“Les costamos Q47 millones a nuestros compatriotas y ni siquiera fuimos a votar; pero bueno, igual mandamos más dinero que eso”. Así es como muchos de los migrantes guatemaltecos, que viven en Estados Unidos, razonan su escasa participación en los pasados comicios generales.
Las estimaciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE), dan cuenta de que para implementar el voto en el extranjero se debieron invertir cerca de Q47 millones. Con estos fondos se habilitó el empadronamiento y los centros de votación para lo que muchos creían sería “una abrumadora participación en los Estados Unidos”.
Sin embargo, los 734 sufragios registrados son el resultado de una mezcla de confusión, miedo, falta de información y dinero. De acuerdo con algunos migrantes consultados, el TSE no logró informar la mecánica necesaria para votar y los pasos que se debían seguir.
Nosotros, acá en Louisville, nos enteramos de que podríamos votar porque leemos los medios de comunicación en línea; si no, ni de chiste no damos por enterados”. – Luis de León
Dinero, tiempo y la Migra
Para implementar el voto en el extranjero, el TSE dispuso de un sistema para el empadronamiento en línea, mismo que para muchos no era amigable y su tiempo de descarga fue muy lento. “Yo traté como cuatro veces y luego me aburrí y lo dejé en paz”, recuerda Marilyn Pineda, de Lexington MO.
Luego de que se supo sobre los lugares donde los afortunados empadronados podrían ir a emitir su voto, llegó la segunda decepción. Houston, Los Ángeles, New York y Maryland, no eran sitios a los que habitantes de estados como Kentucky pudiesen acceder fácilmente. Los altos costos de viajar en avión o el tiempo que toma llegar en vehículo, fueron otro disuasivo para los migrantes.
A mí me toma una semana y media ir a Los Ángeles, en carro, o hasta siete horas a New York, y si lo hago por avión puede costarme hasta US$400 ir a California, no se diga el pago de hotel, solo por ir a votar”. – Luis de León.
Finalmente, la desconfianza chapina, “esa que siempre llevas a donde quiera que vayas”, asegura Rubén Juárez, de Ft. Lauderdale, jugó un papel fundamental. Muchos de los potenciales votantes no estuvieron dispuestos a jugársela y prefirieron no sufragar, para evitar cualquier encuentro con las patrullas de migración.
No nos adaptamos aquí, pero no queremos que nos regresen allá; ir a votar para que lo agarren a uno, no vale la pena”. – Mariela, de Atlanta GA.
Para los residentes del estado de Kentucky, la participación de los guatemaltecos en Estados Unidos fue sobredimensionada por la prensa chapina. Pues, si bien es cierto que el TSE estimó que más de 62 mil personas estaban aptas para votar, no se tomaron en cuenta las variables de distancia, dinero y el miedo.
Habrá que esperar hasta la segunda vuelta para saber si sobre nuestros connacionales pesa el gasto de Q64 mil 32 en el que debimos incurrir por cada uno de los 734 votos que se registraron en Estados Unidos, o si el tiempo de viaje a los centros de votación, el alto costo de trasladarse y el miedo a la migra los frenan de nuevo en sus intenciones electorales.