“Mi vida antes de quedar embarazada estaba llena de cosas materiales y sueños de universitaria fuera de Guatemala. Estaba segura que tendría una familia y que cuando llegara el día estaría preparada para el reto, pero en ese momento no era mi prioridad”. Lucy López tenía tan solo 23 años cuando se enteró que sería mamá y su vida dio un giro inesperado, sintió que su mundo se derrumbaba y que no estaba lista para una noticia como esa. “Recuerdo que me hice la prueba en un baño público de un centro comercial, aterrorizada llamé a mi novio mientras manejaba a mi casa y entre llantos y caos en mi vida, no lograba entender todo lo que estaba pasando. Me gradué de la universidad sin saber que estaba embarazada para unos días después caer en cuenta que mi vida había cambiado para siempre”.
En ese momento, Lucy comenzó a reestructurar su vida y sus prioridades, estaba consciente que su familia pasaba a un primer plano y que era el momento de entregarse a su bebé. Pero la etapa más difícil fue contarle a sus padres lo que sucedía. “Lo recuerdo y vuelvo a sentir ese miedo inexplicable. Estábamos desayunando, decidí hacerlo rápido y en frío, le pedí a mi papá la sal y en ese momento dije Julio y yo vamos a tener un bebé. A mi mamá se le transformó el rostro en ese instante y la reacción de mi papá fue hacer un brindis. Lo peor del caso es que ninguno de los dos trabajábamos en ese momento y tampoco estaba entre nuestros planes casarnos, era una situación complicada pensar que mi bebé crecería en un hogar desintegrado”.
El embarazo de Lucy no tuvo complicaciones, tan solo algunas náuseas, pero su baja autoestima y su futuro nublado le invadían. Lo cierto es que fueron sentimientos que desaparecieron con el tiempo. “A la semana 16 sentí la primera patadita, a mis 4 meses de embarazo mi novio pudo al fin conseguir trabajo y empezaron a aumentar nuestros ahorros. En la semana 20 me enteré que tendría una niña, una hermosa princesa que pintaría mi mundo de colores. Poco a poco fue mejorando todo, decidimos ver el lado positivo porque al fin y al cabo era dar vida y era una bendición para nosotros”.
El parto de Lucy fue natural y desde que vio a Ariana se enamoró y pudo sentir sensaciones inimaginables. “Ella nació en un hogar con mucho amor, tanto Julio como yo nos entregamos por completo a ella y creció siendo una niña feliz. Yo trabajo desde que ella cumplió 6 meses y nunca me he detenido. Me encanta balancear mi vida de profesional y mamá y obviamente siempre hay sacrificios, pero sin duda ella es mi motor para despertarme todos los días y ser una mejor persona”. Hoy Lucy ya no se encuentra de la mano de Julio; sin embargo, ambos siguen siendo padres excepcionales para Ariana.
Es tanto lo que su hija inspiró su vida que decidió crear un blog para compartir sus experiencias, tips, frases, apoyo, empleos pero sobre todo generar un espacio de intercambio entre mamás que comparten el mismo sentimiento por sus hijos. “Working Mommy nació desde hace 3 años cuando yo buscaba motivar a las mamás a balancear sus vidas y que encontraran un grupo de apoyo, pero sobre todo que entendieran lo que yo sentía y siento ahora, ese corazón palpitando a mil cuando despierto y veo los ojos de mi hija, que son motivo suficiente para ir contra corriente y hacer todo para que ella esté bien y feliz. Me encanta el empoderamiento de la mujer y creo que esta plataforma existe para motivar a cada mamá a ser mejor”.
Hoy Lucy se ha convertido en una líder para más de 20 mil mamás en Guatemala bajo su lema: Ser luz.
