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Esta especie de marsupial que habita las islas de Australia es considerado el animal más feliz del mundo.

Desde el 2013, son conocidos como los animales más felices del mundo. El quokka no representa peligro para los humanos, porque es amigable.

El explorador británico, William Dampier, en 1699 exploraba la bahía Shark, cuando vio por primera vez a la especie setonix brachyurus, en la isla Rottnest.

Primero llamó la Isla “Rattennest”, que en holandés significa “nido de ratas”, ya que según él le parecían ratas gigantes.

Con el tiempo, el nombre de la isla se cambió a Rottnest. Por ello, esta zona de Australia ha ganado turismo, ya que muchas personas acuden para ver a los quokkas y tomarse las famosas selfies con ellos. 

Desde el 2013 se afirma que el quokka es el animal más feliz del mundo.

Estos mamíferos viven alrededor de diez años en estado salvaje y son herbívoros, principalmente nocturnos, aunque es posible verlos algo activos de día.

Estos herbívoros obtienen la gran parte de agua que ingieren de las hojas que comen y pueden aguantar períodos largos sin beber ni comer.

Son marsupiales, tienen una bolsa o marsupio en el que las crías crecen después de nacer, se alimentan mamando hasta los seis meses.

Su anatomía es parecida a la de un canguro. Tienen patas y cola larga muy potentes que les ayudan a desplazarse más rápido con saltos ágiles. Aunque no son grandes sí poseen el tamaño de un gato doméstico.

¡Felicidad en cuatro patas!

Su carácter es amigable, ya que es fácil que se acerquen a las personas que se los encuentran. Son animales sociables, curiosos, activos y juguetones.

Foto: Google 

Pero, lo más atractivo del quokka es su sonrisa. Debido a su hocico estrecho y grandes mejillas junto con su carácter causan su expresión de felicidad en muchas ocasiones.

Peligro de extinción

Los turistas se dedican actualmente a buscarlos para tomarse selfies e incluso les dan de comer para conseguirlo. Al hacerlo producen problemas diversos, como cambios en la dieta y, por tanto, dificultad de alimentarse como antes.

Otros realizan este acto para capturarlos y venderlos de forma ilegal para los zoológicos privados o como mascotas.

Si ves algún quokka en su hábitat natural y lo tratas de tocar, agarrar o darle comida te pueden imponer una multa desde US$300 a US$2 mil. 

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