Antes de dejar este mundo, doña Nico quiere una foto con sus 1,400 hijos imagen

Eso de ser partera lo trae en la sangre. Desde los 23 años, se dedicó a traer niños al mundo, hoy tiene 85 y hasta hace unas semanas atrás atendió un parto más.

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Antes de dejar este mundo, doña Nico quiere una foto con sus 1,400 hijos

 







Son sus hijos, pero no de sangre, ella los sacó del vientre de sus madres.

Sí, es doña Nico y quisiera tomarse una foto con todos esos niños que vio nacer antes de morir.

Ella tiene 85 años de edad y ama su profesión de partera o comadrona.

Tanto así, que no para y el 28 de septiembre pasado atendió un parto.




Más de la mitad de los niños nacidos en ciudad Satélite, Mixco, han sido sacados del vientre materno por sus manos.

Nunca se le ha muerto un bebé y quizás hoy, el primer niño que trajo al mundo tenga más de 40 años de edad.

Y es que cada quien nace con un don.

El de ella hubiera sido de doctora, pero no tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad.

Doña Nico recuerda que cuando era pequeña, juntaba a las niñas de su pueblo con sus muñecas y jugaba a inyectarlas con las espinas de los árboles.







Comenzó a los 23 años de edad a traer niños al mundo en su pueblo Santa Rosa y después se vino a la ciudad.

Desde entonces ha asistido a las mujeres de las comunidades de alrededor o donde la llamen.

Aún sale de noche cuando le piden que vaya a atender a una mujer embarazada. “Camino por lugares sin luz, con mi maleta con mis instrumentos y mi ropa desechable”, cuenta doña Nico.

Ella es una mujer de la tercera edad que se ha preparado para hacer lo que le gusta.







Tiene sus certificados autorizados por el Ministerio de Salud y es enfermera graduada.

Incluso ha traído al mundo bebés gemelos y cuaches, como ella dice.

Y también ha hecho que niños que nacen sin oxígeno vuelvan a respirar al salir del vientre materno.

Cuando atiende un parto, doña Nico dice que le habla a sus pacientes, les cuenta hasta chistes para que no sientan tanto el dolor.




“Tanto niño que he traído al mundo y no tengo nada”, ríe, porque no le gusta cobrarles a las personas de escasos recursos.

Hasta ahora le pagan Q300 por atención. Cuando inició cobraba Q10, Q15 y Q20.

Pero soy feliz porque los miro como si fueran mis hijos porque yo los saqué del vientre, les saqué sus flemitas y limpié sus ojitos.

“Hasta hoy pongo inyecciones a los niños. Por eso, a veces, los papás los asustan con traerlos a mi casa si no hacen caso”, expresa doña Nico.




“En el bus hay niños que me ven y se ponen a llorar”, dice entre sonrisas.

Tiene 17 nietos y curiosamente no todos los trajo al mundo ella.

“Nada me haría más feliz que tomarme una foto con todos los patojos que han nacido en mis manos, con eso me conformo para llevarme un bonito recuerdo”, finaliza.

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