Antonio, el afilador de cuchillos que paga su universidad imagen

Antonio no tenía trabajo, pero su padre le enseñó el oficio de darle filo a los cuchillos.

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Antonio es el hijo menor de una familia que ha vivido del día a día. Su papá no sabía hacer otra cosa que afilar cuchillos. Pareciera ser poco, pero era lo que le daba de comer a él y a sus hermanos. Su madre siempre lavó ajeno porque no tenía los estudios para poder desarrollarse profesionalmente, sin embargo, siempre buscó la manera de que sus hijos no pasarán hambre.

Cada uno, conforme sus posibilidades, se logró graduar en el instituto: uno es bachiller; el otro, perito contador y el último, como maestro. Antonio decidió estudiar bachillerato en computación.

Sin embargo, por las pocas oportunidades que hay en el país para salir adelante, no encontraba trabajo ni de mesero, ni de repartidor, ni en un banco, ni en un call center, menos en algo que tuviera que ver con computación.

Estaba desesperado, pues veía a diario cómo su madre salía desde temprano para hacer el oficio en casas ajenas.

Antonio decidió que tenía que buscar cuanto antes una fuente de ingresos, aunque no fuera la que él quería, pero tampoco se podía quedar sin ayudar en su casa. Entonces recordó un oficio que su padre, quien ya había muerto, le enseñó.

Afilar cuchillos era el trabajo que Antonio tendría que hacer. No había tomado en cuenta lo bien que le iba a ir, pues al principio le daba algo de pena porque no estaba acostumbrado a trabajar y menos en un oficio como ese.

Al principio se le dificultaba saber cuánto cobrar y cuánto tiempo iba a tardarse en afilar los cuchillos de algunas familias, que le llevaban hasta 10 cada vez que lo visitaban.

Con el paso de los días, Antonio se fue acostumbrando a darle filo a los cuchillos. Poco a poco se empezó a hacer fama y con el tiempo lo empezaron a visitar desde otras zonas, con el fin de darle utilidad a esos instrumentos que ya se guardaban en una gaveta desde tiempo atrás.

El emprendedor empezó a ver que le iba bien y que con el dinero que ganaba se iba a poder inscribir en la universidad. Meses después se hizo los exámenes para ingresar a la Usac, donde exitosamente logró entrar.

Él estaba sumamente emocionado porque podría pagar la matrícula anual, los libros, pasajes, y si le pedían algunos trabajos iba a poder tener los recursos para estudiar ingeniería electrónica.

Actualmente lleva el tercer año de universidad, lo cual no ha sido fácil, pero Antonio se esfuerza por no dejar clases y ayudar a su madre, para que ya no lave ajeno y tengan lo necesario para vivir.

Ahora, hasta cola se le hace a Antonio en su negocio, pues ya son muchas las personas que confían en su trabajo.

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