A 52 años de su lanzamiento, esta es quizá la composición musical más escuchada en Guatemala. Tal vez, como nosotros, jamás has comprado productos B&B, pero coincidimos en que Navidad no es Navidad sin este hit guatemalteco.
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Aquel dorado negocio
Con la radio ocurre un fenómeno interesante, o te imaginás la cara de esa voz que suena o, como nosotros, no podés ponerle rostro y por ello lo buscás para entrevistarlo. Por eso, cuando con el equipo de Relato nos reunimos con Romeo Rodríguez fue una sensación extraña. Después de mucho tiempo pusimos un rostro a ese anuncio que tiene tantas décadas en el imaginario colectivo guatemalteco.
Nos pasaron varias cosas. Una, que el sentido del humor de Romeo es bárbaro y además este recibe ayuda: con su esposa Sonia forman un equipo táctico de bromas admirable. Un terreno de nadie, de todos contra todos. Así, entre bromas, nos enteramos de que antes el negocio de los jingles era sumamente rentable, pues no habían muchos estudios que se dedicaran a ello. Estamos hablando de los años 60 y, además, músicos y locutores que quisieran dedicarse a ello sobraban; o como Romeo recuerda… hacían cola.
“Se imaginan”, dice, “el quetzal estaba un centavo más caro que el dólar”. Aun así, pese a la economía relativamente estable, recuerda que hay un vicio que en el mercado de la comunicación se mantiene, ese de que no pagan, o “no pagaban porque no alcanzaba”. Pero no todo era así. Recuerda que se podía sacar buen dinero dedicándose a ello. Sin embargo lo abandonaron para dedicarse a su carrera musical.
Ahora son Romeo y Sonia Amilsa, un dueto que produce su propia música. En YouTube se encuentra colgada parte de su música de alabanza, y cuentan que han explorado los escenarios guatemaltecos del interior del país.
Acerca de la Navidad, uno podría pensar que Romeo es un fan de la época, pero no. Es más, ni siquiera le pone atención. “No le pongo coco a la Navidad. Tampoco me detengo mucho en los comerciales, ni en la música. Hoy escuché una que recuerdo de cuando tenía 9 años, de hace poquito. Hasta ahora que la oigo me doy cuenta de que el tiempo ha pasado. Yo me mantengo joven”.
Si le hubieran dado un centavo por cada vez que la canción sonó en la radio, “Ya fuera millonario, tendría un platal horrible”, y Sonia, su esposa, lo apoya. Ese es el momento en el que Romeo deja ir el comentario sin anestesia: “Si está en su poder recogerme esos centavos…. y bueno, aparte de que se devaluó la moneda”.
Capas Ciclón y otros éxitos
Aunque acudimos a él por el jingle de B&B, nos enteramos además de que puso su voz a otros anuncios que aún permanecen en la memoria: el de Capas Ciclón, uno de los primeros de MacDonald’s, Saluvita, Honda y Aviateca, entre muchos otros.
No pudimos resistir y le pedimos que nos identificara en qué parte del jingle participaba. Luego de oprimir play, suena: “Mayonesa, salsa inglesa… buen vinagre… muy sabroso”, –Ahí estoy con él [Arístides Paz] atrás, contando las voces, estoy detrás para guiarlo–, “tenga usted feliz Navidad, que la paz reine en su hogar”, –ahí es donde yo me identifico.
En su opinión, nadie logró ver cuánto iba a trascender el anuncio. Después de 52 años fue una inversión bastante acertada, en nuestra opinión. Romeo recuerda: “¿Quién logró ver que esto iba trascender? Pues nadie imaginó que tanto tiempo. Sí pensamos que duraría unos tres años. No más”.
Acerca del proceso creativo de la época, menciona que se acostumbraba tomar una canción X y agregarle una melodía extra, como quien dice, le ponían un tacuche a la canción para luego fabricar el anuncio. En ese tiempo no había demandas, menciona. Y luego dice una verdad rotunda respecto del anuncio de B&B: “Fue rápida la producción, salió en un día. Fue un pago único, así era, no daban regalías, y si habían, alguien se las clavaba”, responde en son de broma.
Así recuerda una carrera a la que entró muy joven, con 15 años y su guitarra –la que aprendió a tocar gracias a las enseñanzas de su madre. Se dedicó a la música, una pasión que casi ve truncada luego de que su padre lo enviara a Estados Unidos. “Fue en una época en la que los aviones de cuatro hélices iban vacíos y tipujaban de guaro a la gente para que no sintiera”. Finalmente expresa: “Fui a estudiar zoología, incluso aprendí taxidermia y traté algunos animales… y más animal yo por hacer algo que no quería”, dice mientras cierra la entrevista con una carcajada.