizada por jóvenes provenientes del interior del país, que son dueños de su horario y los localizas en varios puntos puntos de la ciudad capital.

Foto: Osman Velásquez 

“Cobro Q5 por un lustre de zapatos color negro, Q10 para neutro”, expresa el Peque, como él se dice llamar. Todas las mañanas camina con su caja en mano por las zonas 9, 10 y algunas calles de la Calzada Roosevelt. “Al mes a veces gano Q600 o Q700, con eso pago un cuartito en la Terminal, compro mi material y me alimento”. “No sé leer ni escribir, vengo de Quiché”.

Foto: Osman Velásquez 

Zapatos, botas, botines, hombres y mujeres son quienes le dan su sustento diario. Todo para ganar unos “lenes” y poder sobrevivir. “Donde hay oficinas se encuentran muchos clientes, pero últimamente ya no les gusta que se les lustre o a veces en los edificios no nos permiten mantenernos”. “Algunos días realizo 20 lustres al día, otros 10 hasta 8. Igual, uno debe trabajar”

“Me vine a la capital porque aquí hay más personas con zapatos bonitos. Hay más chance de ganar dinero”. 

Cada vez el mundo globalizado pone en evidencia la falta de oportunidades, aunque nuevas necesidades surgen y con ello nuevos expertos en el tema son necesitados. Los oficios que han estado en nuestra sociedad, ahora son considerados “populares” y los sastres reconocidos de los años dorados de Guatemala están desapareciendo. 

¿Te recuerdas de otra profesión que está siendo olvidada? 

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