El show cultural de la lucha libre imagen

Una tradición que perdura y que se ha convertido en un espectáculo para mexicanos y extranjeros.

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No importa si están actuando o no. Es una tradición que ha perdurado por años en la cultura mexicana y posteriormente globalizada.

La legendaria Arena México reúne al mejor grupo de luchadores que pelean por el honor y una que otra vez por un título mundial. Para un extranjero, que nunca había visto nada de la lucha libre y lo poco que sabía de ella era la versión estadounidense, incluido John Cena, era una aventura.

Todos mis amigos insistieron en darme una vuelta por el evento. “Tenés que ir, no podés pasar por México sin ir a las luchas”, eran frases que se convirtieron en protestas al siempre oír mi “pero no sé nada de lucha”. Tanta presión de ellos me llevaron a gastar más de 400 pesos (Q152) para un asiento de primera fila, en el último evento del 2017 del Consejo Mundial de la Lucha Libre (CMLL).




Honestamente pensé que había malgastado mi dinero por algo que no me gustaba, a pesar de ser poco dinero por un asiento junto al ring. Siendo escéptico, me dirigí a la Arena para el show.

Cambio de pensamiento

El edificio por fuera es pequeño e incluso simple. Un letrero brillante parecido a los cines de los años 70 resaltaba con el nombre de Arena México. Tras pasar la revisión de seguridad y de boleto me topé con la profundidad de la tribuna donde justo en el medio del lugar brillaba el ring.

Para mi sorpresa, no era el único extranjero. Junto a mí, una pareja de ingleses y a mis espaldas cinco viajeros estadounidenses. Ninguno de nosotros tenía idea alguna de las reglas o de quién pelearía.




Machetazos, llaves, suplex y quebradoras sobraban y sin darte cuenta el público que sí sigue las luchas te contagia de euforia. Al final, no importaba si ibas solo o acompañado puedes pasarla bien con quien te encontrabas.

La pasión

Por momentos pensé que era real. La forma en que hacen los golpes y llaves parecía que sí estaban peleando. Sentí que moriría al ver que uno de los luchadores fue lanzado fuera del ring y cayó justo frente a mi butaca.

Los gritos de los aficionados que apoyaban a su luchador favorito era casi ensordecedor. “¡Místico! ¡Místico! ¡Místico!” son contagiosos y lo único que te queda es pasarla bien.




Todo se prestó para un show donde la cultura mexicana queda plasmada a la perfección. La tradición de la lucha libre no ha muerto y seguirá por mucho tiempo.

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