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Para una, este año no habrá desfile, fiesta, baile, ceremonias ni viajes. La otra, en cambio, aún cree que algo puede salvarse. Esta es la historia de cómo el COVID-19 afectó a dos “seniors” con calendarios diferentes.

Los recuerdos de los primeros cinco meses de su año escolar son lo que los “seniors” del Colegio de Laura se llevarán. Mientras que María y sus compañeros aún guardan la esperanza de que todo pase y puedan disfrutar la segunda mitad del año. Pero en lo que ambas coinciden es en que más allá de los eventos de graduación, esta crisis afectará su llegada a la universidad.

Laura no volverá más a su colegio para estudiar, pues como se ve el panorama es poco probable. María, en cambio, no llega al medio año de clases y ya ve cómo su tiempo en el colegio podría limitarse a una pantalla durante los próximos meses.

“Fueron 13 años de conocernos, de compartir y de crear lazos de amistad para toda la vida, pero nunca imaginamos que llegaría algo así”. – Laura


“Se siente bien feo no ver a alguien que estás acostumbrado a ver todos los días, y ahora hay que hacerlo por chat”. – María

Laura, quien estudia en un colegio con sistema norteamericano, esperaba en mayo celebrar su graduación. Escoger el vestido para esa noche, entrar del brazo de su héroe a la fiesta y dejar atrás a la adolescente escolar, pero podría no suceder.

Reconoce que por sobre todo está la preocupación de lo que está sucediendo en el mundo. Son medidas que se tienen que tomar, asegura, pero no puede dejar por un lado la tristeza que le da no celebrar sus 13 años de esfuerzo y amistades.

Al jolgorio de la fiesta de graduación le seguiría un viaje por Europa. Una última oportunidad de compartir con sus amigas desde los 5 años. Pero la aventura trasatlántica podría no ser si las cosas siguen como van hasta ahora.

“Con lo del viaje todavía espero que lo podamos hacer, puede que en una de estas hallen una cura y los planes que tenemos se puedan realizar”. – Laura

Luego de la fiesta y el viaje, la agenda 2020 de Laura contemplaba volver a Europa, en septiembre, para comenzar la carrera de Humanidades. Escogió Navarra, en España, para preparar su vida profesional. Pero del otro lado del charco las noticias son menos alentadoras. “Nos avisaron que el ingreso a la universidad se corrió para noviembre, siempre y cuando las cosas mejoren”, comenta.

Y es en esta espiral de incertidumbre y recuerdos que no podrán ser, que Laura reflexiona sobre su último día en el colegio: “Si hubiera sabido que era el último día, le habría sacado más provecho”.

Hubiese dado las gracias a sus maestros, pues muchos ya se han ido a los Estados Unidos como parte del plan de evacuación de su gobierno. Pero en medio de todo, Laura aún guarda la esperanza de que las cosas mejoren y nos pide que vivamos sin precipitarnos y confiemos en la humanidad, pues para esta joven una cosa es segura: “De esta vamos a salir, de una forma u otra”.

María, quien tiene menos tiempo de haber comenzado el último año, ve cómo sus planes cambian constantemente. La próxima semana esperaba realizar actividades propias del curso, pues no sabe si esta situación va a durar más de 21 días.

“Teníamos programadas varias cosas, como la Mañana Deportiva y varias reuniones, y ahora no sé si voy a tener todo eso”. – María

La futura graduanda se la pasa en casa, tratando de comprender lo que sucede mientras recibe a distancia links y material de sus profesores. Trabaja en sus tareas, pero nada es igual. No hay amigos, relajo, risas y tiempo para divagar.

María asegura que hay temas que en momentos le resultan confusos, y es allí donde más extraña a sus maestros. Sin alguien físico a quién preguntar, la confusión en el salón virtual hace casi imposible aclarar dudas, pero es lo que hay por ahora.

La carga escolar también se ha hecho más fuerte y ha tenido que aprender a manejar su tiempo. “Al final de la semana tenemos que entregar las tareas que nos piden”, asiente.

Esta situación le ha generado incertidumbre sobre su ingreso a la universidad, pues no está claro cuándo podrá realizar su examen de admisión. Y de seguir así las cosas, comenzar la carrera será más corrido. “Si no hay early admissions va a ser más difícil”, reniega.

Cuando no estudia, ella y sus amigas usan una app para conectarse y compartir. A veces juegan o simplemente se dan ánimo unas a otras. “Sabemos que tenemos que estar así, pero la verdad es que cuesta”, explica.

Sobre el encierro, María ha tratado de ver lo positivo. Durante estos días ha compartido más con sus hermanas y salen juntas a caminar por su condominio. Aunque hay momentos en que quisiera volver a la rutina del colegio o un almuerzo con sus amigos, el tiempo en casa también transcurre en juegos familiares, que le han enseñado que puede pasarla bien.

María aún espera volver a clases después de la Semana Santa y celebrar su graduación en octubre. Laura, por su lado, espera tener un poco de tiempo con sus compañeros antes de darle el adiós final a sus años de colegio. Lo cierto es que ambas pertenecen a esa promoción, a la que un virus les robó tiempo para hacer más recuerdos. 

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