¿Ya encontraste a tu cómplice? -Blog: El vuelo del colibrí imagen

A veces, lo que necesitamos para salir de la zona de confort es encontrar a un compañero incondicional, a un amigo que nos permita ser auténticos. ¿Ya encontraste a tu cómplice?

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Desde que leí sobre Rayuela en el blog de María Libertad, sentí ganas de escaparme de la rutina para visitar ese espacio y pasar unas horas rodeada de creatividad. Anoté “ir a Rayuela” en mi lista de pendientes e intenté ir un par de veces, pero no logré concretar mi plan por el tráfico excesivo de un día, o por la reunión de trabajo de otro. El tiempo pasó y mi deseo se quedó en el olvido.

No era la primera vez que un plan que había surgido con curiosidad y entusiasmo se diluía entre el trabajo y la falta de tiempo. Muchas veces al escuchar comentarios de algún restaurante he pensado ”quiero ir”, o al ver un anuncio de una obra de teatro he afirmado “qué interesante”, pero por comodidad o por no asignarle prioridad, he dejado esos planes en el tintero y los he olvidado… hasta que la noticia del “cierre del restaurante” o de la “última puesta en escena de la obra de teatro”, los ha traído de nuevo a mi memoria.

¿Cuántas veces tenemos ganas de hacer algo diferente y no lo hacemos?

 ¿Por qué olvidamos sueños que podríamos realizar? 

¿Por qué nos cuesta salir de la zona de confort?

Al conversar sobre estas preguntas con las mujeres en mis talleres de creatividad, he concluido que muchas veces lo que nos hace falta para concretar esos planes, es un cómplice. A veces para salir de la zona de confort necesitamos un compañero,  un alero que nos “haga ganas” en una actividad que puede salir bien o puede salir mal; un amigo incondicional que nos acompañe porque disfruta de nuestra compañía y a quien no le importe el resultado final.

La psicoanalista junguiana, doctora Clarissa Pinkola Estés, en su libro “Mujeres que corren con lobos” compara a la mujer con un lobo y habla de la importancia que tiene para una mujer el encontrar a su “manada”, ese “clan” al cual puede pertenecer. Pinkola dice que la creatividad de una mujer se expande al encontrar a un grupo de personas con las que puede ser auténtica y sentirse verdaderamente libre.

“Si no eres libre de ser quien eres, no eres libre”   

Para mí, encontrar a la manada es encontrar “cómplices”, encontrar amigos y amigas que me acepten como soy, que me quieran en las buenas y en las malas, que me dejen ser “totalmente yo” y que saquen lo mejor de mí.

Hoy revisé mis contactos. Y me siento infinitamente agradecida porque tengo muchas amigas que han sido cómplices de mis ocurrencias, de mis viajes, de mis planes y de mis sueños. Doy gracias a Dios por esa manada, por esas hermanas del alma que me han acompañado y que siguen caminando conmigo en este viaje.  

¿Y tú, ya encontraste a tu cómplice? 

 ¿Tienes un compañero de viaje, 

que camine contigo en las buenas y en las malas? 

 Si lo tienes, llámalo hoy, agradécele y cultiva esa amistad que vale oro. Si aun no lo has encontrado, búscalo, atrévete.  Pinkola dice “el que no aúlla, no encuentra a su manada”, así que aúlla, llama, pregunta.   Te aseguro que en algún lugar está tu manada,  esos compañeros de viaje  que te esperan con los brazos abiertos para ser cómplices de tus sueños.

Gracias a mis amigas, las del colegio, las de la “U”, las de la vida, por el camino recorrido.  Gracias a mi cómplice incondicional, por una mañana de planes y de sueños (hoy en Rayuela).




Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte