Considerada como una de las mayores causas de muerte en Guatemala, la diabetes se ha generado en un problema que trasciende la edad y origen. Vinculado con la forma de vivir de una persona, degrada ciertas funciones del cuerpo que pueden repercutir en otras enfermedades como la deficiencia renal crónica.
De acuerdo a la Federación Internacional para la Diabetes, causó 4,2 millones de muertes alrededor del mundo en el año 2019. Los pronósticos calculan que, para el año 2030, la población con esta enfermedad asciende a 578 millones. En Guatemala, la diabetes es la cuarta causa de muerte; la tercera causa de discapacidad, la octava causa de muerte prematura y ocupa entre el 13 y el 26 por ciento de ingresos hospitalarios según la Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME).
La diabetes por su naturaleza no se cura, pero puede controlarse. Con el tratamiento adecuado, lo que se busca en el paciente es mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de los valores establecidos como normales, con el objetivo de prevenir complicaciones y favorecer una mejor calidad de vida. Gabriela Colindres, miembro de la División de Diabetes de Nipro, afirmó que “es necesario tener precedentes familiares como tíos o padres tienen diabetes, aunque tiene mucho que ver con el estilo de vida, tiene un aspecto genético.”
“Para el paciente es un golpe emocional muy fuerte. No es como que se perciba a simple vista como romperse un hueso. Cuando es diabetes, no lo podemos ver, a penas se puede sentir al principio. Es un reto casi invisible” asegura Colindres. Por otro lado, la educadora comentó que, durante la detección de la enfermedad, el acompañamiento psicológico cobra importancia. “Se deben recalcar los cambios en la dieta, el por qué verá una mejoría si cambia su forma de vivir o sus hábitos. Hay pequeños cambios que consumados generan grandes cambios. es un trabajo de día a día. Uno está acostumbrado a comer lo que quiera y que de repente ya no puede.”
Los síntomas de la diabetes aparecen gradualmente y en algunos casos no son evidentes. Los diagnósticos tardíos son muy comunes dentro de esta enfermedad. Se debe poner especial atención si se observa una necesidad de orinar con frecuencia, pérdida de peso, sed excesiva, cansancio, visión borrosa, aumento de la sensación de hambre, hormigueo, dolor o entumecimiento en manos y pies.
Existen diversos tipos de diabetes y una diabetes no controlada puede llevar a ceguera, daño en los riñones, nervios y vasos sanguíneos e incluso, amputación de extremidades inferiores. Uno de cada dos adultos con diabetes está sin diagnosticar, la mayoría con diabetes mellitus tipo 2. Esta es la más frecuente y representa más del 90 por ciento de todos los casos según IHME.
Entre los factores de riesgo que pueden producir este tipo de diabetes están la obesidad y sobrepeso, sedentarismo, historial de hiperglucemia, fumar y los antecedentes familiares de diabetes.
Colindres también comentó sobre la expectativa de vida y esta “varía si tiene condiciones previas. No es lo mismo ser diabetico y tener hipertensión o problemas a nivel neurológico. La base del éxito para ayudar al paciente para tener una mejor expectativa de vida es seguir el tratamiento. El paciente debe seguir sus medicamentos, tener una buena rutina de actividad física y dieta, además de mantener un automonitoreo con mediciones de glucosa. A medida que el paciente desarrolla ciertas características como compromiso y disciplina, van a ir aumentando sus posibilidades de vivir más tiempo.
¿Crees que se debería de dar mayor atención a este tipo de enfermedades?