Luna, la gatita ciega ya tiene hogar. ¿Sabes cómo cuidar a una mascota ciega? imagen

Una mala alimentación no permitió que se desarrollara su vista, por lo que quedó parcialmente ciega.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

“Luna” era aún una cría cuando fue rescatada de la calle. Pasó sus primeras semanas en la vitrina de una veterinaria. El tiempo pasaba y nadie parecía interesarse por la gata.

Un mes después de estar en la veterinaria, Esteban y su novia decidieron adoptarla, pero no iba a ser un proceso sencillo.

“Tenía un hongo en la piel, microplasma, así que tuvimos que esperar para llevarla a casa. Ya ahí, pasó cuatro meses con antibióticos”, dijo el joven.

Además de las pulgas y parásitos en la sangre, “Luna” tampoco podía ver muy bien. “Nos volvieron a preguntar si la queríamos adoptar, ya que era ciega”, indicó.

Al llevarla con un especialista, supieron que era posible que durante su estadía en la veterinaria, a “Luna” la alimentaron con comida para perro y por ello su vista nunca se desarrolló.

“Mira muy poco. Explora tranquilamente, pero solo ve sombras y luces”, añadió Esteban. Además, se asusta fácilmente con sonidos muy fuertes o la cercanía de objetos, otros gatos y humanos.

Fueron meses muy difíciles para la pareja. Tenían que darle sus medicamentos puntualmente, llevarla al veterinario y tenerle paciencia.

Por su debilidad, no pesaba mucho; por ello, no podía ser esterilizada. “Luna” tuvo su primer celo a finales del año pasado, lo que la volvió una gata violenta y territorial.

“Con mucha paciencia, he conseguido esterilizarla y hacer que ya no sea violenta, aunque aún tiene episodios en los que desconfía de todos y tarda un par de horas en calmarse”, resaltó.

Esteban expuso que el mayor desafío de tener una gata como “Luna” no era la ceguera, sino los episodios de agresividad. El miedo a las cosas que no podía ver, pero sí percibir, la hicieron violenta.

Con el tiempo, su dueño ha logrado ganarse su confianza y cargarla por unos segundos como si fuera un peluche, de ahí viene su apodo: “Peluchita”.

Aunque sus dueños la aman, sus características y comportamiento han hecho que “Luna” se aleje de los demás gatos. Vive en la habitación de Esteban, ya que sus otros gatos no la aceptan e interpreta su forma de jugar como un ataque.

“Ya era hora de que tuviera un hogar más amplio, en donde puedan dedicarle el tiempo y cariño que necesita”, agregó. “Luna” tenía 10 meses de vivir con ellos.

El joven publicó su historia en un grupo de mascotas en Facebook. Necesitaba asegurarse de que quien la adoptara, realmente se comprometiera a tenerle paciencia.

De lo contrario, Esteban pidió que se le devolviera a “Luna”. No quería por nada del mundo arriesgarse a que la gata fuera abandonada.

“La adoptó una persona en Chiquimula. Se adaptó el hogar donde iba a vivir, colocamos mallas plásticas para evitar que se caiga en un balcón o una ventana”, manifestó Esteban.

El viaje fue estresante para la gata. Pasó tres horas en el kennel que tanto odia, ya que le recuerda las visitas al veterinario.

El fin de semana pasado, “Luna” fue entregada a su nuevo hogar, donde puede desarrollarse. Cuando llegó, estaba muy agresiva, pero la persona que la adoptó se mostró siempre alegre de asumir el reto y ganarse el cariño de la animalita.

Su nueva dueña ha mantenido comunicación con Esteban desde el primer día y comparten fotografías para ver cómo se adapta.

Muchas veces, a los gatos y perros ciegos se les considera no aptos para adopción, pero solo necesitan una oportunidad y unos dueños muy especiales.

En el caso de los gatos ciegos, sus sentidos del olfato, oído y tacto son tan desarrollados que reemplazan la vista.

Sin embargo, los dueños deben atender recomendaciones y adaptar su hogar para evitar accidentes y darle a su mascota una mejor calidad de vida.

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¿Cómo cuidar a un gato ciego?

Un gato puede ser ciego de nacimiento o perder la vista por algún accidente o la edad. En todos los casos, el primer paso es determinar si en realidad es ciego.

Lleva tu gato con un veterinario especialista si:

  • Tiene los ojos inflamados, decolorados y con pupilas grandes.
  • Sus pupilas no se contraen con la luz.
  • Se asusta fácilmente.
  • Se tropieza con algún mueble y antes no lo hacía.

Luego de determinar que no ve, debes cambiar ciertos aspectos de tu relación con el gato y adaptar tu hogar para la mascota. Estas son algunas recomendaciones:

La comunicación oral es vital: debes hablarle y llamarlo mucho más que antes, así el gato logra identificarte con el sonido de tu voz. Si entras a una habitación donde esté el animalito, haz más ruido con tus pasos para evitar que se asuste.

Un entorno tranquilo: evita los gritos, música muy fuerte, portazos o ruidos que puedan estresar al animal mientras se adapta a su nueva vida.

Estimulación sensorial: juega y pasa más tiempo con la mascota para desarrollar sus otros sentidos. Los juguetes con cascabeles funcionan muy bien.

Arriba el cariño: el gato puede sentirse solo y diferente, es por ello que no debes dejar de darle la atención y cariño que antes le proporcionabas. Ahora le gustarán más que antes.

Cuidado con los cambios: cambiar un mueble u objeto de lugar puede desorientar a la mascota. Evita cambios muy notorios o frecuentes para que mantenga sus puntos de referencia. No cambias su arenero ni sus platos de comida de lugar.

Evita caídas: cierra los pasos a escaleras, balcones, ventanas o alturas peligrosas para el gato. Sin el sentido de la vista, podría perder la percepción de las alturas y caer peligrosamente.

No olvides los detalles: pon más atención a pequeños detalles como bajar la tapa del inodoro, cubrir las esquinas con tela o recoger objetos del suelo.

Cuidado al salir: un gato ciego jamás debe salir sin supervisión. Crea un jardín interior con vallas y nunca lo pierdas de vista. Si le gusta salir a pasear, colócale un arnés. Si no puedes vigilarlo, es mejor que se quede dentro.

Cuidar de un gato ciego es un gran reto y puede sonar imposible, pero no lo es con la actitud correcta y atendiendo a las indicaciones del veterinario. Eso sí, necesitan más cariño y cuidado que un gato normal. 

Fotos: Cortesía, Unsplash.com

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