La calle era su hogar, pero la vida les dio una nueva oportunidad imagen

Son abandonados en las calles, sin refugio ni comida; para estos animales, cada día es un milagro para vivir, debido a las condiciones en las que se encuentran.

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En ocasiones hemos escuchado que adoptar a una mascota puede cambiarte la vida, pero principalmente a ellos les cambia su mundo. Animalitos que sufrieron abandono, maltrato o descuido andan vagando por las calles cada día y muchos pierden la vida por frío o hambre, y en la mayoría de los casos, lamentablemente, son atropellados.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 23 millones de perros en el mundo son callejeros. En Guatemala, en el 2017 se mencionó que por cada cuatro habitantes había un perro o gato en las calles, cifra que en la actualidad podría haber aumentado. 

Foto: Google

¿Y qué pasa con ellos? Algunos nacen, viven, se reproducen y mueren en las calles; otros son abandonados por malos dueños que prometieron cuidarlos, pero por distintas circunstancias los dejan. Aunque existen historias tristes, no siempre son así; hay quienes tienen la dicha de toparse con ángeles que los arropan y cuidan, dándoles nuevamente una oportunidad. Esta fue la historia de estos tres animalitos que ahora viven en un hogar feliz.

“Toby” me cambió la vida

“Toby” llegó a la vida de Eunice, radicalmente, como ella menciona. Un día, de regreso del trabajo, miró a un perro acurrucado en la esquina de una calle, pero como iba pasando en carro, ya no pudo parar. Estando en su casa no dejaba de pensar en esa imagen y la tristeza que se le miraba al cachorro. Poco a poco, Eunice empezó a frecuentar la esquina donde estaba siempre, llevándole comida y agua porque en su casa no la dejaban tener una mascota. Sin embargo, un día se armó de valor y bajo una fuerte lluvia lo cargó y se lo llevó a casa. Toby encontró a una gran mamá que se preocupa y cuida de él.

Al principio pensé que tener un perro es como tener un hijo; mi mamá me lo repetía todo el tiempo, ella no quería ‘un chucho en la casa’… Costó que aceptara, pero lo llevé a casa y nuestra vida cambió. Yo sigo enamorada hasta hoy de mi pequeño “Toby” y mi mamá es la más consentidora, como una abuela…Todos lo quieren, todos lo saludan y cuando vamos a algún lado sin él, todos preguntan: ¿Cómo está Toby? ja, ja, ja… Es un perro amado, consentido y en este octubre cumple 7 años de vivir con nosotros”, indica Eunice.

“Georgina” me enseñó un nuevo amor

“Georgina” era una gatita que vivía en las calles de Chimaltenango. Tenía desnutrición, mastitis y estaba embarazada. Karla, al conocer su historia, le entristeció que existieran personas a quienes no les importan sus animales, así que decidió adoptarla y llevársela a casa. Lastimosamente, por el estado tan crítico de salud que presentaba y a pesar de los cuidados que Karla tuvo con ella, “Georgina” perdió a sus gatitos. Hoy, la minina es un animalito feliz, consentido y muy amado por su dueña. Es ejemplo de lucha y superación porque a pesar de las adversidades, logró recuperarse.

‘Georgina’, para mí, es un ser que ilumina mi vida. Ella me enseñó que el amor es compromiso y responsabilidad, y ella lo sabe agradecer porque es una gatita muy amorosa, más que cualquier gato que hubiera conocido”, explica Karla.

“Peluche” se convirtió en mi mejor amigo

Un día en el trabajo, a Jefry le tocó laborar una jornada de castración de perritos y gatos de la calle en Mixco, así que junto a un equipo de voluntarios recogieron la mayor cantidad de animalitos para bañarlos, operarlos y luego darlos en adopción. Fue ahí donde conoció a “Peluche”, que ya tenía ese nombre en una plaquita que le habían colocado los voluntarios. Desde que Jefry lo vio le pareció un amigo ideal, así que sin pensarlo ni consultarle a sus papás decidió adoptarlo. Al llevarlo a casa, su mamá casi lo saca junto con él, cuenta entre risas, pero un mes después y siguiendo con la típica historia, ahora su mamá lo quiere más que a nada.

Jefry y “Peluche” Foto: MuniMixco

Mi historia es la típica, donde tu mamá no quiere animales dentro de la casa porque dice que no le agradan, pero un día, sin decir nada y sin pensarlo tanto, decidí adoptar un perrito, un inquieto peludo parecido a un french gigante; lo llevé a mi casa y al verlo, a mi mamá casi le da un infarto, pero luego de un mes el perro pasó a ser el hijo número uno y el más amado por todos en la casa. Ahora no importa si no hay nadie en la vivienda, sabemos que él siempre estará allí para hacernos compañía, sin importar si estamos tristes, felices o frustrados, ya que su amor es tan incondicional como el de nosotros hacia él”, cuenta Álex.

¿Y a ti, cómo te ha cambiado la vida tu mascota?

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