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A finales de la década de los 40, las calles de la Colonia Ubico en la zona 5, no sabían que ese niño que fabricaba sus propios barriletes, jugaba con cincos y le gustaba los capiruchos, se convertiría en uno de los deportistas más grandes de la historia nacional. Miguel “Mike” Aguilar es el cuarto hijo de una familia de seis y desde muy joven, descubrió su pasión por el deporte.

Para los años 60, Mike ya era Seleccionado Mayor de Baloncesto. A los 15 años y gracias a su hermano, se enamoró del boliche. Para el deportista, “siempre ha sido un deporte élite en el costo”, por lo que comprar una camisola era más barato que una bola de boliche. 

“En ese tiempo, nadie te quería enseñar o decir nada. Yo aprendía a jugar ‘por mis pistolas’”, expresa Mike. En ese momento, la línea para jugar boliche costaba 30 centavos. Pero eran tiempos difíciles, y con tan solo 50 centavos a la semana, no pudo continuar jugando.



Mike pasa sus tardes practicando boliche.

En 1970, Mike viaja a Estados Unidos situación que cambió su destino. “El destino que está trazado para una persona no se puede evitar”, comenta el bolichista. Ya en Chicago, volvió a jugar después de ocho años de ausencia gracias a unos compañeros. A partir de 1973 hasta la fecha, no ha dejado de tirar la bola.

De regreso a Guatemala, se convierte en seleccionado nacional en 1976 y participa en sus primeros Juegos Centroamericanos. En 1977, junto a otro gran deportista, José Mariano Arzú, ganó la medalla de oro en el Torneo de las Américas. Era la primera vez que alguien ganaba esa presea en la historia del boliche guatemalteco.

“En el boliche no te puedes dar por vencido hasta terminar. Es un deporte que siempre te da revanchas inesperadas”.  Mike Aguilar, bolichista profesional.



Mike ha ganado más de 200 medallas.


“No hay edad para el boliche”, comenta Mike.

Ese mismo año, participa en la eliminatoria para los Juegos Panamericanos. “Los que estaban en la banca tenían más técnica y tiempo de jugar que yo, pero el entrenador me eligió para representar a mi equipo”, indica Mike. En esa oportunidad, ganaron la medalla de plata, la única a nivel panamericano hasta la fecha. “Ese año cambió toda mi vida deportiva”, menciona el bolichista.

Durante los próximos años, logró colocarse como subcampeón nacional y en 1985, se corona por primera vez como el Campeón Nacional de Boliche. “Muchos se reían cuando yo tiraba, pero las críticas siempre me valieron”, cuenta el deportista que continuó sembrando logros durante 38 años que perteneció a la Selección Nacional de Boliche.




¿Cómo entrena un bolichista?

Mike menciona que lo más importante para un bolichista profesional no es el volumen muscular, sino unos huesos y tendones fuertes. “Una preparación ordenada y disciplinada en la que trabajen los músculos que se usan es fundamental”, señala.

“En este juego no hay que creerse que por jugar bien soy el mejor o porque fallé una vez soy el peor”.  Mike Aguilar, bolichista profesional.

La Federación Nacional de Boliche y el mismo Mike recomiendan un mínimo de seis horas de práctica a la semana junto a un ejercicio físico semanal. “Yo siempre he dicho que el secreto de mi éxito ha sido el ejercicio diario, que es sagrado”, narra Mike, quien hace más de 200 sentadillas diarias y aprovecha cada chamusca para mantenerse activo.

Sin embargo, el control mental es determinante para el bolichista. “La mente tiene que estar lúcida y rápida para hacer cambios. En el boliche, el juego mental involucra un 80 por ciento. El 20 por ciento se trata de la bola, los zapatos”, cuenta el profesional.



Mike se lamenta que el boliche todavía no sea un deporte olímpico.


Mike representando a Guatemala.

El futuro del boliche

Para el profesional, hay mucho conocimiento deportivo que no es aprovechado. A pesar que la liga mayor de boliche no ha cultivado éxitos recientemente, Mike ve el futuro del deporte como algo positivo. “Le están dando mucho énfasis a los niños, además de la sub 16 y sub 21. Ahí puede estar el resurgimiento del boliche”, relata.

Por su parte, Mike ahora dedica su tiempo al trabajo. Por las tardes, se le puede encontrar en Metro Bowl de zona 15, en donde entrena a su hijo. Diego Aguilar heredó el amor al boliche de su padre y ahora es campeón panamericano y centroamericano y del Caribe en categoría sub 16.

“Mi tiempo ya pasó. Ahora estoy para jugar en torneos senior y súper senior. Mayores de 50 y 60 años”, dice el deportista, quien asegura que le gustaría volver a competir y sentir el orgullo de representar a Guatemala. “No muchos tienen el privilegio de vestir una camisola de la selección nacional en cualquier disciplina. Da una satisfacción enorme”, finaliza el mejor bolichista de Guatemala.



Fotos: Elena Gaytán y archivo personal de Mike Aguilar.

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