Cada rincón de su casa tiene un poco de su arte, un poco de naturaleza, un poco de luz y un poco de sombra, de silencios y de palabras, de ideas flotando en el aire. Alexey Marroquín, 25 años de transformar ideas en arte.
Tiene 44 años, le gusta el verano, el color azul y su número favorito es el 7. Inició en el mundo de las artes plásticas cuando tenía 20 años. “Mis primeros cuadros eran con mucha influencia arquitectónica, con líneas poco estilizadas y fuera de óleos y pinceles. Recuerdo que nadie entendía mi arte y decían que parecían maquetas de arquitecto porque eran hechos con materiales como aluminio, vidrio, entre otros artículos”, indica.
La influencia “arquitectónica” que los demás veían en su obra se debía a su papá, arquitecto de profesión, al igual que sus amigos Élmar Rojas, Juan José Rodríguez, Efraín Recinos y Carlos Mérida, a quien el papá de Alexey ayudó en la construcción del mural del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, elaborado con cristales italianos.
“Conforme fui asesorándome con mis mentores y recibiendo sus críticas de arte fue que empecé a darme cuenta de que estaba en una camisa de fuerza de la que tenía que salir, y así empecé a pensar más allá de lo que había hecho y que algo tan simple como una línea puede tener diversas formas de expresión. Así fui cambiando mi estilo”, añade.
Marroquín describe su arte como autodidacta y matérico: “Me gusta que los materiales se expresen por sí mismos, ya que los considero como la naturaleza”. Es decir que para Marroquín, un arte fuera de óleos y pinceles no puede repetirse, pero sí evolucionar. El arte plástico evoluciona. “Para mí, todo está creado, solo es cuestión de darle forma”, resalta el artista.
Su inspiración son las ideas frescas: “No me pongo a pensar si una línea irá bien o no, dejo que la mente inconsciente me lleve, que fluyan los elementos”. Los artistas en los que se inspiró son Efraín Recinos, Élmar Rojas, Cesar Izquierdo, Miró, Picasso, entre otros famosos.
Sus logros
Ha realizado varias exposiciones en Guatemala y también en Nueva York, Miami e Italia, de las que dice: “He ganado mucha experiencia para poder ayudar a otros artistas”. En 2003 se hizo acreedor al Premio Bronce Categoría Abstracta, en Fundación Rozas Botrán.
“El sueño que aún tengo por cumplir es la búsqueda de mi estilo y que este evolucione. A un artista con un estilo lo reconoces sin necesidad de leer la firma”, asegura.
Para él, el artista nace con algunas habilidades natas, pero si no las desarrolla puede perder su estilo. “La mayor parte para ser un artista depende de la disciplina y de la constancia en la práctica, porque si no puede llegar a perder ese talento que tiene”, explica Marroquín.
Huella Cósmica
Más de 30 obras de arte que muestran diferentes etapas de la carrera del artista son exhibidas en el lobby del Hotel Adriatika, ubicado en la zona 14. La exposición estará abierta hasta el 30 de junio próximo.