Retos de emprender cuando tus socios también son tus hermanos imagen

Sophia, Marlon y Leonardo son tres hermanos que pidieron a Dios que el negocio que estaban a punto de iniciar fuera exitoso y así fue. Esta es su historia.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Sophia junto a sus hermanos Marlon y Leonardo realizaban deporte desde muy pequeños pues sus padres siempre les inculcaron la importancia de llevar una vida saludable. Su pasión por realizar el ejercicio se transformó poco a poco en un sueño que se hizo realidad.

Queríamos poner un gimnasio. En las comidas familiares siempre se hablaba pero nos dábamos cuenta que con los estudios, el trabajo y la familia resultaba imposible encontrar el tiempo para hacer un plan de negocio real. Así que fuimos poniendo nuestro sueño de lado y nos dedicamos a la vida real”, comenta Sophia, la menor de los hermanos.

Sin embargo, Marlon, el mayor, no pudo dejar ir el sueño que juntos se habían propuesto. Así que, investigó sobre las nuevas tendencias deportivas y se encontró con entrenamientos militares que no requerían de máquinas. Esto era un alivio para Marlon y sus hermanos, ya que la inversión que implicaba un gimnasio tradicional (con máquinas) estaba por encima de sus posibilidades económicas.

Marlon les presentó la idea a sus hermanos y todos coincidieron en retomar la idea. Así que el mayor de los hermanos junto a su esposa abonaron el capital para hacer posible su sueño de poner un gimnasio. 



Sofía, Marlon y Leonardo fundadores de CrossFit SprinCity7

Así que los tres investigaron un poco más sobre este deporte conocido hoy como “crossfit”. Este tipo de entrenamiento inició en Estados Unidos en el 2007 y se basa en entrenamientos que se realizan con el peso del propio cuerpo. Después de investigar, la familia completa se inscribió en uno de los gimnasios de esta disciplina que empezaban a existir en Guatemala. Descubrieron que era un deporte que exigía compromiso y les unió como familia pues se animaban unos a otros.

Finalmente tomaron la decisión de emprender un gimnasio de crossfit. Así que Leonardo y Sophia ahorraron para pagar su viaje a Estados Unidos y poder certificarse como entrenadores. Ambos hermanos aprobaron la certificación, regresaron a Guatemala y empezaron las gestiones para hacer realidad su sueño.

Sophia comenta que lo más importante en este proceso fue entregarle ese sueño que ellos tenían como hermanos a Dios. Las oraciones en todo este proceso de emprender fue clave para el éxito que Marlon, Leonardo y Sophia consiguieron. 

Además descubrieron que muchos “crossfiteros” en el país son cristianos, esto hizo que los hermanos quisieran aún más dedicarse a esto, ya que, tenían claro que servir a Dios estaba entre sus prioridades.

Spring City 7, nombre del gimnasio que fundaron, incorporó en sus políticas como empresa agradecer a Dios. 



Equipo de SpringCity7 orando.

De manera que, se oraba con el STAFF, una vez al mes para que el gimnasio tuviera cada vez más clientes y poder crecer como empresa para dar trabajo a quienes lo necesiten. “Dios ha sido bueno con nosotros”, dice Sofía y explica que poco a poco el primer gimnasio fue levantándose y cada vez los clientes fueron más. El éxito fue tanto que un segundo Spring City “once” (por la zona en la que se ubica: Majadas Once) se fundó.




Estos hermanos aseguran que el éxito que han tenido se debe no solo haberlo entregado a Dios, sino además, que como usuarios de los gimnasios en el país saben la importancia de ofrecer instalaciones limpias, un buen servicio y sobre todo respeto en el trato a los clientes. 

A estos hermanos algo que siempre les inquietó es que los gimnasios les obligaran a pagar paquetes de varios meses. Sophia comenta que en Spring City puede pagarse mensualmente y no se castiga con los precios pues no buscan el dinero de la gente, lo que se quiere es ayudarles a llevar una vida más saludable.




Trabajar entre hermanos es difícil, asegura Sophia. 

En un negocio los problemas son inevitables y si dejamos que nos afecten la relación que tenemos como familia todo empieza a ir mal. Emprender es difícil pero, hacerlo entre familia puede serlo aún más. Es importante aprender a separar lo laboral de lo personal y sobre todo saber qué “peleas” son las que valen la pena tener y cuáles se pueden arreglar cediendo. 

Y claro, gran parte de funcionar como hermanos y socios es entender que lo que hacemos es por amor a servir a la gente, al deporte y nunca al dinero.




Sophia, sus hermanos y su cuñada han aprendido tres grandes lecciones para emprender y las comparten con nosotros:

1. Es importante soñar en grande y permitirse descubrir en nuestra imaginación las ideas más innovadoras.

2. Pero, es vital que seamos capaces de aterrizar estas ideas a la realidad y saber cuáles son económicamente viables.

3. Y finalmente, emprender no debería tratarse de querer hacer dinero, sino de servir a la gente. Estos hermanos han entendido que si las personas se sienten identificados con los valores de una corporación, el dinero es la menor de las preocupaciones, pues la gente se siente animada y motivada a invertirlo en algo que realmente valoran. 

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