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Su carrera política fue tan procelosa como la vida de su famosa abuela, aunque un poco más corta. Y de ella heredó el apellido por mera casualidad, pues el Foppa, según la ley, no debería figurar como su segunda designación. Hoy por hoy, su efímera aparición en la escena política lo dejó en el arranque y como él bien lo ha dicho: “NO estaremos en la boleta este 16/6”.

La muerte de su padre supuso un golpe duro para él, pero resultó en una bendición para su carrera política, pues le dio un gancho con el pasado. Su madre, Silvia, era hija de la famosa escritora y militante de la organización revolucionaria FAR, Alaide Foppa. Como sucedió con muchos niños del conflicto armado interno, Juan no fue reconocido por su padre y su inscripción legal ocurrió hasta que este tenía 13 años. “Fue con los apellidos de mi mamá, por eso llevo el Foppa”, indica.

Irónicamente, el apellido Foppa es reconocido por sus nexos con grupos guerrilleros, pero la historia familiar da cuenta de una vida como la de cualquier “criollo”. Estirpe de alcurnia y de la cual sus miembros recibieron la mejor educación que el dinero podía comprar, los Foppa viajaron por el mundo y conocieron.

“Mi abuela era hija de finqueros, al igual que mi abuelo; ellos vivieron la efervescencia de la revolución de octubre”. – Juan Solórzano

Y es de esta vida acomodada que muchos de los miembros del linaje Foppa dan un giro de 180 grados y se unen al pensamiento “izquierdista”, ideología que ha caracterizado el proceder de Juan Francisco a lo largo de su vida.

“Me considero socialdemócrata. Creo en defender el Estado de derecho. Un Estado fuerte para tener la fuerza coercitiva y mantener el orden social. Creo en un estado de bienestar, en beneficio de la población”. – Juan Solórzano

Solórzano Foppa llegó al Ministerio Público de la mano de Claudia Paz y Paz, la exfiscal general que sin éxito abogó porque se reconociera que en Guatemala hubo genocidio. Allí se desempeñó como jefe de la Unidad de Métodos especiales y de Delitos contra la Vida, donde algunas de sus atribuciones comprendían investigaciones por medio de escuchas telefónicas y espionaje.

“Llegué allí por mis méritos. Claudia Paz y Paz me llevó”. – Juan Solórzano

Para sus detractores, luego de adiestrarse en el MP, en 2016 es nombrado como intendente de la SAT, como parte de una estrategia coordinada del comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, y la exfiscal general, Thelma Aldana. Una que buscaba facilitar la persecución sistemática de empresarios y fortalecer la estrategia ideológica que luego usaría Aldana para, fallidamente, pretender la presidencia.

Y es durante su gestión al frente de la SAT que el camino de Solórzano Foppa comienza a entorpecerse, por lo que según él fue “hacer lo que debía y nada fuera de la ley”.

“Tengo la capacidad demostrada de haber manejado gran cantidad de fondos públicos y hay resultados comprobados de conocer la administración pública. He sido servidor público toda mi vida y he encontrado que sirviendo a los demás encuentro satisfacción personal”. – Juan Solórzano

De la SAT a MI BARRIO

Luego de su salida de la SAT, Solórzano puso su mira en la alcaldía metropolitana. Para ello trabajó en la formación del comité cívico MI BARRIO, del cual él es secretario general. Este sería el vehículo para hacerse del Palacio de la Loba y quitárselo a la familia Arzú; y su labor como bombero municipal, el vínculo con las personas y los votantes.

“Allí, uno se da cuenta de la forma en que viven. Esto me ha mantenido con la realidad de los habitantes, los bomberos me han permitido estar en contacto con su realidad”. – Juan Solórzano

Pero la creación de la gerencia de investigación fiscal, un apéndice de la SAT, para investigar la evasión y defraudación tributaria generó todo el problema para Solórzano y MI BARRIO. “La denuncia que me presentaron fue por la gerencia y no publicarla en el diario oficial, pero no había obligación de hacerlo”, resalta. Según Solórzano, esta era una creación interna, con puestos y salarios de personas que ya trabajaban al interno de la SAT, no era nada nuevo. “Desde 1998, la SAT tiene la facultad de investigación y por eso me denunciaron”, explica.

“Mire, si a Al Capone no lo agarraron por nada más que por evasión fiscal, créame que nosotros estamos atrasados en temas de investigación fiscal”. – Juan Solórzano

Solórzano también se dio a la fama por visibilizar un contrato que la viuda del exalcalde Álvaro Arzú tenía en la municipalidad, así como una denuncia que recibió de una periodista por femicidio y violencia contra la mujer. Por esta última, fue arraigado y debió ventilar el proceso en tribunales.

Lo cierto del caso, estrategia o no, una cosa es cierta: mientras su otrora amigo Iván, desde El Salvador hace lo que puede por rescatar a su CICIG, Thelma busca asilo político en Estados Unidos y así evita enfrentar a la justicia en Guatemala, a Juan Solórzano y MI BARRIO no hubo poder que los pusiera en la papeleta electoral. 

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