Enterrado vivo, ¿la peor muerte? imagen

El trastorno conocido como catalepsia te puede llevar a la tumba estando vivo.

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Existen infinidades de formas de morir, desde una enfermedad hasta por un beso. Hay quienes dicen que morir ahogado, quemado o por un dolor intenso, son las peores maneras de perder la vida; sin embargo, hay otra circunstancia de fallecimiento que nadie quiere experimentar.

Ser enterrado vivo, es de aquellas pesadillas que han despertado a más de uno a medianoche.

En el mundo del cine y en las historias de violencia que hay alrededor del mundo en la actualidad, entierran vivos a las personas por venganza o por maldad. Sin embargo, ello está bastante alejado de una situación a la que cualquiera podríamos estar expuestos.

Para cualquiera, una persona ha fallecido cuando deja de respirar, lo que es un diagnóstico poco acertado. El psiquiatra forense Miguel Ángel Maldonado, exprofesor de medicina legal de la Universidad de La Plata, indicó para la página minutouno.com la forma correcta de confirmar un fallecimiento: “Para confirmar la muerte biológica, esto es lo que se hace cuando se va a efectuar una ablación de órganos para un trasplante: realizar un electroencefalograma y un electrocardiograma, para comprobar la falta de actividad eléctrica en el cerebro y en el corazón”.

Una forma de evitar que se inhuma a una persona, es que los familiares velen a sus muertos durante 12 horas. El trastorno se llama catalepsia o “muerte aparente”, donde la persona yace inmóvil y no presenta signos vitales, pero está viva y puede estar consciente. Puede durar minutos, horas o días.

Hay ocasiones en que comprobar la muerte es innecesario y totalmente evidente, por ejemplo, una persona decapitada. Aun así, es más complicado en accidentes o muertes naturales, donde hay que comprobar la detención de los latidos cardíacos, la detención de la respiración y la falta de reflejos pupilares.

Algunos casos

La bailarina dominicana Niurka Berenice Guzmán Reyes fue hallada sin vida en su dormitorio, en 2011. Las autoridades sanitarias declararon que había fallecido a causa de un infarto del miocardio, por lo que la joven de 23 años fue enterrada, hasta que una de sus mejores amigas tuvo un fuerte presentimiento.

La amiga de Niurka presintió que ella aún seguía con vida, lo que provocó que la madre de la fallecida hiciera el papeleo pertinente para que el ataúd donde yacía su hija fuera abierto. Las pericias confirmaron que la joven efectivamente estaba muerta, sin embargo, había muerto de asfixia dentro del cajón.

En 1993, Sipho William Mdletshese había fallecido a sus 24 años; presuntamente en un grave accidente de tránsito cuando iba junto a su novia, quien sobrevivió. El cuerpo de Sipho fue llevado al mortuorio de Johannesburgo y puesto en una caja de metal para luego ser enterrado.

Estando en el lugar por dos días, el supuesto fallecido se despertó, siendo su reacción el comenzar a gritar desesperadamente en busca de ayuda. El joven no estaba muerto, solo había quedado inconsciente producto del choque. Afortunadamente, trabajadores de la morgue lo escucharon y lo sacaron con vida.

El caso ocurrido en 2009, en Honduras, dejó al país conmocionado luego de que el joven militar de 27 años, identificado como Isaac Ramírez, fuera declarado muerto en un hospital mientras era sometido a una operación de vesícula. Fue velado durante varios días y posteriormente su féretro fue puesto en un nicho del cementerio de Azacualpa, en la localidad de Copán.

Horas después, llegada la noche, los vigilantes del lugar quedaron paralizados de espanto cuando escucharon los gritos: “¡Sáquenme de aquí!, ¡sáquenme de aquí!, ¡Noelia, mamá!” Lamentablemente, cuando el ataúd fue abierto de nuevo, se encontró el cuerpo del joven, sudado y con varios arañazos en el pecho. Había fallecido de asfixia.

En el mundo del espectáculo también hay un caso específico, sin embargo, se desconoce la veracidad de este. Era el 20 de julio de 1955 cuando el actor mexicano Joaquín Pardavé fue declarado muerto a consecuencia de una embolia cerebral, justo cuando filmaba la película número 208 de su carrera cinematográfica.

La leyenda de Pardavé se debe a que su testamento fue enterrado junto a él, por error de un familiar, lo que provocó que fuera exhumado. Lo sorprendente de este caso fue la sorpresa de que el ataúd se encontraba con sangre y rasgado. Ahora se cuenta que el actor sufría de ataques catalépticos y que realmente fue enterrado vivo.

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