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Me llamo David, tengo 42 años, 5 hijos y ¡ya no puedo más!

Trabajo como mesero en un restaurante ubicado dentro de un centro comercial. Mi jefe lo cerró desde el 15 de marzo y durante la siguiente semana me suspendió, junto a los otros 4 compañeros. Antes del cierre, yo promediaba Q6,000 con propinas. Gracias a Dios vivo en una casa propia que heredé de mi abuela y que queda en Villa Canales. Nuestra casa tiene dos habitaciones, un baño, cocina y pila. La parada del bus me queda a 5 cuadras de casa, pero hace 76 días que no hay transporte público, por lo que viajar a la capital resulta caro y complicado. Mi patrono dice que inscribió nuestra suspensión en el Ministerio de Trabajo desde el 28 de abril, pero, hasta el día de hoy nadie me ha avisado del subsidio que dicen algunos conocidos en la aldea, que les ha comunicado el CHN. 

Mi hijo mayor tiene 10 años y la menor va a cumplir 1, en julio. Hace tres semanas, se terminaron los ahorros que teníamos en Banrural y ayer le dijeron a mi esposa que ya no nos darían crédito en la abarrotería de la esquina. No hemos podido pagar la luz desde marzo, pero dicen que la empresa eléctrica no podría cortárnosla. Mi teléfono no lo he recargado desde abril, por lo que ya no puedo sacar llamadas ni mandar mensajes. Me he estado comunicando semanalmente con mi jefe a través de un teléfono monedero que queda cerca de la iglesia y él ha prometido llamarme a mi teléfono cuando me vuelva a necesitar. Semanalmente, nos gastamos Q50 en la Despensa de Villa Canales. Estoy muy angustiado porque no sé qué voy a hacer.

Durante estos 76 días, he lavado carros, pinté una casa, he ofrecido mis servicios como guardián (sin éxito), como ayudante en un Pollo Pinulito y conseguí trabajar 3 veces como cargador en la terminal. El taxi compartido me cobra Q20 por llevarme a la terminal y Q20 por regresarme a Villa Canales. Me gasto Q12 en comer con lo que los Q75 diarios que me pagan como cargador, se convierten en Q33. Lamentablemente, el encargado del depósito de sal donde trabajé me dice que las ventas han bajado mucho y que ya no me necesitan. Mis dos hijos mayores han salido a la carretera con banderas blancas 5 veces y han logrado traer a casa Q13 en promedio cada día y la última vez un paquete de Incaparina y una libra de frijol. Mi esposa no puede acompañarlos porque tenemos 3 chiquitos que no pueden quedarse solos en la casa. Nuestras expectativas no son nada alentadoras. Dolores, mi esposa, es una mujer consciente que cocina sabroso, aprovechando hasta el último recurso. Siempre agranda las salsitas y hace que el caldo alcance para todos. Dolores hace magia con el Protemás y milagrosamente sus verduras siempre les gustan a los niños. 

Estoy consciente del riesgo que representa esta epidemia. Dicen que 3 personas han muerto en Villa Canales y sé que los hospitales nacionales no se dan abasto. Dicen que el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) tendría que atender a 3 de mis hijos (por su edad) o a mi esposa, en caso se enfermaran. Pero, un compañero me contó el mes pasado, que no quisieron hacerle la prueba de COVID-19 en el seguro social, a pesar de que, según él, tenía todos los síntomas. El domingo pasado escuchamos al presidente decir que más de un millón de personas han recibido el subsidio familiar. Y que, si nos portábamos bien, empezaría a comunicar los planes de reapertura esta semana. Yo quisiera decirle al Señor Presidente, que en esta aldea, nadie ha recibido ayuda. El subsidio a trabajadores suspendidos a mí no me ha llegado. Y mi situación y la de mi familia son desesperadas. No soy un hombre holgazán y siempre me enorgullezco de poder madrugar y trabajar hasta tarde. Pero, simplemente no he encontrado ninguna oportunidad para poder ganar dinero y sostener a mi familia.

Necesito trabajar, soy un buen mesero y siempre recibo elogios de los clientes y de mi patrón. En propinas siempre me iba mejor que a mis compañeros y nunca me costó trabajar 10 horas diarias y regresar tarde a casa por la satisfacción que me daba proveer a mi familia y pensar que podría procurar para mis hijos un mejor futuro. Hoy, lo único que me queda es mi fe, porque si el gobierno no permite reabrir restaurantes y centros comerciales la próxima semana, mis hijos y mi esposa sufrirán hambre. ¿Qué puedo hacer?

David es uno de más de 2 millones de guatemaltecos que, teniendo un empleo formal, complementan sus ingresos (salario mínimo) para poder soportar a su familia. Como a cientos de empresarios, el patrón de David no ha podido completar satisfactoriamente los requisitos del Ministerio de Trabajo para que sus trabajadores puedan optar al subsidio de Q75 diarios. El patrón de David no pudo pagar la renta parcial en mayo porque no tiene forma de vender a domicilio y no ha tenido ingresos en 76 días. Él teme que el centro comercial lo eche de su local y que no pueda recontratar a sus 5 empleados, aun cuando se levanten las restricciones. Como tantas personas lo han dicho, el COVID-19 es una pandemia que presenta serios riesgos para la población y que pone a prueba el sistema de salud de todos los países en el mundo.

Al 1 de junio, 112 guatemaltecos habían “oficialmente” perdido su vida por causa de este virus. Sin embargo, las consecuencias económicas de las restricciones que el gobierno de Guatemala impuso desde el 15 de marzo y que 76 días después se han endurecido, han afectado a millones de guatemaltecos y ya están causando hambre (desnutrición), suicidios, violencia intrafamiliar, criminalidad y desesperanza; todas consecuencias MUCHO MÁS DRÁSTICAS que las 112 muertes a la fecha. Tras endeudar al país por Q27 mil millones los apoyos destinados a los trabajadores de la economía informal y a los trabajadores de la economía privada no han alcanzado a suficientes personas y Guatemala, igual que David, enfrenta una situación desesperada. No, no es desidia, ni desobediencia, no todos podemos #QuedarnosEnCasa y esta es la realidad de un país que no cuenta con el sistema para sostenernos #EnCasa.

¿Abrimos y nos arriesgamos a contagiarnos de COVID-19? O ¿nos mantienen encerrados y enfrentamos la certeza de un futuro negro y desesperanzado para nuestra gente?

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