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“Me empadroné en 2011, pero no sé para qué porque siempre he sentido un rechazo hacia la política”, cuenta Julio Enríquez, quien vive en Villa Canales y nunca se ha acercado a un centro de votación en los últimos ocho años.

Como Enríquez, muchos guatemaltecos nunca han votado por un presidente, alcalde o diputados, a pesar de estar empadronados. Tampoco participaron en la Consulta Popular de 2018.

“En 2015, me empadroné porque pensé que era algo obligatorio, pero si no, nunca lo hubiera hecho”, comenta Daniela Rodríguez, quien vive en ciudad de Guatemala.

Rodríguez cuenta que toda su familia sí vota y ya saben por qué candidato a la presidencia lo harán nuevamente. Sin embargo, ella lleva dos elecciones sin elegir a un candidato.

Otros no están empadronados, por lo que no pueden emitir sufragio. “Vivo en carretera a El Salvador y para hacerlo, tenía que bajar a la ciudad. Si no pienso votar, ¿para qué empadronarme?”, menciona Daniel Valdez, quien lleva tres elecciones sin votar por convicción.

El empadronamiento es la inscripción de los ciudadanos en el padrón electoral. Es un requisito indispensable para emitir sufragio en elecciones y consultas populares.

Apatía y decepción

La apatía es la razón principal por la que muchos guatemaltecos no piensan votar el próximo 16 de junio. Los entrevistados citan la poca credibilidad del proceso electoral, así como candidatos que no cumplen con requisitos o expectativas del votante.

“Solo he visto políticos vinculados con el narcotráfico, acusados de corrupción y partidos políticos sin ideología, que cada cuatro años aparecen con una nueva cara en las vallas”, resalta Valdez.

“La política está llena de corruptos. Ningún candidato cumplió mis expectativas y no considero que sean capaces de sacarnos de este abismo. Yo no soy de los que votan por el menos peor o por castigo”, asegura Enríquez.

“Siempre he soñado con una mujer presidente, pero las candidatas y funcionarias que tenemos son una decepción, pues han puesto en mal el papel de la mujer en la política”, refiere Rodríguez.

El futuro está en manos de pocos

La población en Guatemala en 2017 era de 16.9 millones de personas, según estimaciones del Banco Mundial.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) reportó al cierre del período de empadronamiento, con un total de 8 millones 149 mil 793 ciudadanos inscritos para participar en el proceso electoral de 2019.

De ellos, 3 millones 763 mil 284 son hombres y 4 millones 386 mil 509 son mujeres. La mayor cantidad de empadronados, 1 millón 200 mil 202, tienen entre 18 y 25 años

El departamento de Guatemala cuenta con la cifra más alta de inscritos, con 1 millón 874 mil 699 ciudadanos, según el TSE.

Abstencionismo mortal

Muchos jóvenes, como Julio, Daniela y Daniel, nunca en su vida han votado, por distintas razones. Desde tempranas horas, algunos centros de votación no reciben gran afluencia de personas.

En las elecciones de 2015, el actual presidente Jimmy Morales se convirtió en el candidato más votado del siglo, con 2 millones 750 mil 847 sufragios, el 67.44 por ciento del total.

A pesar de ello, el 44 por ciento de los empadronados, unos 3.3 millones, no acudió a las urnas en la primera vuelta. El TSE reporta que las segundas vueltas presentan más del 40 por ciento de abstencionismo.

“El abstencionismo es tan alto, que quien llega al poder lo hace gracias a unos pocos, menos de la población total del país. Aun así, las consecuencias las sufrimos todos”, afirma Enríquez.

A pesar de la campaña de empadronamiento, aún existe una brecha de ciudadanos que no conocen sobre el proceso o no confían en él.

“De nada sirve votar. Ya el presidente está elegido por poderes oscuros, el TSE no hace su trabajo y el ciclo se repite cada cuatro años”, explica Valdez.

Este domingo, un proceso electoral atípico e incierto llega a su primera etapa final. Aunque muchos no saben por quién votar, otros ya están seguros de que no mancharán su dedo por un candidato.

“Hemos llegado a una posición en donde ya no confiamos en el gobierno ni en las instituciones, para nada. Cada quien, que se salve como pueda; trabaje y dedíquese a su familia, en lugar de poner las manos al fuego por un político”, argumenta Valdez.

Dos millones 338 mil 966 jóvenes tienen en sus manos el poder de definir el futuro del país, por medio de su voto.

Fotos: udgtv.com, El Político, El País 502, Sala de Prensa Mormona.

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