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Bolt tenía sarna, anemia, desnutrición, garrapatas y pulgas; su dueño irá a juicio por su muerte.




Nadie lo cuidaba, preferían sacarlo todo el día bajo el ardiente sol, sin agua que tomar y sin sombra.

Se llamaba “Bolt”. Era un perrito de 5 años de edad, una mascota que amarraban a la ventana con una gruesa cadena que servía para jalar carros. El sofocante sol de todos los días, en Retalhuleu, había agrietado su piel.

Estaba totalmente deshidratado, ya que ni siquiera una palangana con agua le ponían para que bebiera.

Si llovía, “Bolt” tenía que permanecer allí, bajo el agua, temblando de frío tras quedar todo mojado.




Sarna, anemia y desnutrición fue el diagnóstico del médico veterinario al momento del rescate. Al perro nadie le daba de comer en esa casa donde decían que eran los dueños; en realidad, nunca le brindaron amor.

“Bolt” pesaba 16 libras, muy poco para su altura y raza (pitbull).

La rescatista Gina Morataya acudió al llamado de emergencia de Marily Portillo, quien en su red social denunció que en la colonia Concepción, en Retalhuleu, se hallaba un perrito en pésimas condiciones y por ello suplicaba que alguien fuera a decomisarlo.




Morataya encontró al animal en las peores condiciones. Aparte de su cuadro clínico, estaba lleno de pulgas y garrapatas, y además no tenía pelo.

Se lo llevó y luego de cuatro largos meses de alimentarlo y curarlo, logró que se levantara porque ya no podía caminar bien.

Durante ese tiempo, “Bolt” respondió positivamente. Logró subir de peso a 36 libras, e incluso ya se había logrado que una familia residente en Estados Unidos lo adoptara. Pero sucedió lo inesperado.

 El sol, el hambre y el maltrato trajeron consecuencias para el perrito y resultó con un tumor, del cual ya no se pudo salvar. “Murió Bolt”, fue la llamada que alertó a Morataya.




Ella decidió que su muerte no se quedaría impune, por lo que inició un juicio en contra del exdueño de “Bolt”, por maltrato animal.

El próximo 28 de marzo, ambos se verán frente a un juez, quien decidirá qué sanción le impone al expropietario del perrito, por haberle dado una mala vida.

Pero mientras ese día llega, el acusado busca la manera de desprestigiar a la rescatista, señalándola de vender pornografía infantil, para que al momento de llegar el juicio sus calumnias sean tomadas en cuenta.

Pero Morataya no se rinde y pide que la apoyen para seguir pagándole a la abogada, quien lucha por justicia para “Bolt”.

La cuenta de ahorro donde la rescatista suele recibir ayuda es de Banrural, a nombre de Gina Morataya (No. 413-710-9166).

Anotación: En similares condiciones al perro que aparece en portada se encontraba “Bolt”, solo que no tenía pelo. La ilustración es con fines de apoyo para el texto.

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